Gestión Ética de Colonias Felinas
Más allá del CER, la Gestión Integral de las Colonias Felinas.
La aplicación del C.E.R. (Captura, Esterilización y Retorno al punto de origen) como método de control poblacional de gatos ferales (también llamados comunitarios, de vida libre o callejeros), es solo una parte, aunque imprescindible en la gestión de colonias felinas.
La gestión integral de colonias felinas exige de una planificación y un plan de gestión integral que atienda a sus urgencias y consultas veterinarias, a su mantenimiento a través de la desparasitación, a la posibilidad de refugiarse de las inclemencias y una serie de cuestiones que hacen que la esterilización, aún siendo fundamental, no sea lo único en lo que se intervenga y que tiene que ver con las cinco libertades del bienestar animal.
La gestión integral y ética de colonias felinas abarca todo el proceso de cuidado, formación y concienciación en torno a los gatos de vida libre de colonias felinas.
Por otro lado, también son de especial protección las personas que de manera voluntaria (organizada en asociaciones o individualmente) han estado y siguen cuidando de ellos cuando las administraciones no lo hacían; siempre y cuando estas personas sean debidamente autorizadas y censadas, junto con las colonias registradas en donde intervienen.
Lo cierto es que un Ayuntamiento cuidador de sus vecinos (también de los gatos) será tomado como ejemplo, frente aquellos que siguen usando los viejos métodos, ineficaces y que despilfarran el dinero público al capturar y posteriormente trasladar a un zoosanitario donde mueren por estrés al estar encerrados en jaulas, o bien sacrificados para dejar lugar a otra remesa de gatos capturados, nunca finalizando este ciclo. Donde se sacrifica una colonia en poco tiempo volverá a formarse otra: el efecto vacío.
Nuestros paveros felinos.
Pertenecen a la misma especie que el gato de casa "Felis Catus", es decir, son gatos domésticos.
Su presencia en la calle responde a un motivo (y origen) claro: el abandono por parte de una persona, lo que deriva en su presencia y en algunos casos, en su reproducción incontrolada (los que no mueren en las calles). La vida del gato callejero se reduce a tres o cinco años en el mejor de los casos; normalmente la muerte se produce nada más nacer, cuando son cachorros y en su juventud.
Aún siendo también gatos domésticos (felis catus), el hecho de vivir en la calle deviene en diferentes grados de socialización en su comportamiento frente al ser humano, y aunque los necesitan cerca para su subsistencia (puntos de comida como cubos de basura, agua cercana, alguna alimentación) algunos gatos ferales NO PUEDEN VIVIR en un hogar o EN UNA JAULA EN UN ZOOSANITARIO, así pues, su hogar es LA CALLE.
La mayoría de los GATOS FERALES NO SON ADOPTABLES.
Es responsabilidad de los ayuntamientos su protección y cuidado, como cualquier animal abandonado en su municipio.
¿Por qué respetarlos? La ley los protege.
Los gatos de colonias felinas son animales de compañía que viven en libertad y existe amplia legislación y declaraciones institucionales que les protegen, desde el ámbito europeo hasta el local.
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