Para poder iniciar nuestra travesía a través del cuerpo humano, debemos orientarnos antes.
De esta forma, vamos a utilizar una terminología especial para poder referirnos a la situación de distintos elementos y poder relacionarlos entre sí sin tanta confusión. Necesitamos identificar las diferentes direcciones en las que nos vamos a desplazar:
Superior o craneal: se dirige hacia arriba (hacia el cráneo).
Inferior o caudal: se dirige hacia abajo (hacia la "cola").
Anterior o ventral: se dirige a la porción delantera del cuerpo.
Posterior o dorsal: se dirige a la porción trasera del cuerpo.
Medial o interno: se dirige hacia la línea media.
Lateral o externo: se aleja de la línea media.
Proximal: es cercano al cuerpo.
Distal: es lejano al cuerpo.
Definimos la línea media como aquella línea que pasaría justo por el centro de nuestra cuerpo de arriba a abajo y que es equidistante a cada lado. Ahora, con nuestro objetivo claro y un poquito de vocabulario, vamos a dividir al cuerpo en secciones, usando planos.
Plano sagital: es aquel que divide el cuerpo en dos mitades, una derecha y otra izquierda, aparentemente simétricas.
Plano frontal o coronal: es aquel que divide el cuerpo en dos mitades, una anterior y otra posterior.
Plano axial o trasversal: es aquel que divide el cuerpo en dos mitades, una superior y otra inferior.
Una vez conocemos estos planos, podemos hablar de los ejes que los atraviesan:
Eje lateromedial: es aquel perpendicular al plano sagital, ya que va desde la porción externa del cuerpo a la línea media, o viceversa.
Eje anteroposterior: es aquel perpendicular al plano frontal, ya que va desde la parte de delante a la de detrás, o viceversa.
Eje vertical o longitudinal: es aquel perpendicular al plano axial, ya que va desde la parte superior a la inferior, o viceversa.
Contamos con 206 huesos en el adulto, así que tendremos que clasificarlos de alguna forma, ¿no?
Para ello, primero debemos distinguir la parte interna de la externa.
Periostio: es la porción más externa del hueso, donde se unen tendones y ligamentos. Tiene muchos vasos y nervios, y NO reviste las zonas articulares (si lo hiciera, nos dolería mucho movernos). Está unido a la cortical (la "corteza" del hueso), que es tejido óseo compacto.
Endostio: es la porción más interna del hueso propiamente dicho, ya que recubre las paredes interiores y las trabéculas (tejido óseo esponjoso) que forman la cavidad medular.
A simple vista, podemos dividirlos en 3 clases grandes:
Largos: el fémur o el húmero son ejemplos claros de este tipo de hueso. Tienen epífisis o cabezas, donde se aloja la médula ósea roja (donde se crea la sangre); una diáfisis o cuerpo, donde se encuentra la médula ósea amarilla (grasita que sustituye a la médula ósea roja); y una metáfisis, que es la zona de unión entre cabeza y cuerpo y la que crece en longitud, ya que está hecha de cartílago que se va osificando con la edad.
Cortos: las vértebras o los huesos del carpo pertenecen a este grupo. No tienen partes diferenciadas morfológicamente, pero sí que se distinguen la cortical externa y las trabéculas internas.
Planos: como la escápula o las costillas, que únicamente tienen tejido compacto.
Tenemos 306 articulaciones en nuestro cuerpo, así que vamos a necesitar una metodología incluso mayor a la de los huesos. ¿Cómo vamos a conseguir esto?
Primero vamos a identificar la capacidad de movimiento:
Sin movimiento o sinartorsis.
Con muy poco movimiento o anfiartorsis.
Con mucho movimiento o diartrosis.
Con esto claro, avanzamos al medio de unión de los huesos que componen la articulación.
Tejido conjuntivo fibroso o sinfibrosis.
Cartílago: hay que distinguir entre el hialino (sincondrosis) y el fibroso (sínfisis).
Una cápsula articular con caras de cartílago hialino en las facetas articulares o sinoviales.
Se refiere a las articulaciones entre los huesos del cráneo. Se estudiarán más adelante, pero adelantamos que se trata de un tejido fibroso que se osifica casi siempre con la edad (a veces no ocurre y hay patología). Cuando están abiertas, se denominan fontanelas; y cuando se cierran, se denominan suturas.
Las sínfisis son discos de cartílago entre hueso que no se suelen osificar. Cuando tenemos una edad avanzada o enfermedades como la osteoporosis, es posible que el cartílago comience a transformarse en hueso. Tienen muy poco movimiento, pero dan mucha estabilidad a las articulaciones.
Las gónfosis son un tipo especial de articulación, ya que es la que tienen los dientes con los huesos donde se insertan. En ella, una estructura cónica se inserta en una con un hueco para ella, como si fuera un clavo y el agujero que deja en la pared.
Son similares a sinfibrosis, pero unen distancias ampliamente separadas mediante membranas interóseas. Hay una en el antebrazo y una en la pierna. Van a regular la capacidad de movimiento de los huesos implicados en ellas.
Describimos movimientos de flexoextensión en el eje lateromedial, de aducción-abducción en el eje anteroposterior y de rotación en el eje vertical. La circunducción es un movimiento que mezcla varios básicos.
Hay 6 tipos de articulaciones sinoviales, pero si las clasificamos por sus grados de movimiento, son 3 grandes grupos:
Con los 3 grados de movimiento: enartrosis y artrodias. Las enartrosis con esferas que encajan en superficies con forma de "cuenco redondo"; mientras que las artrodias son planas.
Con 2 grados de movimiento: condíleas y en silla de montar. Las condíleas son más ovalas, lo que restringe su movimiento respecto a las enartrosis; mientras que las de encaje recíproco están compuestas por 2 superficies fusionadas, una convexa que coincide con una cóncava y viceversa.
Con 1 grado de movimiento: trócleas y trocus. Las trócleas funcionan como bisagras, mientras que los trocus funcionan como un tornillo y una tuerca.
Tenemos 600 músculos en nuestro cuerpo, aunque este número puede variar ligeramente en algunos casos. Cabe destacar que hablamos de músculo estriado esquelético; esto es, de contracción voluntaria. En Histología veremos que hay más tipos de músculos involuntarios, aunque pensando un poco podemos distinguir entre flexionar un brazo y la peristalsis en la digestión.
Debemos distinguir, como en los huesos, los componentes principales del músculo:
El vientre muscular o la "carne" del músculo, que es la porción contráctil.
Los tendones o fascias de inserción, que son haces de fibras conjuntivas que permiten la fusión del músculo con el periostio o con la piel.
OJO: No debemos confundir la fascia de inserción con la fascia de revestimiento (o fascia a secas). La fascia de revestimiento es como un calcetín en cuyo interior se encuentra el músculo.
Una vez tenemos estos conocimientos básicos, pasamos a distinguir los músculos por su morfología:
Por su forma: largos, anchos, cortos...
Por sus tendones: peniformes (que tienen forma de pluma), semipeniformes o multipeniformes.
Por el número de extremos: bíceps (con dos cabezas con inserciones propias), tríceps, cuádiceps; digástricos (con dos vientres musculares) o poligástricos.
Ya tenemos clara la clasificación de los diferentes músculos, pero ahora tenemos que ver qué relación tiene uno con otro.
Agonistas: son aquellos que realizan una acción determinada. Ej: el bíceps flexiona el codo.
Antagonistas: son aquellos que se oponen al agonista para darle precisión y estabilidad. Ej: el tríceps extiende el codo, por lo que se opone al bíceps.
Sinérgicos: son aquellos que ayudan al agonista y regulan su acción. Ej: el músculo braquial tiene la misma función que el bíceps.
Poleas: son aquellos que ayudan a corregir una trayectoria para dar más fuerza. Ej: en la planta del pie hay tendones torcidos, por lo que hay un músculo que los tensa y los pone rectos.
Lazadas: son aquellos que en conjunto realizan un movimiento muy concreto. Ej: los músculos del ojo.
Sinsarcosis: es una "articulación" muy especial, ya que en ella no intervienen huesos. Define el espacio de movimiento lleno de tejido conjuntivo laxo que hay entre dos músculos específicos (el m. subescapular y el m. serrato anterior).
Además, existen dos tipos de contracciones: isométrica (si intentamos levantar una pesa pero no podemos y no se mueve) e isotónica (si logramos levantar una pesa grande porque estamos fuertes y hay movimiento).
Por último, debemos recordar que existen vainas sinoviales y bolsas serosas que ayudan al movimiento, aunque hablaremos de ellas más adelante. A grosso modo, imaginemos que colocamos nuestro brazo sobre un globo lleno de agua y lo apretamos contra la mesa. Se desplaza mucho mejor frente a si intentamos hacer el mismo movimiento sin el globo.
Bienvenido al fascinante y maravilloso mundo de la Anatomía Humana.
La siguiente sección que recomiendo trabajar es la columna vertebral, que está en la sección de Tronco, ya que es la más sencilla. Ahí irás viendo como todo esto que ahora te suena a chino ya empieza a encajar.
Cuando termines de estudiar todo esto, te acordarás de mí con el músculo periestafilino externo o con el conducto colédoco.
También tienes aquí unos botoncitos muy majos que te van a llevar a algún que otro Anato-Quiz sobre generalidades y unas imágenes de disección preciosas para que te vayas familiarizando con el aspecto de los cadáveres con los que vamos a trabajar.