No fue una etapa larga en el tiempo –duró casi 30 años-, pero sí fue decisiva ya que marcó para la Argentina un cambio en el orden de juego
El virreinato no logró unificar las economías regionales del interior con la metrópolis. Algunos de esos rencores afloran durante la revolución de mayo de 1810 que no pudo disimular los intereses egoístas del puerto en la búsqueda de imponerse como capital.
El territorio presenta una dinámica orientada hacia el puerto. El flujo de la producción de las economías regionales deja la ruta hacia el Alto Perú y comienza a dirigirse hacia Buenos Aires.