¿Para qué plantear los objetivos de tratamiento?

Cada vez que se comienza un proceso, se debe tener claridad sobre lo que se espera lograr de aquél. El tratamiento kinesiológico no es una excepción a esta regla, y siempre se debe declarar y explicitar lo que se espera lograr a través de las intervenciones. Tener claras las metas u objetivos permitirá la selección de aquellas herramientas que sean más efectivas para su logro.

Para el psicólogo Edwin Locke (Locke 1966), la acción motivada por un propósito tiene una mayor probabilidad de logro, dando significado a las acciones, motivación al esfuerzo y adherencia a lo largo del tiempo. De acuerdo a Lewthwaite (1990), las decisiones del paciente con respecto a asistir y mantenerse en tratamiento kinesiológico están guiadas, al menos parcialmente, por el planteamiento de objetivos y por la noción de que sus metas han sido o pueden ser logradas.

Una revisión sistemática sobre los efectos del planteamiento de metas revela que, aunque los efectos en los resultados finales de la terapia son inconsistentes, esto es, de nulo efecto a efectos positivos (nunca negativos), sí se mejora la adherencia del paciente al tratamiento, además de resultar en mejorías tanto motoras como cognitivas a corto plazo (Levack, 2006).