El Constructivismo, en el contexto educativo, es una corriente pedagógica que sostiene que el conocimiento del ser humano, tanto en aspectos cognoscitivos y sociales del comportamiento como en los afectivos, no es el simple resultado de sus destrezas innatas, sino una mera construcción propia del individuo que se va produciendo día a día como resultado de la interacción de distintos factores. Afirma que el conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano, que se realiza con los esquemas que ya posee y con lo que ya construyó en su relación con el medio que le rodea.

La teoría constructivista se funda en tres nociones fundamentales:

1. El alumno es el responsable de su propio proceso de aprendizaje. Es quien construye el conocimiento, y por lo tanto quien aprende. La enseñanza se centra en la actividad mental constructiva del alumno, no es sólo activo cuando manipula, explora, descubre o inventa, sino también cuando lee o escucha.

2. La actividad mental constructiva del alumno se aplica a los contenidos que ya posee en un grado considerable de elaboración.

3. El alumno, reconstruye objetos de conocimiento que ya están construidos. Por ejemplo, los estudiantes construyen su proceso de aprendizaje del sistema de la lengua escrita, pero este sistema ya está elaborado; lo mismo sucede con las operaciones algebraicas, con el concepto de tiempo histórico, y con las normas de relación social.

Las etapas por la cuales el alumno o la alumna pasa basadas en el Método Constructivista son tres:

1. Etapa de reflexión (inductivo). El alumno/a adquiere conocimientos previos.

2. Etapa de interacción. En esta etapa se produce una interacción entre el/la profesor/a y el/la alumno/a, en la cuál el profesor proporciona información al estudiante.

3. Etapa de construcción del conocimiento (deductivo). En esta etapa el alumno/a construye nuevos conocimientos relacionando sus conocimientos previos con la información proporcionada por el/la profesor/a.