El diálogo es una forma de comunicarse en el que dos o más personas buscan comprender al otro/a, en lugar de tratar de convencerlo/a de que tú tienes la razón. Luego, este entendimiento mutuo, nos permitirá entablar relaciones sostenibles en el tiempo y crear bases sólidas para exitosas mediaciones y negociaciones.
En nuestra sociedad actual los conflictos entre diferentes grupos sociales e incluso naciones, toman diferentes matices: desde grupos con identidad indígena haciendo valer sus derechos, pasando por grupos religiosos que luchan por el poder, así como grupos políticos y étnicos. Cada grupo social buscará la forma de defender sus intereses particulares. Y aunque no siempre las consecuencias son tan graves, algunas veces estos conflictos desatan brotes de violencia y discriminación. A la base de estos conflictos suele hallarse la falsa creencia de que tenemos diferencias insuperables con el/la otro/a. Muchas veces esta percepción desata conflictos históricos dentro de comunidades, grupos y personas que en la realidad comparten muchos rasgos de su identidad y aspiraciones sobre el futuro de sus localidades. El diálogo como herramienta parte por reconocer esta identidad propia, para luego comprender la identidad del/la otro/a en un proceso respetuoso de comunicación y escucha activa.
Pérez, D (2023). Identidad social y conflicto intergrupal.
Recuperado de Http://www.research.net/publication/371901959_identidad_social_y_conflicto_intergrupal
Universidad Alberto Hurtado (2020), Manual Nansen para facilitadores de diálogo y transformación de conflictos.
Recuperado de Https://uahurtado.cl/wp content/uploads/2021/08/Manual-Nansen-version-2021.pdf
Tu identidad es una expresión de quién eres: el lugar donde vives, tu procedencia, aquello en lo que crees, lo que haces para ganarte la vida, el idioma que hablas, tu sexo, tu edad, etc. Nuestra identidad está intensamente influenciada por nuestra crianza y nuestras relaciones con los demás. Todos/as nosotros/as tenemos puntos de vista y opiniones sobre quiénes somos, sin embargo, estamos también fuertemente influidos por las opiniones de los demás.
La identidad influye en cómo percibimos a los demás y cómo nos relacionamos con ellos. Si conocemos nuestra identidad, podemos abordar los conflictos desde una posición más informada y equilibrada. Además, al comprender nuestras diferencias y similitudes, podemos encontrar soluciones conjuntas. Al conocer nuestra identidad, desarrollamos empatía hacia los demás porque entender nuestras propias luchas y desafíos nos permite ponernos en el lugar del otro. Esto es crucial para resolver conflictos intergrupales, ya que nos ayuda a comprender las perspectivas y experiencias de los demás.
Con esta actividad se invita a reflexionar sobre la identidad de uno mismo y la del otro. Porque explorar las múltiples características de una persona en un ambiente de grupo contribuye a construir conciencia personal y colectiva.
Se empieza con un ejercicio individual, luego se comparte la información en pequeños grupos, y en sesión plenaria se hace la presentación y la reflexión final.
Objetivo de la Dinámica:
Tomar consciencia de nuestra propia identidad, compartiendo en grupo lo que es importante para ti, lo que nos hace únicos/as y ver qué es lo que tenemos en común con las personas que nos rodean.
Pasos:
Se invita a todos/as los/as participantes a dibujar en una cartulina su flor de la identidad. Poniendo en el centro de la flor su nombre y en los pétalos diferentes categorías de su identidad, que puede incluir: sexo, raza, grupo étnico, clase, idioma, religión, edad, educación, habilidad/discapacidad, ubicación (urbana/rural), estado civil (casada, divorciada, en pareja, soltera), orientación sexual, región geográfica (origen), región geográfica (actual), etc.
A continuación, una flor a modo de ejemplo
2. Se forman grupos de 5 participantes. Luego uno/a a uno/a, explican su identidad a los/as demás integrantes del grupo utilizando su propio dibujo. Antes de realizar el trabajo grupal, se les recuerda a todos cuáles son los principios del diálogo, haciendo hincapié en la escucha activa y en la demostración de respeto al permitir a quien habla hacer su intervención sin que haya interrupciones.
3. Se invita a los/as participantes a pegar su flor de la identidad a lo largo de los muros de la sala de reunión, adornando el espacio de trabajo
4. Manteniendo los mismos grupos, o todos los grupos en conjunto, deben identificar lo que todos/as tienen en común y lo que los/as distingue como individuos. Se le pide al grupo que elabore una flor de la identidad en común que sirve como expresión de la identidad del grupo, así como una expresión de las individualidades representadas en todo el grupo.
Plenario: Después de las presentaciones, se invita a los/as participantes a una ronda común de reflexión, y pregúntales lo que significa para ellos/as la identidad.
Conclusión: La identidad representa quiénes somos y cómo deseamos que los demás nos perciban. Por esta razón, los conflictos relacionados con la identidad personal o grupal suelen ser especialmente complicados de resolver. Un ataque contra lo que consideramos fundamental para nosotros, nuestra familia o nuestro grupo, puede desencadenar instintos de supervivencia. Incluso en épocas y lugares sin conflictos violentos, las personas tienden a ser juzgadas por un solo aspecto de su identidad, como su etnia, color de piel o comportamiento, sin tener en cuenta el panorama completo. Al ser conscientes de nuestra propia identidad y cómo cambia a lo largo de la vida, podremos empatizar y comprender mejor a los demás. Reflexionar sobre la identidad nos permite explorar la diversidad individual y lo que compartimos en común.
NOS MOVILIZAMOS (2024). La Flor de la Identidad: Adaptado por Mariela Arce y Helen Barrientos para el curso sobre Liderazgo
Estratégico para Mujeres Indígenas y Rurales de JASS Mesoamérica. Recuperado de https://werise-toolkit.org/es/system/tdf/pdf/tools/La-Flor-de-la-
Identidad.pdf?file=1&force=
La comunicación es un proceso fundamental en nuestras interacciones sociales. A través de ella, compartimos información, expresamos necesidades y emociones, y nos conectamos con los demás. Existen diversas formas de comunicación, ya sea verbal o no verbal, y cada persona tiene su propio estilo y motivaciones subyacentes. La escucha activa y la comprensión de las señales que enviamos y recibimos son aspectos clave para una comunicación efectiva .
La comunicación es un flujo constante de información. Interpretar los mensajes verbales y no verbales puede ser complicado, ya que no siempre es fácil predecir cómo la otra persona los percibe, debemos hacernos la pregunta:
¿Comprende el receptor la intención detrás del mensaje?
Para fomentar la escucha activa, es fundamental ser consciente de nuestro estilo personal de comunicación y reflexionar sobre los motivos subyacentes de nuestras reacciones emocionales. El siguiente modelo permite visualizar la profundidad de estos motivos subyacente.
Explicación del módelo
Imagina que un iceberg representa a un ser humano. La parte visible sobre la superficie del agua corresponde a nuestro comportamiento. Todos pueden ver lo que hacemos, cómo lo decimos y cada uno lo interpreta según sus experiencias previas y pensamientos. Sin embargo, bajo la superficie del agua, nuestras emociones permanecen ocultas. Estas emociones incluyen nuestras intenciones detrás de nuestras acciones. Aunque expresamos nuestras intenciones a quienes nos rodean, algunos pueden esconderlas por diversas razones, como mantener el poder, manipular o sorprender a otros. Ya sean buenas o malas, racionales o espontáneas, nuestras intenciones afectan la forma en que nos comunicamos con los demás.
En la parte más profunda del iceberg, encontramos nuestros pensamientos, sentimientos, valores y actitudes. Estos valores y actitudes se desarrollan desde la infancia y pueden cambiar con el tiempo. Algunos se intensifican, mientras que otros se modifican. Nuestro entorno, trabajo, red social e intereses influyen en este proceso. La forma en que nos sentimos en diferentes situaciones está fuertemente relacionada con nuestra personalidad, valores y actitudes. Por ejemplo, si valoramos la justicia, nos sentiremos incómodos, enojados o molestos cuando experimentemos algo que consideremos injusto.
La aplicación del modelo del iceberg en la resolución de conflictos va más allá de una simple analogía. Es una guía, un faro que nos orienta hacia la necesidad de explorar, cuestionar y comprender las capas más profundas de cualquier desafío interpersonal . El modelo nos sugiere que al abordar conflictos debemos ir más allá de las soluciones superficiales. Al explorar las raíces del conflicto, encontramos oportunidades para crecer personalmente, desarrollar empatía y construir relaciones más sólidas.
IYALI (2024). La Metáfora del Iceberg en la Comunicación y Resolución de Conflictos. Recuperado de https://iyalimediacion.org/explorando-las-profundidades-del-conflicto
Este ejercicio sirve para poner en práctica la escucha activa y empática, desarrollando habilidades como la atención focalizada y demostrando la importancia de hacer buenas preguntas. Se realiza un trabajo grupal intencionado en el que una persona relata una experiencia personal. Luego, en sesión plenaria, se revisa el desempeño de quienes cumplieron el rol de escucha activa.
Objetivo de la Dinámica: Practicar la habilidad de escucha activa donde el oyente debe ser consciente de los diferentes componentes que hay en un mensaje, hechos, sentimientos y necesidades.
Pasos:
Se invita a todos/as los/as participantes a pensar en una situación emotiva o importante de sus vidas, puede ser un conflicto o no, pero es importante que sea una situación que hayan experimentado personalmente y que puedan compartir con el resto del grupo.
Entre todos/as los/as integrantes del grupo escogen a una persona que será quien cuente su experiencia personal a las demás. Al mismo tiempo se entrega un material en el que esté dibujado el siguiente esquema, donde se aprecia una persona y a los costados los conceptos de: hechos, sentimientos y necesidades
Entre las demás personas del grupo que cumplirán el rol de oyentes se asigna de manera equitativa a quienes se enfocarán en escuchar sólo los hechos de la historia, lo mismo con los sentimientos y las necesidades. Estas personas deben poner atención a ese aspecto particular de la historia, tomar nota y hacer preguntas a quien está relatando su experiencia personal
Después de que la persona que comparte su experiencia haya terminado y todas las demás hayan terminado de hacer sus preguntas, se pide a quienes tomaron nota de los hechos, sentimientos y necesidades muestren sus apuntes a quien contó la historia. La persona que relató su historia debe evaluar que tan buenos oyentes fueron sus compañeros/as de grupo, corrigiendo los aspectos de la historia que fueron registrados erróneamente u omitidos.
Plenario:
Una vez los grupos han terminado, consulta a los participantes sobre su experiencia con la actividad. Comienza con aquellos que compartieron sus experiencias personales ¿Cómo fue su experiencia como relatores? ¿Qué tan buenos oyentes resultó ser su grupo? Luego, dirige la pregunta a quienes escucharon y tomaron notas de los hechos, emociones y necesidades. Pídeles expresar cómo se sintieron al escuchar solo una parte del mensaje ¿Resultó desafiante? ¿Qué aprendieron? Luego dirige la pregunta a todos/as los/as participantes ¿Por qué creen que es importante escuchar todos los aspectos de una historia? ¿Por qué podría ser útil cuando queremos resolver o evitar un conflicto?
Conclusión:
La comunicación es un proceso complejo. La forma en que nos expresamos depende de nuestras experiencias, valores y actitudes previas, así como de nuestros pensamientos, contextos y sentimientos actuales. El modelo del iceberg proporciona una buena explicación de este fenómeno. Convertirse en un buen comunicador requiere la habilidad de reflexionar sobre nuestra forma de comunicarnos. A menudo, nuestro lenguaje corporal comunica más que las palabras que decimos. Es crucial interpretar con claridad las señales no verbales para comprender plenamente la expresión verbal. Por lo tanto, escuchar atentamente y hacer preguntas relevantes son prácticas esenciales para evitar malentendidos en la comunicación.
El diálogo es una forma específica y enfocada de comunicación. Para que exista un diálogo, es esencial tener la intención de escuchar al otro. Sin escucha, no hay diálogo. Además de escuchar, la habilidad para hacer preguntas es crucial. Preguntas que nos ayuden a comprender mejor al otro. La escucha activa y las buenas preguntas son la llave para fomentar el respeto por las diferencias y promover la aceptación de opiniones contrarias. En un diálogo se busca explicar y no convencer lo que requiere una actitud radicalmente opuesta a la de un debate, en el que la meta es ganar en sus argumentos a la otra persona.
El siguiente recuadro resume las diferencias entre ambas posturas:
Las preguntas juegan un papel crucial en cualquier diálogo, siendo tan fundamentales como la habilidad de escuchar. Un intercambio de preguntas y respuestas facilita la comprensión del significado y la influencia que las preguntas tienen en el diálogo. Para captar verdaderamente a la otra persona, se requiere empatía. Esta habilidad empática se desarrolla al reconocer y responder a la necesidad de ser comprendido por los demás. En resumen, la curiosidad empática constituye el núcleo de la comunicación efectiva y la esencia de todo proceso de diálogo .
Comenzando a entender el conflicto
Esto ocurre todo el tiempo dentro de las familias, en la política y en la vida social. Desde la infancia aprendemos cómo manejar los conflictos. Esto ocurre con frecuencia en el ámbito familiar, en la política y en la vida social. Desde la infancia, aprendemos cómo gestionar los conflictos. Para que una sociedad progrese, los conflictos son inevitables y pueden ser un motor para el cambio social, siempre y cuando se aborden de manera constructiva.
Una comunicación fallida es una de las causas más comunes de conflictos. Aunque la comunicación es fundamental en las relaciones entre personas, también puede generar problemas. Una mala interpretación del mensaje o un comportamiento defensivo por parte del interlocutor pueden desencadenar conflictos. Lo mismo ocurre cuando alguien mantiene una actitud hostil o hace demasiadas preguntas, lo que puede hacer que la otra persona se sienta interrogada .
Este ejercicio sirve para identificar en uno mismo las asociaciones mentales que tiene la palabra o concepto de conflicto. Dada nuestras experiencias emocionales personales a lo largo de nuestras vidas, el conflicto suele tener connotaciones negativas asociadas a situaciones de inestabilidad y vulnerabilidad emocional.
Se realiza un trabajo individual reflexivo que sirva para recoger ideas y luego compartirlas con el resto de participantes.
Objetivo de la dinámica: Identificar en grupo las diferentes asociaciones mentales que tenemos sobre el concepto de conflicto y así comprobar que se le suele atribuir un sentido negativo olvidando las oportunidades o valores positivos que se le podrían llegar a asociar.
es, podemos encontrar nuevas formas de abordar los problemas.
Pasos:
1.- Se explica a los/as participantes el objetivo de la dinámica y se solicita trabajar de manera individual y en silencio. Se pide anotar en las cartulinas las primeras asociaciones mentales en las que piensan cuando se dice la palabra conflicto. Pueden ser ideas, otras palabras, breves experiencias, etc.
Después de que todos/as los/as participantes han terminado de escribir sus pensamientos en el material, se rompe el silencio con algunas preguntas que fomentan la reflexión. Primero, ¿Qué opinan de la actividad? y ¿Por qué creen que se relacionan palabras o ideas negativas con el concepto de conflicto? ¿Es posible asociar ideas positivas con la idea de conflicto?
Plenario:
Aunque solemos asociar el conflicto con algo negativo, también puede ser una oportunidad para el crecimiento, el cambio y la construcción de relaciones más sólidas. La clave está en cómo lo manejamos y qué actitudes adoptamos frente a él. El conflicto se puede asociar a ideas y procesos tales como: el aprendizaje y desarrollo personal ya que cuando enfrentamos desafíos o diferencias de opinión, tenemos la oportunidad de reflexionar, adaptarnos y aprender; el cambio y la transformación ya que a menudo, cuando surgen conflictos, se presentan oportunidades para reevaluar, mejorar y transformar situaciones; la identidad y el sentido de comunidad ya que a través del conflicto, definimos nuestras identidades y establecemos límites pero, también nos conecta con otros; la productividad y la creatividad ya que los conflictos bien gestionados pueden estimular la creatividad y la innovación. Al considerar diferentes perspectivas y solución.
Conclusión: Aunque solemos asociar el conflicto con algo negativo, también puede ser una oportunidad para el crecimiento, el cambio y la construcción de relaciones más sólidas. La clave está en cómo lo manejamos y qué actitudes adoptamos frente a él. El conflicto se puede asociar a ideas y procesos tales como: el aprendizaje y desarrollo personal ya que cuando enfrentamos desafíos o diferencias de opinión, tenemos la oportunidad de reflexionar, adaptarnos y aprender; el cambio y la transformación ya que a menudo, cuando surgen conflictos, se presentan oportunidades para reevaluar, mejorar y transformar situaciones; la identidad y el sentido de comunidad ya que a través del conflicto, definimos nuestras identidades y establecemos límites pero, también nos conecta con otros; la productividad y la creatividad ya que los conflictos bien gestionados pueden estimular la creatividad y la innovación. Al considerar diferentes perspectivas y soluciones, podemos encontrar nuevas formas de abordar los problemas.
Analizando Conflictos
Entender por qué ocurren las cosas implica comprender las razones detrás de las decisiones humanas. Esto subraya la necesidad de analizar los conflictos, ya que sin este análisis, carecemos de la información esencial para resolverlos. Este análisis debe incluir un conocimiento profundo de los actores involucrados en el conflicto, su cultura para una mejor comprensión, los valores dominantes, las causas raíz del conflicto, los problemas de comunicación existentes, las emociones, las percepciones de cada parte, los valores y principios, las reacciones típicas, la influencia de factores externos y, lo más importante, las posturas, intereses y necesidades de los actores del conflicto .
A continuación se presentan dos herramientas de análisis que pueden servir para comenzar a indagar esta información esencial que servirá para nutrir el diálogo, permitiendo identificar las causas fundamentales del conflicto y las interacciones entre los participantes, allanando el camino para la transformación y el cambio.
El mapeo de conflictos es una técnica que se utiliza para analizar situaciones de conflicto. Esta herramienta nos permite obtener una visión global clara del conflicto al ubicar a las partes en torno a un problema y visualmente identificar las relaciones entre ellas. El mapa se emplea con diversos propósitos, como entender mejor la situación, ver más claramente desde el punto de vista de una de las partes, identificar el poder, buscar opciones o nuevas estrategias, localizar a nuestros aliados o posibles aliados, y definir nuestro propio rol. Además, cuando personas con diferentes posiciones en el conflicto realizan un mapeo conjunto de su situación, pueden aprender sobre las experiencias y percepciones de los demás .
Se realiza el ejercicio práctico de construir en grupos de trabajo un mapa de una situación de conflicto que alguno/a de los/as participantes haya o esté experimentando. Con ayuda del facilitador quien orientará el uso correcto de la simbología de este tipo de mapa.
Objetivo de la dinámica: Aprender a utilizar el mapeo del conflicto para identificar a los actores involucrados con las relaciones entre ellos y así entender el equilibrio de poder en una situación conflictiva visualizando puntos o vías de solución.
Pasos:
1.- Primero la persona que está guiando la dinámica presenta la herramienta utilizando ejemplos de su trabajo. Se debe comunicar a los/as participantes la importancia de clarificar y definir el problema del conflicto, de identificar todos los lados del conflicto, los potenciales aliados y los saboteadores (los visibles y los que están en las sombras), así como aquellos que están activamente promoviendo la paz.
Un ejemplo de conflicto intergrupal podría ser el enfrentamiento entre comunidades indígenas y empresas mineras que buscan explotar recursos naturales en territorios ancestrales: Imaginemos que una empresa minera ha obtenido permisos para realizar extracción de cobre en una zona habitada por comunidades indígenas que dependen de la tierra para su sustento y cultura. Las comunidades se oponen a la actividad minera por considerar que contaminar sus fuentes de agua, destruirá su entorno natural y afectará su forma de vida tradicional.
Por otro lado, la empresa argumenta que la extracción de cobre generará empleo y desarrollo económico para la región, además de contribuir al crecimiento del país. Ambas partes tienen intereses contrapuestos y no logran llegar a un acuerdo sobre el uso del territorio.
2.- Se invita a todos/as los/as participantes a presentar dentro de su grupo de trabajo un conflicto que hayan vivido, ya sea en su vida profesional o personal. Se les recomienda que escriban una historia, de máximo una hoja, lo más sencillo y claro posible, teniendo en mente que van a exponerla a su grupo.
3.- Luego los/as participantes se van a turnar para presentar sus conflictos. Los demás integrantes del grupo escuchan atentamente. El grupo debe elegir uno de los conflictos para mapear el conflicto.
4.- Se invita a todos los grupos a comenzar su mapeo de conflicto, promoviendo la participación activa de todos/as los/as integrantes. Para ello deben: definir las partes involucradas en el conflicto (actores), explorar las relaciones entre las partes (relaciones), identificar las personas que promueven la paz entre ellas, así como los posibles saboteadores. La simbología a utilizar puede ser proyectada o compartida en físico para facilitar el desarrollo de la dinámica
5.- Se invita a todos los grupos a presentar sus mapas al resto de los participantes. Se les pide que además de analizar los principales actores y sus relaciones puedan identificar las posibilidades de intervención o vías para la resolución de los conflictos trabajados. Una vez todos los grupos han presentado se pasa a la sesión de plenario.
Plenario Para incentivar la reflexión interna de los grupos o durante las presentaciones se pueden realizar las siguientes preguntas ¿Cuáles son las principales partes involucradas en el conflicto?¿Cuáles son las relaciones entre ellas? ¿Existen algunas partes que al principio no son visibles, pero influyen fuertemente en el conflicto? ¿Sobre qué trata el conflicto? ¿Qué posibilidades de solución visualizan en sus mapas? ¿Qué relaciones trabajarán, manteniendolas o mejorandolas, para poder solucionar el conflicto?
Conclusión: Un mapa del conflicto puede llegar a ser una herramienta muy útil para la prevención y solución de los conflictos intergrupales, ayudando a comprender mejor la situación, identificando soluciones y fomentando la paz. Esta herramienta nos permite en primer lugar analizar las causas fundamentales, sus factores desencadenantes. Al comprender estas raíces, se pueden tomar medidas para abordarlas y prevenir futuros conflictos. También sirve para identificar las partes involucradas, las relaciones y las dinámicas. Esto ayuda a las personas a comprender mejor la situación, identificando las áreas problemáticas y las partes interesadas. Con todo este conocimiento se puede diseñar intervenciones específicas y efectivas, encontrando soluciones más efectivas.
El análisis del triángulo ABC se fundamenta en la idea de que los conflictos constan de tres elementos esenciales: el contexto de la situación, el comportamiento de las personas involucradas y sus actitudes.
Se realiza un trabajo grupal reflexivo. Se sugiere mantener los grupos de trabajo que construyeron el mapa del conflicto de la dinámica anterior, ya que con esta nueva herramienta se puede profundizar en los factores subyacentes al caso trabajado. Además este ejercicio sirve para aumentar la consciencia sobre cómo las actitudes influyen en el comportamiento de los actores y las diferentes partes involucradas en el conflicto
Objetivo de la Dinámica: Analizar el contexto de la situación de conflicto, visualizando interconexiones entre actores, comportamiento y contexto.
Plenario: Después de que los grupos hayan terminado se debe hacer énfasis en la comparación de las actitudes y comportamientos de las partes involucradas, ya que el contexto debería ser más o menos similar considerando que comparten la situación de conflicto. Luego para incentivar la reflexión sobre la actividad se pueden hacer preguntas como ¿Las actitudes de las partes son semejantes o diferentes? ¿Cómo impactaron las actitudes del comportamiento de las partes? ¿Qué podemos aprender de esta conexión? ¿Sería posible cambiar las actitudes para mejor?
Plenario:El análisis del triángulo ABC ayudará a comprender mejor las dinámicas del conflicto, identificar áreas de intervención y desarrollar estrategias para abordarlo de manera constructiva. Es muy importante el ejercicio de aplicar esta herramienta a diferentes partes del mismo conflicto, incluso sobre actores que podrían ser aparentemente opuestos. Ya que de esta forma se podrán identificar similitudes dentro de las diferencias que podrían haber desencadenado el conflicto desde un comienzo. También esta herramienta resulta fundamental para reconocer en uno mismo la actitud frente al conflicto e identificar la posibilidad de que una actitud negativa esté impidiendo poder seguir avanzando en el camino de una posible solución.
Presentación de capacitación: Herramientas para la resolución de conflictos
Expositor: Nicolas Becerra, Psicologo Comunitario