En la enseñanza de Yoga me suelo encontrar con muchas personas con nociones erroneas de que es el Yoga y de cómo practicarlo. Este es un problema grave, ya que muchos de ellos se tratan de profesores o de aspirantes de profesores. De esta manera, si estas personas que se suponen van a guiar a otras en la senda del Yoga no la conocen adecuadamente, ¿que será de sus alumnos? Imaginaos si esto sucediese por 7 generaciones, tal vez entonces el conocimiento de lo que es el Yoga estaría completamente perdido y tan sólo quedaría el nombre.

Afortunadamente, el Yoga a pesar de su expansión (y su subsequente dilución) aún se encuentra sano y está experimentado un resurgimiento especialmente desde aquellos profesores y practicantes que ya estábamos en activo antes del "boom" de los últimos 15 años. Recuerdo aún cuando la práctica no estaba de moda y eramos pocos los practicantes, profesores y centros de Yoga. Aquellos momentos fueron momentos de coraje, en donde practicar estaba mal visto por un gran sector de la sociedad, donde había pocos centros y escasas facilidades.

Sin embargo, los escasos centros, profesores y libros eran de una excelente calidad. En aquel momento quien se dedicaba al Yoga realmente lo hacía con devoción y se convertía en un camino de vida. Los centros de Yoga y los profesores tenían aquella fuerza y sabiduría de quién sabe decidir por si solo y nadar a contracorriente.

En la actualidad contamos con muchas facilidades: libros, videos, multitud de centros, el Yoga es aceptado e incluso premiado con admiración (por lo menos en su aspecto más externo de posturas espectaculares) lo cual es un gran avance. Ya no es más algo raro. El precio que ha habido que pagar por ello ha sido que en la mayoría de escuelas ya no se enseña más la parte interna. Escasas son las escuelas que lo enseñan y menos las que forman a sus profesores en esos estados internos, que al fin y al cabo son la esencia del Yoga si lo sabemos entender desde la própia tradición y no desde la percepción materialista y superficial de quien lo ve como una especie de fitness.

Recordemos la definición que da la tradición de si misma:

"Ahora voy a explicar que es Yoga

El Yoga es la cesación de las fluctuaciones de la mente

Entonces, el que ve puede residir en si mismo

Otras veces, el que ve se identifica con las fluctuaciones de la mente

Las fluctuaciones de la mente son cinco. Pueden ser perceptibles, imperceptibles, dolorosas o indoloras"

Yoga Sutras I.1-5

De esta manera comienzan los Yoga Sutras de Patañjali, el texto base del Yoga.

Es decir, el Yoga sirve para calmar completamente la mente y percibir aquello que está más allá de ella. Este el proceso básico del Yoga y las posturas son uno de los ocho pasos preparatorios para llegar a ese estado. Pero, ¿donde están los otros siete pasos? ¿Alguien ha escuchado de ellos? ¿Alguno los ha practicado? ¿Cuantos los han entendido o realizado?

Lamentablemente en la actualidad muy poca gente escucha de ello en los supuestos centros de Yoga y muchos menos aún los practican. Las posturas son el tercer paso del Ashtanga Yoga, forman parte de la covertura externa (junto con yama, niyama, pranayama y prathyahara) que prepara al practicante para calmar su nivel mental y alcanzar estados de consciencia denominados supramentales (es decir, que van más allá de la mente).

Por fortuna, en la actualidad disponemos de gran variedad de métodos de ásanas, de posturas, etc. Esto es realmente hermoso y motivador y nos pone en forma, nos da alegría, motivación, energía y ganas de vivir. Por lo general todo tipo de ejercicio físico activa estos mismos estados, entonces, ¿que es lo que hace al Yoga tan diferente y popular? Toda esa parte medio olvidada por algunos y nunca aprendida por otros que son los estados internos del Yoga. Y a través de la práctica de posturas, podemos llegar a intuirlos de alguna manera: paz mental, mejores hábitos de vida, de comportamiento, de relacionamiento, mayor concentración, etc.

Sin embargo, esto es tan sólo la punta del iceberg. De esta manera, os invito a investigar estos aspectos internos, a buscar profesores que os enseñen y os guien en esta hermosa aventura interior que os va a permitir conocer lo mejor y lo peor de vosotros mismos, vuestras más elevadas virtudes y vuestras más pesadas cargas. Y en este camino medio se os ofrece la posibilidad de cambiar lo que es posible cambiar, de aceptar lo que no es posible cambiar y de desarrollar la discriminación para distinguir entre ambos.

De esta manera, el camino medio en la práctica de Yoga es este equilibrio entre el ser y el hacer que permite obtener un estado de felicidad, conocimiento y plenitud más allá de las circunstancias y de los acontecimientos externos. Este estado está más allá de la avaricia, del acumular, del necesitar, del materialismo extremo, del pensar que la felicidad es mayor cuanto más tengamos y la ilusión de que podemos conseguir una felicidad duradera aún si actuamos sin consideración para otros seres vivos (plantas, animales, personas o el mismo planeta tierra) o incluso en detrimento de ellos y de nosotros mismos en nuestra desesperada acción por conseguir aquello que creemos que necesitamos.

Este es el estado incondicionado (kaivalia en sanskrito) en donde nuestra felicidad no depende de la materia. Es el estado de consciencia avanzado que todos estamos llamados a conseguir, este es el estado natural del alma que todos podemos recuperar, esta es la promesa y el testimonio que dieron los grandes yogis que allí llegaron.

Patricio Moralo

Formador y profesor de Yoga

Director de la escuela Ashtanga Yoga Inbound

Miembro de la Federació Catalana de Yoga

www.yogainbound.es