LA LLUVIA DESLUCIÓ LA PROCESIÓN

Como tantas otras Hermandades y Cofradías, este año hemos experimentado la frustración que supone ver cómo el trabajo de todo un año se ve condicionado a última hora por las adversidades meteorológicas. Un período de calma tras varias horas de lluvia y la enorme ilusión por inaugurar el nuevo trono de la Virgen de las Amarguras nos hicieron concebir la esperanza de que al menos se pudiera realizar el mismo recorrido reducido que habían cubierto las cofradías que nos habían precedido el Jueves Santo y la "madrugá". Sin embargo, aunque no llovía a la hora de la salida, un imprevisto cambio en la dirección del viento nos trajo de improviso las nubes que se veían amenazadoras en el horizonte de poniente. La lluvia hizo acto de presencia y hubo que proteger las imágenes y los tronos con los plásticos que en previsión siempre se llevan, mientras que las hermanas de mantilla y demás participantes se vieron obligados a utilizar los paraguas. Y es motivo de orgullo constatar que a pesar de las inclemencias del tiempo, nadie abandonó su puesto en la procesión hasta que se llegó de regreso a la iglesia de Jesús para una rápida entrada. Toda una lección de señorío y saber estar que sirve de ejemplo en estos tiempos en que cualquier sacrificio se considera necedad.