Las regiones con paisaje tipo desierto son aquellas en las que el clima es desértico, caracterizado por la aridez, es decir porque las lluvias son muy escasas y no sobrepasan los 250 mm al año. Según el valor de las temperaturas se distinguen dos tipos de desierto:
Los desiertos cálidos, se sitúan entorno a los trópicos. Por el día se alcanzan temperaturas por encima de 50 ºC y por la noche a veces por debajo de 0 ºC.
Los desiertos con estación fría, están situados en las zonas templadas, con alternancia de veranos muy calurosos e inviernos extremadamente fríos (por debajo de -10ºC).
El desierto presenta una gran variedad de paisajes. en los desiertos de arena, predominan las dunas, en los desiertos pedregosos y rocosos destacan las vastas extensiones de piedra y roca desnuda.
En los desiertos los ríos sólo llevan agua cuando se producen precipitaciones; estos cauces secos se denominan uadis.
La falta de agua hace que la fauna y la vegetación son también escasos, con especies adaptadas a la falta de humedad. Plantas como los cactus, o animales como el dromedario son capaces de sobrevivir largos períodos sin agua. Otros como el chacal solo están activos por las noches, cuando bajan las temperaturas.
En las zonas más húmedas aparecen los oasis.
Los desiertos son zonas muy desfavorables para la vida por lo que la población humana es muy escasa (menos del 2% de la población mundial). Algunos pueblos están especialmente adaptados a estas condiciones de vida extremas: los bosquimanos en el Kalahari, los tuareg en el Sahara, los beduinos en Arabia, los mongoles en el Gobi. La mayoría son nómadas y se desplazan de un lugar a otro detrás de sus rebaños en busca de pozos de agua y alimento para su ganado.
En los desiertos han surgido algunas ciudades en zonas en las que se explotan el petróleo, el gas natural o minerales.