Algo que leer

Esta sección contiene lecturas cortas, seleccionadas para trabajar en 6º de E.P.

Escalofrío

La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura. En los prados soñolientos se ven, vagamente, no sé qué cabras negras, entre las zarzamoras... Alguien se esconde, tácito, a nuestro pasar... Sobre el vallado, un almendro inmenso, níveo de flor y de luna, revuelta la copa con una nube blanca, cobija el camino asaeteado de estrellas de marzo... Un olor penetrante a naranjas... humedad y silencio... La cañada de las Brujas...

¡Platero, qué... frío!

Platero, no sé si con su miedo o con el mío, trota, entra en el arroyo, pisa la luna y la hace pedazos. Es como si un enjambre de claras rosas de cristal se enredara, queriendo retenerlo, a su trote...Y trota Platero, cuesta arriba, encogida la grupa cual si alguien le fuese a alcanzar, sintiendo ya la tibieza suave, que parece que nunca llega, del pueblo que se acerca...

Platero y yo

Juan Ramón Jiménez

El lenguaje poético unido al verso es otra forma de describir que nos acerca la emoción del autor a la nuestra propia. Lee este fragmento de Antonio Machado y después escucha la canción hecha con él: a un poema siempre se le puede poner música.

Balada de otoño (fragmento)

Llueve,

detrás de los cristales, llueve y llueve

sobre los chopos medio deshojados,

sobre los pardos tejados,

sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo

y el suelo

se fue abrigando con hojas,

se fue vistiendo de otoño.

La tarde que se adormece

parece

un niño que el viento mece

con su balada en otoño.

Una balada en otoño,

un canto triste de melancolía,

que nace al morir el día.

Una balada en otoño,

a veces como un murmullo,

y a veces como un lamento

y a veces viento.

Llueve,

detrás de los cristales, llueve y llueve

sobre los chopos medio deshojados,

sobre los pardos tejados

sobre los campos, llueve.

Escúchalo en: Balada de otoño

Lecturas del curso pasado

El cuenco del gato

Había una vez un hombre experto en arte antiguo que solía pasar por delante del escaparate de una tienda de animales.Un día algo le llamó la atención, se paró a mirar y se quedó estupefacto: advirtió que un gatito estaba comiendo en un cuenco de porcelana que era una rara obra de arte de la dinastía Ming. Evidentemente, pensó, los dueños de la tienda no sabían que su valor era incalculable, quizá de un millón de yuanes. El experto, un hombre codicioso, fue sin dudarlo y preguntó al dependiente cuánto valía el minino que tenía en la exposición.

-Sólo 50 yuanes -respondió el vendedor amablemente.

-¡Me lo llevo! -dijo el hombre.

El vendedor preparó el animal y lo metió en una cajita con gran cuidado. Cuando ya iba a pagar, el comprador dijo, como por casualidad:

-¡Bueno, ya podría regalarme el plato en el que está acostumbrado a comer el pobre gato! ¿Cuánto pide por él? ¡Venga, le doy otros cincuenta yuanes! ¿Qué me dice?

El dependiente lo miró sonriendo y le contestó:

-No puedo vendérselo. Tiene un valor incalculable: es de la dinastía Ming.

El hombre, sorprendido de que el vendedor supiera el valor del cuenco, dijo:

-Si sabía que era tan valioso, ¿por qué le dio de comer al gato en él?

Cuando el dependiente hubo cobrado los cincuenta yuanes, sonrió malignamente y respondió:

-Porque es una buena forma de vender gatos a gente como usted.

Cuento chino adaptado libremente