MITZA - Laura B.

Mitza

Había una vez en un pueblo, un rey y una reina. Los dos reyes estaban tristes por su querida hija, que tenía un hechizo, por una malvada bruja y Mitza que así se llamaba la niña se quedó ciega. Su padre el rey, daría todo por su hija y mandó a un plebeyo que colgara por todo el pueblo, unos carteles que ponía: "Daré toda mi fortuna para el que consiga recuperar la vista de mi querida hija".

Todos los carteles fueron pegados en todo el pueblo, pero nadie conseguía que la pobre Mitza recuperará la vista.

Un día lluvioso, se presentó un caballero de la misma edad de Mitza, diciendo: "Mi Majestad yo tengo la cura para su querida hija, en mi antiguo pueblo hay unas flores que curan todos los hechizos, si usted quiere puedo llevar a su hija al pueblo". El rey le contestó al caballero que cuanto quería que le pagase y el caballero le respondió que no quería dinero, solamente se conformaría con ver a ella alegre. El rey, el caballero y Mitza se fueron hacia el antiguo pueblo del caballero. El rey estaba cansado de tanto caminar y le preguntaba al caballero cuándo llegarían y él le respondía que faltaba un poco. La última vez que el rey le preguntó que cuando llegarían, él esta vez le dijo que ya estaban en su pueblo. El rey se sentía muy agobiado, porque tenía que dormir en una cabaña con bichos y a él le daban asco. El segundo día de estancia en el pueblo, Mitza cogió una flor mágica. Estaba muy alegre porque ya podía abrir los ojos y despertó a su padre para que él le viera que ya podía ver. El rey se alegró mucho de que su querida hija después de tantos años hubiera recuperado la vista. Entonces el rey dijo que tenían que volver al castillo, Mitza le dijo que no quería irse. Y el caballero dijo que solamente se quedaran unos cuantos días más, porque si se iban, la joven perdería otra vez la vista.El rey estaba preocupado porque quería ir a dar la noticia a todo su pueblo, de que su querida hija ya había recuperado la vista.

Pasaron muchos días, el caballero y la princesa descubrieron un río. La princesa le preguntó si podían bautizar al rio y el caballero le respondió que no había ningún problema. El río estaba muy decorado por muchas flores de varios colores por las que pasó la princesa. Después del bautizo del río, se fueron el caballero y la princesa a coger flores. La princesa se estaba enamorando del caballero y él lo sabía.

La princesa se fue del pueblo con su padre y el caballero. Y al final se casan la princesa y el caballero y fueron felices.

Autora: Laura Bustamante Alba

11 años

Curso 6º A del Colegio Público Benalúa