EL ELEGIDO-Enrico

El Elegido

Todo empezó con unas historias, mi destino, de ser el elegido como maestro de la luz.

Mi abuelo siempre me contaba historias de que cada 20 años, los maestros ancianos elegían a jóvenes para que fueran sus sucesores. Yo aún no sabía nada hasta que encontré un mapa muy antiguo, pues estaba escrito en lenguaje áureo.

Yo, no sé como lo descifré, pero, me resultó bastante fácil, como si fuera mi lengua natal. El mapa decía que si escalaba el Teide, un poco más arriba que la falda, habría encontrado una escuela mística de poder de control. Si la encontraba, y aprendía a dominar mi poder, sería el futuro sucesor del maestro de la luz, el maestro Ozhai.

Pasé 16 años deduciendo si las historias eran ciertas o si el mapa no era una propaganda barata. Pero me decidí a viajar a Tenerife con mi equipo de escalada. Con un gran esfuerzo y un milagro, conseguiría encontrar la escuela de control de poder.

Después de 5 días escalando llegué hasta una gran puerta y, efectivamente, era la escuela mística. Cuando entré había chicos de más o menos, mi edad. Estaban practicando, según se daba el caso, magia combinada con aire, fuego, tierra y agua.

Un tal maestro Lúpides me indicó donde estaba mi habitación.

-Descansa,mañana empezaremos tu entrenamiento, tendrás que madrugar.

Al día siguiente me levanté temprano y cuando fui a desayunar había una gran mesa repleta de gente.

-Desayuna bien, necesitarás muchas fuerzas, te esperaré en el templo -dijo Lúpides.

Desayuné y fui al templo. Allí empezó todo, Lúpides me enseñó hasta que descubrí un poder tan increíble que los maestros de la escuela jamás llegaron a dominar, ese poder era el poder máximo: el poder de la "Luz Luminiscente". Los maestros me dijeron que yo era el esperado elegido para acabar con Melithar el señor mágmico que aterroriza a los habitantes del reino del agua y Amensety, su compinche, el reino de la tierra.

Mi entrenamiento empezó al día siguiente, y, durante días de entrenamiento alcancé el grado más alto de poder.

Me preparé para viajar a la montaña del magma y, después de un día y una noche vi a un hombre ni muy alto ni muy bajo. Yo supe que era Melithar.

-Bola de fuego -gritó Melithar-.

-Protección luminiscente -grité yo en mi defensa-.

Me quedaban pocas fuerzas, no podía combatir, hasta que, mediante chispas rojas llamé a los guardianes Aldrassil y Teldrassil que me dieron comida élfica regeneradora que me ayudó a recuperarme.

-¡¡¡Bola de luuuuuuuuuuuz!!! -grité con todas mis fuerzas-.

Melithar murió pero Amensety seguía vivo así que Atteldeb, el guardián del fútbol, le dio tal balonazo en la cara que se la arrancó de cuajo. Y así gracias a la amistad entre guardianes, los pueblos vivieron sin temores.

Desde hace varios años que estoy en la escuela mística. He hecho muchos amigos como Luitrew, un chico de un país llamado Lirika, sus poderes son velocidad a 250.000 m/s, su cabeza puede aguantar hasta 5 t y sus acrobacias son las mejores de toda la escuela, otra de mis amigas es Pontia, una chica con visiones de las cuales el 99'9% se cumplen y Sereha la consejera de Irule, el director.

Pontia ha tenido una visión, un tal Trokher va a ejecutar "el Alzamiento", un ejército de elfos de sangre, taurens y todo tipo de criaturas que conspiran contra la paz y, como casi todas las visiones de Pontia se cumplen, el Ministro de Magia ha dicho que nuestro ejército para combatir "el Alzamiento" se está preparando.

Irule dice que todos los maestros van a doblar el entrenamiento para máxima seguridad. Pasadas dos semanas partimos a combatir y al cabo de 2h y media llegamos al campamento y al atardecer el capitán de nuestro ejército, un valiente elfo llamado Hebinad, propietario de "la Espada Llameante", capaz de atravesar cualquier objetivo, avistó el enemigo.

Empezamos a combatir contra orcos, taurens, elfos de sangre, etc., pero Legolas, el guardián del humor, estaba en peligro porque su barrera de chistes funcionaba sólo si contaba un chiste y su problema era que... ¡¡NO SE ACORDABA DE NINGUNO!! entonces le conté un chiste corto y me fui.

No nos quedaban hechizos pero les grité a todos que juntaran sus hechizos y...

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BOLA MÁGICA CELESTIAAAAAAAAAAL!!!!!!!!!!

Y todas las criaturas malvadas desaparecieron y Trokher murió. Los pueblos quedaron en paz para siempre y se dice que las criaturas buenas, las de mi ejército, se reencarnaron en las personas que actualmente son generosas, pacíficas, humildes y nobles.

Fin

Enrico Ribolsi, 11 años, 6º nivel de primaria CEIP Benalúa