Su principal actividad era la guerra, por lo que comenzaban su educación militar de pequeños: con unos 7 años eran enviados a vivir con un noble importante como sus pajes o escuderos, aprendiendo las distintas técnicas de combate. Al llegar a la mayoría de edad, les armaban caballeros. Se entrenaban constantemente con la caza o participando en torneos. Cuando estallaba una guerra, el rey solicitaba ayuda militar a todos sus vasallos. Estos acudían con todos sus caballeros, que formaban su mesnada o ejército particular.
Las damas de la nobleza tenían como función principal contraer matrimonio y tener hijos para continuar el linaje. Su matrimonio solían pactarlo sus padres cuando eran niñas. Generalmente no intervenían en asuntos políticos y se ocupaban de organizar a los sirvientes y cuidar de los niños. Las que se quedaban solteras, generalmente ingresaban en un monasterio.
Los nobles vivían en castillos, acompañados por sus sirvientes, soldados y algunos artesanos. Los castillos estaban situados en lugares fácilmente defendibles y protegidos con fosos y murallas, por lo que también servían de refugio a los campesinos del entorno que, en caso de ataque, acudían a ellos con sus familias y animales. La edificación principal del castillo era la torre del homenaje, en la que habitaban el señor y su familia. Contaba con un salón en el que el señor impartía justicia, recibía a otros caballeros y celebraba banquetes y fiestas. También había dormitorios, cocina, despensa, capilla… Además el castillo disponía de establos, herrería, prisión, despensas para almacenar alimentos, pozo de agua, aljibes… y un patio de armas donde los caballeros podían entrenarse.
El clero se dividía en regular y secular. El clero secular estaba formado por los cardenales (príncipes de la Iglesia, entre los que se elige al papa), los arzobispos, los obispos y los sacerdotes de las parroquias. El clero regular estaba formado por las órdenes religiosas (benedictina, cluniacense, franciscana…), integradas por los monjes, monjas y frailes que vivían dentro de los monasterios, dirigidos por el abad (si son masculinos) o la abadesa (si son femeninos) y de acuerdo con una regla (conjunto de normas). Al frente de todos ellos estaba el papa, máxima autoridad religiosa de la cristiandad y, además, gobernante de los Estados Pontificios.
La Iglesia tenía mucho poder político y económico. Las catedrales y los monasterios poseían gran cantidad de tierras, que explotaban mediante siervos o dándolas en arrendamiento a campesinos libres a cambio de una renta. Además, todos los campesinos debían pagar el diezmo (la décima parte de la cosecha) a la Iglesia. También tenía mucho poder social pues la vida cotidiana de la gente estaba marcada por la religión: desde el nacimiento a la muerte (bautismo, entierro) todo pasaba por la Iglesia; el calendario seguía las fiestas religiosas… Intervenía hasta en las guerras con la Tregua de Dios (suspensión temporal de la lucha durante las fiestas importantes del calendario religioso como Navidad, Pascua o Cuaresma) y la Paz de Dios (prohibición de atacar y saquear iglesias y lugares santos).
Papel destacado en la Edad Media lo tuvieron las Cruzadas, intervenciones militares organizadas por el papa y los reyes cristianos para recuperar para los cristianos los territorios donde se había desarrollado la vida de Jesús, Tierra Santa, que había sido ocupada por los musulmanes. Desde 1099 se sucedieron varias Cruzadas durante los siglos XII y XIII.
La Iglesia también fue la encargada de conservar y transmitir la cultura: en los monasterios había bibliotecas y un scriptorium donde los monjes copistas copiaban los libros que eran decorados con miniaturas por los miniaturistas.
En la Edad Media, la actividad económica fundamental era la agricultura y la mayoría de la población eran campesinos (unos libres y otros siervos). Su trabajo era muy duro, pues las tareas las hacía toda la familia (de niños a ancianos), de sol a sol, con herramientas muy rudimentarias: la azada para cavar, la hoz para recolectar cereales, la guadaña para segar… Se seguía usando el arado romano para arar la tierra y el grano se trituraba en molinos de agua o viento. Como el abono disponible era escaso (el estiércol obtenido de los animales), había que dejar descansar la tierra tras la cosecha. De esta manera, cada año se cultivaba una parte de la tierra y otra parte se dejaba en barbecho, es decir, sin cultivar, para que recuperara los nutrientes perdidos. Por todo ello, los rendimientos agrícolas eran muy bajos.Se cultivaban sobre todo cereales: trigo, escanda, mijo… servían para elaborar el pan (principal alimento) y con la cebada se hacía cerveza. En la zona mediterránea se producía uva con la que se elaboraba vino. También se consumían productos de huerta (col, cebolla, habas…) y legumbres con las que se hacían sopas y potajes. La alimentación se completaba con productos obtenidos de animales de corral (leche, huevos, queso) y frutos silvestres (castaña, por ej.). La carne –que los nobles consumían abundantemente- los campesinos sólo la comían en algunas fiestas.
Era una economía de subsistencia pues casi todo lo producido se destinaba al autoconsumo. La producción sobrante se comercializaba en ferias y mercados locales, donde también se vendían herramientas, tejidos y productos artesanales.
El campesinado vivía en aldeas, donde el edificio principal era la iglesia construida en piedra. Las casas eran sencillas, de madera, barro y paja, y en ellas convivían animales y personas: una parte se dedicaba a establo y la otra a vivienda. La vida se hacía en torno al fuego u hogar, que servía para cocinar y calentarse y en torno al cual se charlaba y se contaban historias. Los campesinos no sabían leer y escribir pero se transmitían su cultura de forma oral.
En torno a las aldeas se organizaban el espacio agrario en forma de anillos concéntricos. En el primer anillo, alrededor de las casas, se situaban los huertos. Más allá estaban los campos de cereal, los viñedos, los olivares… A continuación, los prados y, finalmente, el bosque, del que se obtenía leña, madera, miel, animales, frutos…