“Dios no elige a los preparados; prepara a los elegidos”
La Confirmación se entiende en continuidad con el Bautismo, al cual está vinculado de modo inseparable. Estos dos sacramentos, juntamente con la Eucaristía, forman un único evento salvífico, que se llama «iniciación cristiana», en el que somos introducidos en Jesucristo muerto y resucitado, y nos convertimos en nuevas creaturas y miembros de la Iglesia.
Comúnmente se habla de sacramento de la «Cresima», palabra que significa «unción». Y, en efecto, a través del óleo llamado «sagrado Crisma» somos conformados, con el poder del Espíritu, a Jesucristo, quien es el único auténtico «ungido», el «Mesías», el Santo de Dios. El término «Confirmación» nos recuerda luego que este sacramento aporta un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; conduce a su realización nuestro vínculo con la Iglesia; nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no avergonzarnos nunca de su cruz.
Papa Francisco
Acrecentemos nuestra experiencia de Dios que ha sido la propuesta a la cual se ha unido con todo el corazón el Liceo Salazar y Herrera, cuando te ofrece una propuesta de formación en la fe, a través de los Sacramentos; mediante el sacramento hacemos visible, a
través de manifestaciones marcadas por signos, la acción invisible de Dios en nuestra vida y en nuestra historia. Nos comunica la gracia de Dios o aumentar en nosotros su acción. A través de ellos, se nos comunica vida y participación en la Iglesia; en ellos nos hacemos parte del Pueblo de Dios y fortalecemos nuestros vínculos con la Iglesia, recibimos la fe y nos relacionamos con la comunidad y con nuestra vocación cristiana. Una característica particular de los sacramentos es que son "indelebles", es decir, "que no se pueden borrar". Es una gracia que queda permanentemente en nosotros, lo que no signica que nuestras acciones sean siempre en conformidad con ella, sino que están permanentemente en nosotros apuntando hacia nuestra verdadera vocación de hijos de Dios.
INDICACIONES GENERALES PARA LA CEREMONIA.