El arte egipcio

El arte egipcio estaba muy vinculado a la religión, como hemos visto al hablar de los templos o las tumbas. Lo mismo sucede con la escultura y la pintura. Además, tenía un sentido político.

Escultura

Incluye estatuas y relieves, la mayoría realizados en piedra.

Cuando fallecía un faraón o un personaje poderoso se realizaba una estatua del difunto para que su alma siguiera viva.

También se representaban dioses. Estas esculturas presentan las siguientes características:

- - Están hechas para ser vistas de frente.
  - Figuras estáticas y rígidas, sin movimiento, con los brazos pegados al cuerpo.
  - Están idealizadas.
  - Los rostros no expresan ningún sentimiento.
  - Se policromaban, para darles mayor realismo.

Las de faraones son colosales. También se representaron nobles y escribas, de menor tamaño y aspecto más natural. Además realizaban pequeñas estatuillas de barro o madera que representan escenas cotidianas.

Las más famosas son las esculturas del faraón Ramsés II, el busto de la reina Nefertiti y el Escriba sentado.

Busto de Nefertiti

Pintura

El clima seco de Egipto ha permitido que se conserven numerosos ejemplos de pinturas que han permanecido ocultas durante cientos de años en el interior de los templos y las tumbas. También se realizaron sobre papiro, para ilustrar los libros sagrados.

Abundaban los temas religiosos y de la vida cotidiana, como escenas de trabajo en el campo, oficios, danzas…

Representaban cada parte del cuerpo en su forma más reconocible: piernas y pies de perfil, pecho de frente, rostro de perfil y ojo de frente.

Son de gran riqueza cromática: usan numerosos colores vivos. El color se aplica de manera plana (sin variaciones de color, sombras o volúmenes).

Los personajes siguen el principio jerárquico: los más importantes son de mayor tamaño. Son figuras hieráticas y sin movimiento.