Españoles por Europa

El viaje, “correr cortes” como se decía entonces, formaba parte del proyecto reformista ilustrado. “No es sabio el que nunca ha salido de los rincones de su Patria” aseveraba el texto de Oliger de Legipont – trasunto del revelador y pionero On travel de Francis Bacon, y de Edward Leigh, autor de una guía (1671) en la que advertía de los requisitos previos para viajeros en países extranjeros-- que fue traducido por Juan Marín y publicado en Valencia, en 1759, con el título de Itinerario en que se contiene el modo de hacer con utilidad los viajes a cortes extranjeras. El viaje precisaba una organización en condiciones, de lo contrario no sería provechoso, pues entre sus cometidos estaba el de buscar propuestas para el desarrollo del país y  anotar sus impresiones en diarios o cartas, literatura que alcanzó la cúspide con Antonio Ponz y su periplo por la península, así como por su Viaje fuera de España

Ilustración del libro Viaje fuera de España de Antonio Ponz

Desde Bacon gran parte de los tours partían de Inglaterra y de las regiones septentrionales europeas, con un destino claro en el sur de Europa, que amén de Roma como epicentro final, alcanzaba las ciudades de la Italia más meridional. Ponz invertiría, como si de un espejo se tratara, toda una secuencia de un trayecto que va de sur a norte. El recorrido del abate lo repetirá años después, entre 1787 y 1788,  un laico, militar ilustrado, además de poeta, pintor y arquitecto, el marqués de Urueña, Gaspar de Molina y Saldívar, quien vuelve a convertir el viaje a Europa en una mirada invertida. De España hacia Inglaterra se encuentran paulatinamente los modelos de reformas que tanto se anhelaban. 

Pero también España se adaptó, en lo que pudo, a la meta del Grand Tour: Roma fue el cometido final y profesional de muchos colectivos, como artistas que anhelaban un mecenazgo, premio y estancia en Roma, o bien clérigos y políticos, además de exiliados desde los últimos años de la centuria .Destaca Goya, un pionero entre los premiados para “neoclasizarse académicamente”. De los literatos Leandro Fernández de Moratín, cuyo viaje a Italia, desde Tolosa y visitando previamente París, Londres, y varias ciudades alemanas, entre los años de 1792 y 1796, han dejado unos sustanciosos cuadernos con todas sus observaciones. Entre los políticos el Conde de Floridablanca. Del grupo de los clérigos, Nicolás Rodríguez Laso, inquisidor general de Valencia, y su hermano Simón escriben un diario de su viaje a Roma, inédito hasta hace poco como ocurrió con los diarios de los viajes que por Europa realizó Viera y Clavijo, textos que ratifican la experiencia tan enriquecedora que supuso el viaje en la España de finales del Antiguo Régimen. 

Autorretrato de Francisco de Goya

Leandro Fernández de Moratín

 (Francisco  de Goya)

Conde de Floridablanca

 (Pompeo Batoni)