Independencia de cuba

Comienzos del nacionalismo cubano:

Los esfuerzos de Cuba por conquistar su independencia de España duraron casi todo el siglo XIX. Cuando en 1809 la autoridad española quedó encarnada en la Suprema Junta Central, ésta solicitó la representación de Cuba. La crisis de disociación que ya había prosperado en el continente fue salvada por la habilidad del gobernador Salvador de Muro y Salazar, marqués de Someruelos, quien abordó importantes reformas de gran sentido españolista, lo que evitó tomasen más importancia los movimientos de separación. En 1812 se adoptó la Constitución de Cádiz y se produjo el primer intento de compra por parte de los Estados Unidos. Durante el primer período absolutista (1814-1820) se sucedieron una serie de leyes de estímulo al desarrollo (1815, leyes que favorecieron la agricultura; 1817, libertad de cultivo, venta y tráfico del tabaco y leyes que estimulaban la emigración; 1818, autorización del comercio libre, etc.). Entre tanto, las primeras intentonas revolucionarias aplastadas por el gobierno y condenados sus respectivos cabecillas. El gobierno del mariscal Francisco Dionisio Vives (1823-1832) fue largo y beneficioso, mas los acontecimientos de la metrópoli repercutían en la Perla de las Antillas. Seguidamente empezaron a expandirse las sociedades secretas; la llamada Soles y Rayos de Bolívar fue desarticulada en 1823 por Dionisio Vives. Complicaba el problema la ayuda y el aliento que recibía el separatismo desde Norteamérica. En 1843, al hacerse cargo del gobierno Leopoldo O'Donnell la rebelión era ya un hecho peligroso y fue atajada con energía. Hubo procesos y condenas de muerte, entre ellas las del poeta Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido (1844).

Los sucesores de O'Donnell, los generales Roncali, Concha y Cañedo, tuvieron que combatir ya militarmente las intentonas revolucionarias de Narciso López (ajusticiado en 1851), de Agüero, Armenteros, Gener y otros. En 1854 los Estados Unidos intentaron de nuevo la compra de Cuba. Al año siguiente se produjeron varias insurrecciones, de resultas de las cuales murieron Ramón Pintó y Francisco Estrampes. El 10 de octubre de 1868, siendo gobernador Lersundi, se inició una revolución con el famoso Grito de Yara, lanzado por Carlos Manuel Céspedes, Francisco Aguilera, Máximo Gómez, Maceo, etc., conspicuos luchadores y patriotas cubanos. En Guáimaro se organizó la república mediante una Convención Constituyente. La guerra, que fue asoladora, duró diez años y la terminó el general Martínez Campos con el Pacto de Zanjón.

Esclavitud:En 1843 se sucedieron rebeliones de los negros.

Entre 1850 y 1857 se suceden diversos complots de los partidarios de la anexión a EEUU respaldados por los estados sudistas.

El proletariado español reclamaba la abolición de la esclavitud. En 1869 se consolidan los voluntarios de Valmaseda, financiados por los sectores más intransigentes y esclavistas. En 1873 Ruiz Zorrilla, apoyado por los republicanos, se decidió a presentar un nuevo proyecto de ley que declarase abolida la esclavitud en Cuba y en Puerto Rico. Los constitucionales, los carlistas, y los partidarios de Alfonso XII se coaligaron contra el proyecto.

El gran acontecimiento de la década de los 1880 fue la abolición de la esclavitud, decretada por el Gobierno español. En 1880 las cortes españolas ponen fin a la esclavitud y en 1886 se suprime sin limitaciones.

Los propietarios temen seriamente que pueda repetirse el levantamiento de negros que asoló Santo Domingo.

El proceso se inició en noviembre de 1879 y fijó como fecha tope el año 1888. No habría compensación, como sucedería en las colonias inglesas y francesas. Los negros podían comprar su libertad pagando de 30 a 50 dólares. A principios de la década de 1880 había en Cuba 200.000 esclavos, unos 3.000 coartados (esclavos que pactaban su rescate con su dueño) y 270.000 negros o mulatos libres. Hugh Thomas escribe que a los portugueses, los esclavos no les inspiraban ninguna repulsión, pero les hacían trabajar hasta morir; que los españoles no tuvieron ningún movimiento abolicionista, pero fomentaron y practicaron los matrimonios según las religiones católica y africana, mientras que los ingleses se negaban a reconocer hasta a sus propios bastardos; era mucho más fácil conseguir la libertad siendo esclavo español.

    • Corrupción de la administración y la Justicia españolas:

    • Ineficacia de los parlamentarios españoles:

    • Leyes administrativas discriminatorias:

    • Leyes comerciales injustas y anticuadas:

    • Discriminación de los negros libres:

    • Expeditivo estilo militar de mando en cuestiones políticas y sociales:

    • Ideas independentistas del resto del continente:

  • Injerencia por intereses del proceso imperialista de EEUU:

  • Antonio Maceo (Santiago de Cuba 1845-Punta Brava 1896):Perteneciente a una familia muy humilde, su padre era de origen venezolano, y su madre, negra; en 1868, al proclamarse la repúblicca cubana se unió junto con su padre y sus hermanos a las fuerzas que luchaban por la independencia, lo que motivó la persecución de su familia por parte de las autoridades españolas. Nombrado ayudante de Máximo Gómez, pasó a desempeñar un papel importante en varias victorias sobre los españoles (Loma de la Gallega [1871], numerosos triunfos como jefe de los insurrectos de las Villas [1874], etc). En 1877, ya con el grado de mayor general, rechazó una proposición de alianza con Vicente García para derrocar al gobierno revolucionario (las disensiones entre los insurrectos se iban agravando: en 1872, Maceo había sustituido momentáneamente a Gómez como jefe de las fuerzas rebeldes; en 1873 Céspedes había sido depuesto en favor de Cisneros Betancourt, etc.), y, pese a los esfuerzos de Maceo por evitarlo, el desánimo fue extendiéndose. Este mismo año se entrevistó con Gómez y, posteriormente, con el general Martínez Campos en Baraguá (marzo), donde rechazó las ofertas de paz de éste. Tras la paz de Zanjón (10 febr.1878), Maceo, al igual que algunos otros insurrectos, se negó a aceptarla y optó por el destierro a Jamaica y Haití. Al año siguiente participó en una intentona revolucionaria (era el inicio de la llamada "guerra chiquita"), junto con Calixto García, Guillermo Moncada, su hermano José, etc., pero fueron fácilmente reducidos, y Maceo tuvo que regresar a Haití. En 1884 sustuvo una reunión con Martí en Nueva York; durante este exilio se dedicó a recorrer Centroamérica y EEUU para recolectar fondos en pro de la revolución cubana. En 1890 se le autorizó a regresar a Cuba (febr.), pero fue expulsado por Polavieja (ago.). En 1895, al iniciarse la guerra de la Independencia, Maceo se hallaba en Costa Rica, y se trasladó con veinticinco hombres a Cuba para unirse a los insurrectos, que habían reconocido como jefe del movimiento independentista a Martí. Tras una entrevista en La Mejorana (1895) entre éste, Maceo y Gómez, se le dio el mando de las fuerzas de la provincia de Santiago de Cuba. En el curso de 1895-1896 demostró sus grandes dotes de guerrillero recorriendo la isla de E a O y dirigiendo las operaciones de Pinar del Río. A fines de 1895 entró en la Habana y obligó a retirarse de ella al gobernador Martínez Campos. Murió cuando dirigía un combate contra una columna española mandada por el comandante Cirujeda. Su muerte significó un duro golpe para las fuerzas insurrectas.

  • Carlos Manuel Céspedes (Bayamo 1819-hacienda de San Lorenzo 1874):Primer presidente de la república en armas. Estudió en las universidades de La Habana, Madrid y Barcelona. Intimó en España con Prim y le prestó su colaboración en una intentona que le costó unos años de destierro. Regresó a Cuba en 1844 para dedicarse a la abogacía y al cultivo de las letras, pero en 1852, a consecuencia de un brindis independentista, fue encarcelado por las autoridades españolas. A partir de entonces, participó en el movimiento separatista, hasta que el 10 de octubre de 1868, en su hacienda de la Demajagua, en Manzanillo, dio la libertad a sus esclavos y declaró la guerra a España (grito de Yara): con este gesto audaz e irreflexivo, realizado por un hombre que sólo disponía de unos pocos seguidores mal armados, se inició la lucha por la independencia de Cuba. En abril de 1869 Céspedes estableció su cuartel general en Guáimaro (provincia de Camagüey). En esta población convocó la primera asamblea constituyente cubana, compuesta por 15 representantes que le nombraron presidente de la república en armas el 10 de abril de 1869. En esta asamblea los presentes se declararon partidarios de la anexión a los EEUU. Pero el secretario de Estado, Hamilton Fish, prefería comprarla que liberarla. Cuba no podía entrar en la Unión con esclavos, y los representantes cubanos en Nueva York eran reacios al abolicionismo. El 27 de octubre de 1873 fue desposeído del cargo por una reunión de diputados celebrada en el campamento del Jijagual. Céspedes se retiró a la hacienda de San Lorenzo, en la Sierra Maestra, donde se dedicó a enseñar a los niños de los campesinos, pero fue delatado a las autoridades españolas, y se supone que se suicidó antes de dejarse capturar. Su cadáver fue expuesto al público en Santiago de Cuba y enterrado ignominiosamente.

  • Máximo Gómez (Baní 1836-La Habana 1905):Oficial del ejército español, llegó a Cuba como comandante de la reserva dominicana en Santiago de Cuba (1865). Al año se retiró del ejército y se dedicó a los negocios rurales. En 1868 se incorporó, en Bayamo, a la insurrección, con el grado de sargento; pronto ascendió a general, y, tras la victoria de Guantánamo (1871), fue nombrado jefe de operaciones en la provincia de Oriente. Chocó con los jefes civiles de la insurreción y fue separado de todo mando por el presidente Céspedes, hasta la muerte de Agramonte (1873), a quien sustituyó en la jefatura de operaciones en la provincia de Camagüey, donde octuvo la victoria de la Sacra, Paloseco y Guásimas. Después de la victoria de la trocha de Júcaro (1875), una de las más importantes de la guerra de los Diez años, fue nombrado jefe de todos los ejércitos insurrectos y secretario de Guerra. Al firmarse la paz de Zanjón (1878) tuvo que exiliarse a Honduras, donde ocupó un cargo en el ejército del presidente Soto. En 1884 y 1886 colaboró conMartí y Maceo en los intentos de organizar expediciones a Cuba, que terminaron en un fracaso. Instalado en Santo Domingo, a requerimiento de Martí entró en el Partido Revolucionario Cubano, y empezó a organizar de nuevo la insurrección (1892). Nombrado general en jefe, firmó la orden de levantamiento (1895) y el manifiesto de Montecristi, junto con el presidente Martí. Ambos desembarcaron en Cuba, donde se reunieron con Maceo y otros revolucionarios. Además de dirigir el conjunto de las acciones, mandó directamente las operaciones en el centro de la isla (victoria de Saratoga). Ante las interferencias de los poderes civiles en el nombramiento de los cargos militares y las acusaciones de militarismo, presentó la dimisión como general en jefe (1896), pero, a la muerte de los hermanos Maceo, los insurrectos cerraron filas, y Gómez volvió a dirigir la guerra. En las Villas organizó la campaña de la Reforma, encaminada a entretener al máximo de tropas españolas con un mínimo de fuerzas (el general Weyler llegó a enviar hasta 50.000 hombres contra Gómez). Expulsados los españoles de la isla (1898), no aceptó la presidencia de la república y apoyó la candidatura de Estrada Palma (1901). Poco después de su muerte apareció su Diario.

  • José Martí Pérez (La Habana 1853-Dos Ríos 1895):

  • Nació el 28 de enero de 1853. Su padre, Mariano Martí, fue un sargento de artillería nacido en Valencia que llegó a Cuba en 1850; su madre, Leonor Pérez, era de Santa Cruz de Tenerife. Estudia en el colegio de San Pablo, en La Habana (1867-1869). Fue discípulo del poeta Rafael María de Mendive. Su influencia sobre José Martí fue definitiva, costeándole los estudios de segunda enseñanza. A los 16 años, Martí fundó el periódicoPatria libre, en el que insertaba escritos independentistas. Mendive fue deportado a España, acusado de separatista; y Martí fue detenido por sus manifiestos en igual sentido. Tras estallar la guerra de los Diez Años es condenado por el gobierno español por unos pasquines y una carta en los que se manifestaba en favor de la independencia. Se le condena a trabajos forzados en las canteras de San Lázaro (La Habana). A finales de 1870 se le conmuta la pena por la deportación.

  • Primera deportación:

  • En 1871 fue exiliado a España, lo que no dejaba de significar un premio porque, como le sucedió a Céspedes, pudo relacionarse con personas importantes y mejorar ampliamente su cultura cursando las carreras de Derecho y Filosofía y letras en las universidades de Madrid (1871-1873) y Zaragoza. En España hizo toda la propaganda que quiso a favor de la independencia. En 1871 había publicado el sangrante folleto sobre El presidio político en Cuba. En 1874 obtiene la licenciatura en Derecho Civil y Canónico y en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. En 1875 visita brevemente París y Nueva York y se traslada a México, donde participa intensamente en la vida cultural y publica ensayos y otras creaciones en laRevista Universal. En 1877, después de una breve estancia en La Habana, se traslada a la ciudad de Guatemala y trabaja como profesor de Literatura e Historia de la Filosofía en la Escuela Normal Preparatoria. Ese año se casa en México con la cubana Carmen Zayas Bazán. En 1880 se instala en Nueva York y comienza a publicar artículos en el periódico The Hour. En 1881 vive siete meses en Venezuela, donde funda la Revista Venezolana y comienza sus colaboraciones en el diario La Opinión Nacional de Caracas. Por problemas con el dictador Guzmán Blanco, regresa a Nueva York. Cuando se firmó la paz de Zanjón, regresó a Cuba. En la isla pronunció numerosos discursos incitando a la revolución, hecha con cordura y cólera, razón y hambre, honor y reflexión. Obtuvo frutos y se organizaron centros de conspiración en todas las ciudades importantes.

  • Nueva deportación:Ante su creciente influencia, fue deportado de nuevo a España en 1879; pero como sucedió con otros, se escapó cuando le pareció oportuno y desembarcó en Estados Unidos, donde fraguó una nueva invasión. Se puso en contacto con Maceo yMáximo Gómez para organizar la que sería la definitiva guerra en pro de la independencia de la isla. En 1891 publicaVersos sencillos. Rompe con él definitivamente su esposa, Carmen, quien regresa a Cuba con José, el único hijo del matrimonio. Carmen nunca había aceptado el compromiso político de su esposo. Entre 1892 funda el Partido Revolucionario Cubano para proyectar con el mejor criterio la independencia de Cuba. Funda el periódico Patria, como publicación del partido. En esos tres años argumenta y propaga la causa independentista entre los cubanos de Nueva York, Tampa, y Cayo Hueso. También visita otras ciudades norteamericanas con el mismo fin. el 29 de enero de 1895 firma la Orden de Alzamiento de Cuba. Se desplaza a Santo Domingo, donde escribe y pronuncia el Manifiesto de Montecristi. El 11 de abril llega Cuba por la provincia de Oriente.

  • Tristemente, tal independencia sería una pura ilusión, que, afortunadamente no vio José Martí; porque, como escribió un historiador peruano: Tres años después, Cuba era libre de España. Empezaba su segundo cautiverio, que no previó Martí. Sin duda Martí fue un hombre limpio en sus propósitos.

  • El coronel español Jiménez de Sandoval atacó con sus columnas a los insurrectos en Dos Ríos y en el primer cruce de disparos, el 19 de mayo de 1895, murió Martí, que fue enterrado en Santiago de Cuba por orden del General Martínez Campos. Poco antes de morir había escrito:

  • Es deber mío evitar, mediante la independencia de Cuba, que los Estados Unidos se extiendan por la Indias Occidentales y caigan con mayor fuerza sobre otras tierras de América. Todo lo que he hecho hasta ahora y todo lo que haga de ahora en adelante tiene esta finalidad. Conozco al monstruo, porque he vivido en su cubil, y mi única arma es la honda de David. (...) Yo soy bueno y, como bueno, moriré de cara al sol.

  • Cuatro décadas después, las tres primeras palabras de la Falange Española serían tomadas de la últimas de este verso de José Martí. No es fácil entender la filosofía política que le inspiraba. Da la impresión que Martí está por encima de una simple identidad cubana, siendo hijo de españoles. Parece más sostenible que su ideal fuera el de una Hispanoamérica capaz de parar el expansionismo del monstruo estadounidense. Muerto Martí la causa independentista la protagonizaron Maceo, Gualberto Gómez, Quintín Banderas, Guillermón, Calixto García (todos cubanos); los catalanes Miró y Massó; el dominicano Máximo Gómez, el polaco Roloff, y el haitiano Flor. En nada se parecían sus doctrinas a la de Martí.

  • Inicio de Versos Sencillos (1891):[...] Fue aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos. ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, el escudo en que el águila de Monterrey y Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de la América? Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor ilegítmo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispano-americana. (José Martí)

  • Los isleños en Cuba. Por José Martí:Allá, hace años, no había en el presidio de La Habana penado más rebelde, ni más criollo, que un bravo canario, Ignacio Montesinos. Toda la ira del país le chispeaba en aquellos ojos verdes. Echaba a rodar las piedras, como si echase a rodar la dominación española. Se asomaba, al borde de la cantera, a verla caer. Servía mucho, hablaba poco, dio opio a los guardias, y huyó libre. ¡Y ahora, veinte años después, aquel noble isleño, coronado de canas, escribe, desde su monte de Santo Domingo, que es como el de antes su corazón; que no se ha cansado de amar al país; que el padecimiento y la ruina, que le cayeron por él, se lo hacen amar más, que allá está, suspirando, por prestar a Cuba algún servicio. ¿Quién, mejor que este isleño, podrá llamarse cubano? Ni es raro que el hijo de las Canarias, mal gobernado por el español, ame y procure en las colonias de España la independencia que por razón de cercanía, variedad de orígenes, y falta de fin bastante, no intenta en sus islas propias.

  • Míseras viven, sin el regalo y la alegría con que pudieran, la poéticas Canarias; y no cría bajo español aquella volcánica naturaleza más que campesinos que no tienen donde emplear su fuerza y honradez, y un melancólico señorío, que prefiere las mansas costumbres de su terruño a la mendicidad y zozobras de la ingrata corte. ¿Qué ha de hacer, cuando ve mundo libre, un isleño que padece el dolor de hombre, que no tiene su tierra nativa donde alzar la cabeza, ni donde tender los brazos? Del bien raíz suele enamorarse el hombre que ha nacido en la angustia del pan, y cultivó desde niño con sus manos la mazorca que le había de entretener el hambre robusta; por lo que ha salido el isleño común, mientras no se despierta su propia idea confusa de libertad, atacar, más que auxiliar, a los hijos de América, en quienes el gobernante astuto les pintaba el enemigo de su bien raíz. Pero no hay valla al valor del isleño, ni a su fidelidad, ni a su constancia, cuando siente en su misma persona, o en la de los que ama, maltratada la justicia o que ama sordamente, o cuando le llena de cólera noble la quietud de sus paisanos.

  • ¿Quién que peleó en Cuba, dondequiera que pelease, no recuerda a un héroe isleño? ¿Quién, de paso por las islas, no ha oído con tristeza la confesión de aquella juventud melancólica? Oprimidos como nosotros, los isleños nos aman. Nosotros, agradecidos, los amamos. Pronto va a tener Montesinos la ocasión suspirada de servir a Cuba.

  • (José Martí. Patria, 27 de agosto de 1892)

  • (*) Pese a que la mayoría de los canarios que lucharon por la independencia de Cuba lo hicieron como simples soldados (algunos como componentes de las escoltas de distintos generales), no faltaron los isleños que alcanzaron cierta graduación y distinciones: Antonio Ramírez, Agustín Fleitas Santana, etc. Asimismo, de los pocos españoles que alcanzaron el grado de general de las tropas insurrectas, cuatro -de momento- eran canarios: Julián Santana, Manuel Suárez Delgado, Jacinto Hernández Vargas y Matías Vega Alemán.

  • (Julio Hernández García)

Alma Canaria:

Esto y el ser la patria de mi padre, la patria de mis pobres abuelos, de mis ascendientes más queridos, operó en mí la decisión y cuando besé en despedida a los de casa, únicos que sabían el viaje, les dije con estas palabras:

    • "Adiós, pronto nos reuniremos en Cuba, allí os espero".

El barco que me traía, zarpó de las Islitas lejanas: Canarias quedaba atrás, muy atrás y entonces echeme a evocar las grandeza de mis compatriotas en esta Antilla.

[...] También recordé a Martí, sabía que su madre nació en Santa Cruz de Tenerife, y soberbia y dolorosa se presentó a mi vista la figura del Apóstol. Le conocía por un retrato de tarjetas postales. Mas he aquí que la estampa tomaba cuerpo, se agrandaba; y por efecto de fantasía la contemplé hecha hombre: tenía una mano en alto, como arengando a las masas revolucionarias y la cabeza caída, como no pudiendo soportar el peso inaudito de su pensamiento. Así mismo la miré en estatua al llegar a La Habana.

(Manuel Fernández Cabrera)

Visita de Rubén Darío:[...] El maestro era José Martí, que se encontraba en esos momentos en lo más arduo de su labor revolucionaria. Agregó asimismo Gonzalo, que Martí me esperaba esa noche en Harmand Hall, en donde tenía que pronunciar un discurso ante una asamblea de cubanos, para que fuéramos a verle juntos. Yo admiraba altamente el vigor general de aquel escritor único a quien había conocido por aquellas formidables y líricas correspondencias que enviaba a diarios hispanoamericanos, como La Opinión Nacional, de Caracas, El Partido Liberal, de México, y, sobre todo, La Nación de Buenos Aires. Escribía una prosa profusa, llena de vitalidad y de color, de plasticidad y de música. Se trasparentaba el cultivo de todas las literaturas antiguas y modernas; y, sobre todo, el espíritu de un alto y maravilloso poeta. Fui puntual a la cita, y en los comienzos de la noche entraba en compañía de Gonzalo de Quesada por una de las puertas laterales del edificio en donde debía hablar el gran combatiente. Pasamos por un pasadizo sombrío; y, de pronto, en un cuarto lleno de luz, me encontré en los brazos de un hombre pequeño de cuerpo, rostro de iluminado, de voz dulce y dominadora al mismo tiempo y que me decía esta única palabra: ¡Hijo!

[...] Y yo pensaba en lo que diría el gobierno colombiano, de su cónsul general sentado en público, ¡en una mesa directiva de revolucionarios antiespañoles!

[...] Allí escuché por largo tiempo su conversación. Nunca he encontrado, ni en Castelar mismo, un conversador tan admirable. Era armonioso y familiar, dotado de una prodigiosa memoria, y ágil y pronto para la cita, para la reminiscencia, para el dato, para la imagen. Pasé con él momentos inolvidables, luego me despedía. El tenía que partir esta misma noche para Tampa, con objeto de arreglar no sé qué preciosas disposiciones de organización. No le volví a ver más.

(Rubén Darío)

Españoles relevantes

Conde de Valmaseda:Domingo Dulce (Sotés,Logroño 1808-Amélie-les-Bains 1869):

Participó en la represión de los agraviados en Cataluña y luchó en las guerras carlistas. Contribuyó decisivamente al éxito de la Vicalvarada al unirse a O'Donell. Fue capitán general de Cataluña y de Cuba desde 1862 hasta 1866. Fue desterrado a Canarias por conspiración contra el gobierno de Isabel II. Sucedió al general Lersundi en enero de 1869, conocido por su talante abolicionista y por sus relaciones familiares con los intereses criollos; su mujer, la condesa de Santovenia, era cubana. En su época de capitán general se granjeó la enemistad entre los tratantes de esclavos. Proclamó una amnistía para los rebeldes que se rindieran en un plazo de cuarenta días y envió delegados para parlamentar con Céspedes. Dulce cometió el error de ignorar los sentimientos pro españoles de los habaneros de origen español. Este importante colectivo estaba encabezado por Julián de Zulueta y se negaba a tener tratos con Céspedes. Los comerciantes españolistas no le dejaron llevar a cabo sus planes. El casino español de La Habana publicó un manifiesto en que se decía:

"Cuba será española o la abandonaremos convertida en cenizas."

Los grupos de "voluntarios" pretendían dirigir de hecho el curso de la política gubernamental. Dulce perdió la batalla política y se dejó arrastrar por el extremismo de los españolistas. Fue obligado a dimitir y embarcado hacia España (Junio 1869). Con este hecho quedó demostrado quién mandaba en La Habana.

Martínez Campos:Los insurrectos habían ganado la batalla principal, la de las mentes. Sus proclamas, periódicos y libros llegaban a todos los rincones de la isla. Muerto Martí, fue elegido presidente Salvador Cisneros; Máximo Gómez designado general en jefe, y Antonio Maceo lugarteniente general. Ante la gravedad de la situación, volvió Martínez Campos. Asustado ante lo que encontró, escribió al presidente del Gobierno Cánovas del Castillo, que los pocos españoles que había en la isla sólo se atrevían a proclamarse como tales en las ciudades; y que el resto de los habitantes odiaba a España como consecuencia de las proclamas de la prensa, de la conjuración constante y el abandono en que habían quedado desde que se fue el general Polavieja. En julio de 1895, Antonio Maceo supo que el general Santocildes estaba en Manzanillo esperando al capitán general y montó una emboscada. Advertido Martínez Campos, ordenó atacar a los rebeldes por su retaguardia. La batalla duró cinco horas, murió Santocildes y Martínez Campos estuvo a punto de caer prisionero.

Su escasa capacidad es superada por los acontecimientos:

Su fracaso fue claro. Aunque algunos historiadores alaben su política conciliadora, demostró que militarmente no daba la talla. En Cuba, jamás actuó como un militar. No se entiende que un profesional se quite de encima sus responsabilidades para endosárselas a otro compañero por cuestiones de conciencia. En la carta a Cánovas le dice que España se está jugando su destino, pero que el conserva ciertas creencias que le prohiben llevar a cabo ejecuciones sumarias y actos parecidos. También considera que como representante de un país culto no puede dar un ejemplo de intransigencia. Escribe que podría concentrar en las ciudades a las familias del campo (como ocurrió en 1870, en el este), con lo que aislaría el campo de las ciudades. Y añade: Yo creo que carezco de cualidades para llevar a cabo una política de este tipo. Entre nuestros generales, en la actualidad, sólo Weyler tiene la capacidad necesaria para este tipo de política, pues es el único que reúne la inteligencia, valor y conocimiento de la guerra necesarios. Esto se llama en el Ejército español, falta de amor a la responsabilidad.

Maceo y Gómez arrollan a su conciliador rival:

En agosto de 1895 había en Cuba un número importante de soldados españoles, quizás 200.000; pero escasamente la cuarta parte estaba en condiciones de combatir. Las unidades españolas eran un auténtico desastre. El culpable principal era Martínez Campos, quien en lugar de hacer la guerra, intentaba recuperar la paz. Una teoría buena si el enemigo también está dispuesto a compartirla, lo que no era así. Si hubiera tomado drásticas desde un principio, hubiera obligado a los rebeldes a parlamentar, porque está probado que Maceo y Máximo Gómez eran aún muy débiles respecto a los españoles. La mayor proeza realizada entre octubre de 1895 y enero 1896, al invadir la parte occidental y alzar en armas a cuantas poblaciones atravesaron. A finales de octubre, Máximo Gómez cruzó la trocha que separaba Camagüey de Las Villas, y el 6 de noviembre ordenó quemar las plantaciones, destruir las industrias y ferrocarriles y fusilar a quienes fueran encontrados trabajando. El fracaso militar de Martínez Campos fue total. Concentró las tropas en las plantaciones amenazadas y dejó el camino despejado a Maceo y Máximo Gómez, que atravesaron las llanuras con total libertad. Saquearon e incendiaron cuanto encontraron a su paso; volaron vías férreas y quemaron campos de azúcar. Cuando estaban a punto de quedarse sin municiones, se las arrebataron a los españoles. Hicieron la guerra de verdad. Martínez Campos, dando muestras de su incapacidad militar, concentró varias unidades en el Norte, pero los rebeldes cambiaron el rumbo de su marcha y se dirigieron hacia Las Villas, dando la impresión que huían; pero giraron 180 grados y regresaron a Matanzas. Después penetraron en la provincia de la Habana. En diciembre cosechó otro fracaso cuando quiso presentar batalla a máximo Gómez y Maceo a unos cien kilómetros de la Habana. Tuvo que retroceder y estuvo a punto de perder la vida. La colonia habanera española recibió con vítores a Polavieja y Weyler. Maceo llegó a las afueras de la Habana a principios de enero de 1896, pero la capital estaba bien defendida y decidió dirigirse hacia Pinar del Río. En esas fechas ordenó quemar y destruir cuanto encontraran a su paso. Su lema era que donde no alcanzaban los rifles, llegaba la dinamita. El 22 de enero, Maceo entró triunfalmente en Mantua, la ciudad más occidental de las isla. Había recorrido Cuba desde un extremo a otro y destruido todas la industrias importantes, vías férreas y plantaciones de la provincia de Pinar del Río, excepto la capital. De hecho, los rebeldes habían ganado la guerra. Los paños calientes de Martínez Campos no habían servido de nada. En enero de 1896 fue relevado por Weyler.

Camilo García Polavieja (Madrid 1838-Madrid 1914):

Participó como voluntario en la guerra de África y en 1863 pasó a Cuba, en donde permaneció diez años y ascendió, por méritos de guerra, hasta teneinte coronel. De regreso en España, en 1873, luchó contra carlistas y republicanos en Cataluña. Ascendió a brigadier, volvió a Cuba, en donde combatió contraMaceo y gobernó en la provincia de Santiago (1879-1881). Fue capitán general de Andalucía y en 1890 marchó nuevamente a Cuba como capitán general de la isla, pero descontento con la política antillana de Romero Robledo, dimitió (1892). En 1896 se le envió a Filipinas para reemplazar al general Blanco. Al formar gobierno Silvela (marzo 1899) le encomendó la cartera de la Guerra.

Los carlistas:

El inicio del conflicto está en la derogación de la Ley Sálica por parte deFernando VII, padre de isabel II y hermano de Carlos Isidro de Borbón. El rey se casa cuatro veces, muere sin hijo varón y su voluntad y la ley vigente señalan a Isabel como sucesora. Los cambios sociales fueron disgregando las bases carlistas. Estaban anclados en el pasado y pretendían el retorno a los antiguos valores de la España rural y campesina. Una parte del país se ve sobrepasada por los tiempos y no encuentran sitio en el nuevo régimen. Era un movimiento heterogéneo y entre sus filas se podía incluso encontrar elementos liberales y progresistas. La larga lucha fratricida que prolongó fue muy costosa.

Juan Manuel Sánchez y Gutiérrez de Castro. Duque de Almodóvar del Río:

En la renovación del Gabinete de Sagasta, mayo de 1898, fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores. Tuvo la difícil tarea de intentar limitar las consecuencias de la derrota en la Guerra contra Estados Unidos. A lo largo de las conversaciones que mantuvo en Washington el embajador Francés Cambon en representación de España y luego, durante las negociaciones de París, intentó reforzar la posición diplomática española pero la gravedad de la situación militar le dejaba poco margen de maniobra. Procuró por todos los medios impedir la pérdida de Puerto Rico y Filipinas acudiendo a la mediación inglesa que resultó fallida. El 21 de noviembre de 1898, los representantes americanos presentaron su última oferta, con carácter de ultimátum, amenazando con continuar las hostilidades en caso de no-aceptación. Dicha oferta suponía la pérdida de Cuba, la anexión de Puerto Rico como compensación de guerra, la compra de Filipinas por 20 millones de dólares, la anexión de la Isla de Guam, en las Islas Marianas, y de la Isla de Wake, en las Islas Carolinas, además de derechos de establecimiento de cables telegráficos en cualquier lugar de las restantes posesiones españolas en el Pacífico. El Duque de Almodóvar intentó nuevamente que los ingleses mediaran ofreciendo la mitad de las Filipinas, lo que nuevamente rechazó el gobierno Inglés. Sin ningún apoyo europeo y con la presión del gobierno alemán para aceptar la oferta estadounidense, ya que el Káiser quería adquirir el resto de las Colonias Españolas, el Ministro no tuvo otro remedio que autorizar a los negociadores españoles la aceptación de las draconianas imposiciones americanas.

María Cristina de Habsburgo-Lorena (1858-1929):

Nació en Gross-Seelowitz, actual República Checa. Reina y regente de España. Hija del archiduque Carlos Fernando de Austria y de Isabel, archiduquesa de Austria-Este-Módena. En 1879 se convirtió en la segunda esposa del rey Alfonso XII, tras enviudar éste de María de las Mercedes. No congenió muy bien con el extrovertido monarca a causa de su carácter tímido y tranquilo. Dado que cuando falleció el soberano (1885) se hallaba embarazada, asumió la regencia. Meses más tarde nació el futuro Alfonso XIII, quien se convirtió en la gran esperanza para el trono español. Se dejó asesorar por Sagasta, con quien acabaría trabando una estrecha amistad. María Cristina se guió por la sensatez y el equilibrio en sus diecisiete años de regencia. Durante este período se llegó al pacto del Pardo entre Cánovas y Sagasta, que instituyó el sistema de turnos pacíficos de ejercicio del poder entre liberales y conservadores y consolidó la Restauración. El papel de Cristina en el sistema de gobierno fue más bien anecdótico, ya que no participó en los enfrentamientos entre los partidos dinásticos y favoreció a Sagasta en largos períodos de gobierno liberal. Se promulgaron, entre otras, la Ley de Sufragio Universal y la Ley de Asociaciones. En sus últimos años de regencia se agravó el problema marroquí y se agudizó la conflictividad social. De esta época datan también los inicios del catalanismo político. Además, la pérdida de las últimas colonias (1898) sumió al país en una grave crisis, que evidenció de manera clara la inoperancia del régimen de la Restauración. Su más ferviente deseo era traspasar la Corona a su hijo, deseo que vio cumplido en 1902, cuando Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad y fue proclamado rey de España. Murió en Madrid en 1929.