Comenzaremos esta página con unvídeo realizado por las alumnas Irene Suárez Zapata y Marina Martínez Vera.
A Nietzsche se le debe una de las más feroces críticas contra la filosofía de occidente. De hecho, de nuestra tradición sólo rescata a Heráclito. Este pasó a la historia como el filósofo del devenir (concepto clave para entender la vida según Nietzsche). Heráclito afirmaba que no era posible bañarse dos veces en el mismo río debido al constante fluir de la realidad. Sin embargo, la metafísica occidental no siguió sus pasos. Por el contrario, la acusación principal que le lanza Nietzsche es que se ha dedicado a venerar grandes conceptos vacíos por su miedo al cambio, a la incesante transformación que constituye la vida. Frente al testimonio de los sentidos, ha preferido hablar del ser, de las ideas eternas, del mundo inteligible o de Dios. Es decir, han triunfado lo que el autor llama "momias conceptuales". Son momias porque son conceptos que no varían; pero que, como las momias, no tienen vida. Aun así, la filosofía se ha dedicado a venerarlos porque alejan el miedo al cambio y crean la ilusión de un mundo estable o un orden que justifica y da racionalidad a la vida. Hay una realidad inmutable y eterna de la que ésta depende, ya sea el mundo inteligible de Platón o el Dios de la tradición judeocristiana. Pero, en opinión del alemán, esto prueba antes bien, que son conceptos vacíos, fantasmas, pues nada real permanece inmutable ni idéntico a sí mismo.
Así lo vemos en Platón, uno de los filósofos más criticados por Nietzsche. Su ontología establece dos mundos: el mundo sensible, éste, y el mundo de las Ideas, formado por arquetipos perfectos de la realidad, eternos e inmutables. Da igual si ni podemos percibir nada semejante, esto no resta un ápice a su veracidad, porque lo siguiente es desacreditar el testimonio de los sentidos. Platón lo hace del siguiente modo: Como este mundo no posee materia, no puede ser conocido por los sentidos, sino que solo tendremos acceso a él por medio de la razón y a este tipo de conociminto lo llama ciencia, en tanto que el conocimiento de los sentidos se llama opinión. La opinión sólo nos permite conocer una copia imperfecta de la auténtica realidad y, por consecuencia, no es un conocimiento fiable.
Se inicia así una línea racionalista que vemos también repretesentada en Descartes. Cuando el francés inicia su método con el objetivo de encontrar verdades universales, el primer testimonio que desprecia es el de los sentidos, aduciendo que con frecuencia nos inducen a error. Sin embargo, Nietzsche afirmaba que los sentidos nunca se equivocan, es nuestra razón, con el uso que le da a su testimonio, la que se equivoca. Más aún, Nietzsche decía que él hacía filosofía con la nariz, el más fino de los sentidos, pues aprecia el más leve cambio.
Este filosofía occidental es propia de una cultura decadente, débil, incapaz de asumir la vida tal cual es. El alemán buscará nuevas imágenes con las que explicar su pensamiento y fija su atención en la tragedia griega, hecha por hombres fuertes, con un exceso, incluso, de jovialidad. De ellos toma los conceptos de apolíneo y dionisiaco. Dionisos, dios de la embriaguez, la música, la poesía, representa la vida con su irracionalidad, sus contradicciones; mientras que Apolo, dios de la claridad, de la armonía, representa la razón. La vida es una mezcla de ambos elementos: momentos de claridad en un torbellino irrefrenable. El problema es que, el hombre de occidente, ha hecho triunfar sólo lo apolíneo. Sin embargo, la vida es para Nietzsche voluntad de poder, pura expresividad de sí misma que no se somete a ningún orden lógico ni a justificación moral alguna. Pero, como decía el alemán en La Genealogía de la moral, el hombre soporta cualquier sufrimiento excepto sufrir sin sentido. Por eso necesitamos un orden que justifique ese cambio, ya sea el mundo inteligible platónico o las leyes de las matemáticas en Descartes.
Nietzsche afirmaba que la suya era una filosofía del martillo, pues quería destrozar todos estos conceptos. También la pretensión de verdades universales que caracterizó la filosofía de Descartes o Platón.
Descartes consideraba que con un buen método la razón podría alcanzar conocimientos indudables sobre los que fundar todo el saber. Esta idea descansa sobre otra, a saber: podemos tener verdades universalmente compartidas porque el lenguaje puede reflejar la realidad. Una afirmación cierta es una afirmación que, como un espejo, nos muestra el ser de las cosas. Para ello el lenguaje se sirve de conceptos y ya Sócrates, en el s. V a. C. se opuso a los sofistas porque entendía que el significado de los éstos debía ser universal. Si distintos grupos llaman bueno a cosas distintas era, sin duda, porque se producía un error intelectual; ya que el significado de lo que sea bueno no varía. Este planteamiento lo llevó hasta el extremo Platón situando a los conceptos- Ideas en un mundo propio, independiente y más importante que éste. Pero Nietzsche también martillea el concepto mismo de verdad en su obra Verdad y mentira en sentido extramoral. En ella considera define los conceptos como metáforas gastadas, que hemos tomado por realidades al olvidar su carácter metafórico. Nos servimos del lenguaje para expresar experiencias únicas e individuales que, por lo demás, son siempre cambiantes. No son copias de la realidad, pues son incapaces de expresar la experiencia íntima que cada uno tenemos de ella; pero es el medio que tenemos para comunicarnos. Por tanto no existen verdades, si entendemos por tales fieles reflejos de la realidad. Hay metáforas o como él mismo dice en La voluntad de poder, la verdad es "aquella clase de error sin la cual una determinada clase de seres vivos no podría sobrevivir". Y esto que vale para el lenguaje, vale igual para la ciencia. Cuando Descartes pretende, siguiendo a Galileo, describir el mundo con un lenguaje matemático, con leyes fijas y universales, sólo muestra ese espíritu débil incapaz de afrontar el caos y la irracionalidad de la vida. El lenguaje y las leyes científicas son útiles porque nos hacen sentirnos seguros, somenten lo individual a lo general y hacen posible la vida en común. Para lograrlo, hay que rechazar todo lo individual y cambiante. Por eso Descartes prescinde de las cualidades subjetivas de la res extensa: el color, el sabor no son universalizables. Pero prescindir de todas esas cualidades es no saber nada, no querer saber nada, preferir el engaño de la ciencia a la realidad. Nietzsche no teme lo cambiante, lo subjetivo, lo individual, aunque se quede sin un orden que justifique la existencia.
La metafísica occidental tiene su correlato en la religión y moral judeocristiana. Pero aquí de nuevo encontramos la crítica feroz de nuestro autor. Nietzsche ha pasado a la historia como uno de los grandes pensadores ateos. Su ateísmo puede ser comparado con el de Marx, pues ambos son ateos postulatorios. Esto quiere decir que el ateísmo es su punto de partida. Nietzsche afirma que en él el ateísmo es algo instintivo, nunca se ha planteado que Dios exista, por eso no rebate las pruebas que tradicionalmente la filosofía ha dado, como las tres que Descartes ofrece.
Entonces, si Dios no existe ¿Cómo se ha mantenido un error tan largo? Esto es lo que tanto Marx como Nietzsche pretenden descuibrir. Ambos, junto con Freud, fueron llamado los "maestros de la sospecha", porque pretenden desenmascarar lo que nuestra cultura esconde. Sobre el tema de Dios, ni Nietzsche ni Marx creen que se haya producido un inocente error, ningún errror de ese tipo es tan largo. Más bien se trata de una mentira interesada que ahora desenmascaran. Según Nietzsche, Dios nace de la actitud de resentimiento hacia la vida que siente el hombre de occidente, débil, incapaz de asumirla tal cual es. En La genealogía de la moral, Nietzsche investiga el origen de los valores morales. Este hombre que ha triunfado en la historia proyecta su odio principalmente contra la vida misma e impone sus valores de debilidad. Creó un Dios para que justifique su sufrimiento y le compense, para que haya un orden moral frente al irracional devenir. Pero ese Dios de Descartes ha muerto y en una primera fase su muerte deja al hombre sumido en el nihilismo. El hundimiento de los valores tradicionales deja al hombre sin nada a lo que agarrarse y, por tanto, desorientado. Pero tras ese momento primero el nihilismo es la puerta por la que aparecerá un nuevo hombre: El superhombre. Consciente de que no hay valores ni órdenes extramundanos, ni planes que justifiquen la vida, el superhombre crea desde su propia voluntad. Nietzsche lo compara con un niño. Como él juega y crea sus propios valores desde una afirmación de la vida es tan incondicional que la afirma como eterno retorno. Ésta es una idea compleja en la filosofía de Nietzsche que no parece querer referirse a la duración real de la vida, sino a una actitud ante ella. El superhombre afirma el eterno devenir sin finalidad. El amor a la vida, su afirmación es tal que se asume eternamente. La vida ya no es una recta que acaba en el final de los tiempos con la llegada del reino de Dios o la vuelta al mundo de las ideas, la vida no es un tránsito, se afirma ella sin más, hasta la eterna repetición de lo mismo.
Nietzsche Wilhem Nietzsche was born on 15 October 1844. His father was a Lutheran minister. However, he suffered nervous disorders and shut himself up when his son was only four.
He was a very good student and his mother always dreamt that he will follow his father into the church. In fact, he entered the theological Faculty in Bonn, though he was more interested in classical philology nad music. Music was one of his greatest passions, inherited from his father. He was exceptionally accomplished at the keyborad and people would travel long distances to hear him play. Nietzsche, himself, was also a very good pianist with a particular talent at improvisation.
Nietzsche left Bonn to continue his studies in Leipzig where he developed his talent for philology and we he was just 24 he received the invitation to take the Chair of Philology at Basle. That was really surprising as he was still a student, but his teacher had recommended him for this post. So, he was awarded his doctorate by Leipzig without exam and appointed Professor of Clasical Philology at the University of Basle.
The University insisted he give up his Prussian citizenship, so he couldn't be called for military service (in that period the franco-prussian war took place and Nietzsche had been called to serve in the ambulance corp) Therefore, he revoked his prussian citizenship, but he never asked for the Swiss one, so he became stateless for the rest of his life.
Nietzsche is the author of one of the most fierce critiques against Western culture that has whorsiped emty concepts. This is a decadent culture, done by weak men afraid of the change and of the lack of sense
Thus spoke Zarathustra (1885):
- Life is the will to power, and whoever wishes to live truly must overcome the beliefs and conventions of ordinary mortals: become a "Superman"
- The Cristian virtues of pity and meekness seek to corrupt people, to destroy their willpower, in order to make them bubmit to those who live conventionally
- Those who do not have the courage to live, seek to scape by sleeping, prizing the soul over the body, seeking peace instead of war.
- Superman is virtuous by freeing himself from belief in God, and from rhe illusion of an afterlife. Superman cannot abide ordinary people. He is happy, surpassing those who live by false hopes and beliefs.