El libre albedrío es la capacidad que se atribuye a los seres humanos para tomar decisiones autónomas, es decir, la posibilidad de elegir entre diversas alternativas por su propia voluntad y asumir la responsabilidad de esas acciones.
El libre albedrío implica capacidad de decisión consciente, deliberación sobre diferentes posibilidades y argumentación racional para optar entre ellas.
Se distingue de la mera libertad, ya que esta última puede referirse simplemente a la ausencia de coacción, mientras que el libre albedrío requiere la capacidad interna de elegir y decidir.
Es considerado una condición exclusiva de la humanidad, relacionada con la autoconciencia y la racionalidad.
Determinismo: sostiene que todos los sucesos tienen causas identificables y que, con suficiente información, se podría prever cualquier acción, negando así el libre albedrío auténtico.
Indeterminismo: argumenta que no todo está determinado; existe el azar, haciendo posible que las acciones humanas sean fruto de la voluntad libre.
Compatibilismo: sugiere que el libre albedrío es compatible con cierto grado de determinismo si las decisiones se toman de acuerdo con los propios deseos sin coacción externa.
El libre albedrío tiene profundas consecuencias éticas, legales, religiosas y científicas, porque está vinculado a la idea de responsabilidad moral y a la capacidad de juzgar a las personas por sus acciones.
Se ha debatido históricamente en la filosofía, la teología y la ciencia, siendo tema de posiciones muy variadas y a menudo irreconciliables.
En resumen, el libre albedrío es la facultad humana de tomar decisiones propias y deliberadas, tema central del debate filosófico y ético sobre la responsabilidad y la libertad de acción.
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