La descripción es un modo de organización del contenido que está constituido por tres actividades: nombrar la realidad, situarla en el espacio y el tiempo y calificarla. La intención del autor y la finalidad que el autor desea alcanzar con el texto señalan las diferencias entre los dos tipos de descripción: la técnica y la literaria.
La descripción técnica tiende a la objetividad (función referencial), emplea un lenguaje denotativo y especializado (cultismos, tecnicismos) y sigue una ordenación lógica. Se encuentra en textos científico-técnicos y en las definiciones.
La descripción literaria tiene una función estética. El autor adopta un punto de vista subjetivo y no persigue ningún rigor científico. El orden de este tipo de descripción no es caótico, sino que sigue la lógica del artista y esta puede o no coincidir con la natural.
Se caracteriza por el empleo del lenguaje connotativo, el uso de adjetivos explicativos y la presencia de abundantes figuras retóricas (comparación, metáfora, enumeración...).
Según el objeto que se describe, se distinguen los siguientes tipos de descripción:
• De objetos y animales: para describirlos hay que seleccionar sus rasgos más característicos (tamaño, color, textura, olor; comportamiento y expresión en los animales) y exponerlos de forma clara y ordenada.
• De ambientes y paisajes: en la descripción de ambientes tiene mucha importancia el orden lógico, la veracidad de los datos y el uso de frases breves; la descripción de lugares recibe el nombre de topografía;
• De personas. Hay varias maneras de describir personas: el retrato (descripción física y psicológica), la etopeya (descripción psicológica), la prosopografía (descripción física), la caricatura (exageración de los rasgos más destacados) y la topografía (descripción de un lugar).
Dependiendo del punto de vista del autor, la descripción puede ser realista, idealizante o deformante.
Cómo hacer una descripción:
1. Observación de la realidad: nombre por el que se la identifica, características más importantes, cualidades...
2. Selección de datos, es decir, dar importancia a los datos más significativos.
3. Organización de los datos seleccionados: de forma lógica, de lo más importante a lo menos...
4. Redacción definitiva: usando el vocabulario apropiado, sintaxis correcta y un registro lingüístico adecuado.
Para lograr una buena descripción es importante:
• Seleccionar aquellos rasgos, externos y a veces internos, que caracterizan con precisión lo que se quiere describir.
• Elegir las palabras que aportan una mayor vivacidad a la visión de la realidad externa.
• Introducir en el texto el tono descriptivo que se quiere conseguir (objetivo, subjetivo).
Todo texto presenta una estructura propia. Las descripciones se inician normalmente con una presentación general del tema y continúan con una exposición de los aspectos más destacados, agrupados de forma coherente. Para ello es frecuente la utilización de una serie de expresiones (llamadas conectores ) que sitúan en el espacio los elementos que se describen ("en primer término", "más al este", etc.). También abundan los conectores que indican el orden de la exposición ("en primer lugar destacamos...", "a continuación aparecen...", "finalmente encontramos...", etc.).