CONSEJOS PRÁCTICOS

LA PREPARACIÓN FÍSICA

El Camino de Santiago no es un paseo exento de dificultades. Es cierto que, en principio, es factible para cualquier persona, tanto para aquellos que están acostumbrados a andar como para aquellos que no lo están. De todas formas, el sentido común no debe hacernos perder de vista que el esfuerzo que supone una peregrinación de este tipo requiere de unas condiciones físicas determinadas y que, por lo tanto, es necesaria una buena preparación previa, independientemente del punto desde el cual iniciemos el Camino. Recorrer a pie centenares de kilómetros día tras día no es trivial.

La preparación física es uno de los aspectos más importantes para lograr que la peregrinación sea un éxito. No sólo para tener la satisfacción de haberla podido finalizar, sino también para disfrutarla y, así, conseguir que se convierta, posiblemente, en una de las vivencias más gratificantes de nuestra vida. Una mala preparación, producto de la improvisación, puede obligarnos a abandonar o, lo que todavía es peor, puede convertir cada etapa en un calvario. Sin duda, la mejor manera de prepararnos es andando en condiciones similares con las que nos encontraremos. Por ejemplo, hacer excursiones por alguna zona de montaña que conozcamos bien, con el mismo calzado, indumentaria y mochila con que iniciaremos el Camino.

También debemos cargar la mochila con el peso aproximado que pensamos llevar. Será conveniente realizar varias excursiones, a lo largo de las cuales iremos incrementando los kilómetros. Así, además de ponernos en forma, podremos determinar de qué forma reacciona nuestro cuerpo en estas circunstancias, y también si el calzado es el adecuado, si el peso es excesivo, etc.

Las primeras etapas: Deben ser moderadas, en distancia y ritmo. Incrementar progresivamente los primeros días de 20-30km a 40-50km por etapa como máximo.

En la preparación física debemos tener en cuenta dos cosas fundamentalmente:

  • El material que llevaremos encima (el peso de la mochila)
  • El calzado que utilizaremos.

Durante el entrenamiento, emplearemos los materiales que nos llevaremos al viaje para acomodarnos a él. Primero en periodos de 30-40 minutos y luego en periodos más largo que durarán hasta dos horas. Lo ideal es realizar tres o cuatro salidas a la semana e incrementar el tiempo progresivamente durante un mes.

También es muy importante realizar ejercicios de estiramientos después de cada sesión. Las zonas a incidir serán los hombros, las cervicales, la espalda y las piernas.

ALGUNOS EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO

Para realizar de manera correcta un estiramiento deberemos hacerlo de forma relajada y manteniendo la concentración sobre los músculos que se están estirando. No debemos hacer movimientos de rebotes o estirarse hasta el dolor.

Cinco minutos aproximadamente.

Estos estiramientos liberarán el cuerpo de tensión y facilitaran el movimiento al caminar. Calentar unos instantes antes de practicar los ejercicios. Basta con caminar unos minutos.

Los primeros días de Camino, te aconsejamos que no abuses de tus condiciones, quizás te sientas fuerte y cometas la imprudencia de hacer largos recorridos.

Cuidado, pasan factura al final y continuamente vemos Peregrinos, que no pueden caminar por Rozaduras o van extenuados por el peso de grandes mochilas.

La cadencia en el paso, es muy importante y nunca debes forzarte, vas de Peregrino, no estás en carrera, para cada 30´ a 60´, descansa y repón fuerzas con la ingesta de algún alimento azucarado o frutas y abundantes líquidos. Cada vez que pares, deberás comprobar y ajustar el calzado, a veces es conveniente descalzarse y airear los pies. Ajusta los calcetines, botas, ropa y mochila.

EL PESO DE LA MOCHILA

El peso de la mochila es, a parte de la preparación física, el aspecto más importante a tener presente antes de partir. Es necesario reducirlo al mínimo posible, intentando que no supere el 10% o 12% de nuestro peso corporal.

En ningún caso debe exceder los 10 kilos, incluyendo el peso del agua. A pesar de que todos los libros y guías del Camino advierten de este hecho, son muchos los peregrinos que deben facturar a casa parte del material, en algunos casos después de haber recorrido tan solo una o dos etapas. Por lo tanto, debe evitarse llevar nada 'por si a caso'. Además, a lo largo de Camino encontraremos todo tipo de establecimientos donde poder comprar, en un momento dado, aquello que nos sea necesario.

La disposición del material en la mochila. Lo más indicado será ir colocando el material en la mochila separado de forma funcional con bolsas de plástico (que no hagan ruido para no molestar a los compañeros de albergue), y poner las más pesadas en la parte inferior (para mejorar el punto de equilibrio).

LA SUJECIÓN DE LA MOCHILA

Este es un factor importante para evitar tanto la acumulación del cansancio como la excesiva carga en la espalda y los hombros. Para una correcta sujeción, primero aflojamos al máximo las cintas que se cuelgan a los hombros.

Después desplazamos la cinta de la cintura a la altura del hueso de la cadera, teniendo en cuenta que una vez bien apretada nos sea posible tocar con los dedos el hueso por encima de la cinta. Apretamos fuerte esta cinta de la cadera y ajustamos las cintas de los hombros sin tensarlas, de tal forma que podamos poner sin dificultad los dedos entre estas cintas y el cuerpo. De esta forma conseguimos que la mayor parte del peso de la mochila se cargue directamente sobre las piernas, liberando considerablemente la espalda y los hombros.

LA SEÑALIZACIÓN

Todo el recorrido está señalizado con flechas amarillas. A veces se añade otra simbología según la comunidad autónoma o provincia. Así pues, es poco frecuente perderse, y aún menos en el Camino Francés. De todos modos, si esto ocurriera, tan solo es necesario un poco de tranquilidad y paciencia hasta reencontrar el camino. Además, en último extremo, siempre habrá alguna carretera que nos permita llegar al siguiente pueblo.

OBJETOS DE VALOR

Afortunadamente, los casos de robos en los albergues son muy poco frecuentes. De todos modos, y especialmente en los albergues más grandes, es necesario tomar las elementales medidas de seguridad y no dejar olvidados los objetos de valor mientras estamos, por ejemplo, en la ducha o paseando por la población. También hay la posibilidad, de hecho la más frecuente, de dejarnos alguna cosa olvidada en alguna de las múltiples paradas habituales a lo largo de una etapa (bajo un árbol, en un bar, etc.).

Y por último, también debemos tener en cuenta que es difícil tratar delicadamente el material sofisticado que transportamos en la mochila, como por ejemplo los móviles de última generación, cámaras fotográficas... Así pues, como conclusión, podemos afirmar que los objetos de valor o delicados y los largos caminos a pie son poco compatibles. Además, una de las gracias de los caminos a pie es hacerlos despreocupadamente, sin tener que estar pendiente de si perdemos esto o se nos rompe aquello.

DINERO

Recuerda que todo lo necesario lo tienes cubierto (alimentación, alojamiento...) por tanto, el dinero que lleves será para los pequeños caprichos que te quieras permitir. Pero te invitamos a que vivas una experiencia de vivir solo con lo necesario. Por tanto, lleva el dinero justo. Te recomendamos que no sea más de 50€. Si necesitas más, nos lo puedes pedir.

CARGA DE LA BATERÍA DE LOS MÓVILES

En los albergues (si hay alguna excepción, la desconozco) no hay ningún inconveniente en usar los enchufes libres para cargar la batería del móvil. Dado que el número de enchufes suele ser mucho menor que el número de plazas, debemos hacer un uso racional y no tener el móvil en carga más tiempo del necesario.

¿CÓMO SECAR LAS BOTAS?

Si han quedado empapadas por la lluvia, un pequeño truco para secar las botas por dentro, cara a emprender el camino al día siguiente, es poner varias hojas arrugadas de periódico bien apretadas. Al cabo de unas tres o cuatro horas las sacamos y ponemos otras. Con dos o tres veces que repitamos esta operación será suficiente para que el papel absorba toda el agua y las botas nos queden bien secas.