Distopía ¿Somos números?

1. ¿Qué es una distopía?


En primer lugar prestad atención al capítulo de Black Mirror, en segundo lugar leed el artículo que hay a continuación y, finalmente, responded el cuestionario que hay al final del apartado. La lectura de este artículo no debería costar más de unos minutos.

UNA PREGUNTA ANTES DE EMPEZAR: ¿ES CIERTO QUE TODOS SOMOS NÚMEROS EN LAS SOCIEDADES MODERNAS?

Black mirror 3x01 Nosedive (Caída en picado).avi

Una distopía es una antiutopía. La palabra distopía es de uso corriente en la literatura universal en contraposición al concepto de utopía, una distopía construye una sociedad, o un escenario, indeseable en sí mismo. Por contra, una utopía es el relato de un mundo ideal y en equilibrio, donde la felicidad, la libertad y la ausencia de sufrimiento o injusticia propician que el ser humano se desarrolle en plenitud.

La distopía como género nos resulta fascinante ya que está en el límite, reúne la ciencia ficción y una realidad posible, de manera que lo percibimos como una proyección casi realista de nuestros miedos en un futuro más o menos lejano. Una distopía se caracteriza por ilustrar el worst-case scenario de una sociedad del futuro. Si pensamos una utopía como un futuro deseable, lejano pero alcanzable, debemos pensar una distopía como un futuro indeseable, también lejano y también posible.

En su base argumental siempre está presente la crítica social y política. De una manera u otra debemos entender que no se trata solo de entretenimiento sino de concienciación y crítica social. Siempre presupone una reflexión a posteriori. Lo veréis claro tras ver el episodio que os proponemos de Black Mirror.

Los protagonistas son personajes que cobran conciencia de sí mismos, que se sienten atrapados en un mundo de limitaciones, opresión y control, del que necesitan escapar. Son en sí mismos personajes que entran en conflicto con su entorno, a menudo profundamente infelices, que ven como única salida posible la ruptura. Seres que se diferencian de una masa ciega seguidora de las consignas sociales, culturales, ideológicas, económicas...

En las distopías se denuncian las paradojas del mundo contemporáneo. Los avances científico-técnicos que prometen la consecución de los ideales de libertad, fraternidad e igualdad; la sanidad y alimentación universal, hacer a las personas más libres y felices..., en realidad, se convierten en instrumentos de control, de sometimiento, de opresión y encierran al ser humano en un mundo artificial, alienante..., donde unos pocos tienen el control sobre las masas, a las que someten, excluyen o eliminan a voluntad con la excusa del orden, la libertad, la salud...

Los siglos XIX y XX son los siglos del gran salto en la historia de la ciencia, de la confianza ciega en el progreso científico. Es en ese espacio cultural donde tiene sentido la proliferación de la ficción distópica. Son tantos los elementos de estas obras literarias y cinematográficas visibles en nuestra realidad actual que, más allá de la ficción, vale la pena analizarlas y reflexionar sobre sus propuestas.

Deberíamos considerar la distopía un subgénero de la Ciencia Ficción.

EJERCICIO GRUPAL: (para el curso 2020/21)


2. Análisis y creación de una distopía.


Si quieres desarrollar una distopía decente para una novela, o comprender el auténtico significado de este término, te insto a que no pienses en títulos modernos y juveniles como Los Juegos del Hambre, el Corredor del Laberinto, o Divergente. Si eres fan de este tipo de novelas, lo respeto, no hay nada de malo en que te gusten. Pero seamos realistas; el universo distópico planteado en este tipo de novelas es infantil e insustancial. En este post voy a hablar de auténticas distopías, que distan mucho de parecerse a lo que nos tiene últimamente acostumbrados la literatura.

¿Qué es una distopía?

«Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían en evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos tendrían el amor de su servitud»

Una cita de Un Mundo Feliz.

Si una utopía es una sociedad ideal y perfecta, donde la inmensa mayoría son felices y la humanidad brilla con luz propia, una distopía es todo «lo contrario». Las distopías, también llamadas antiutopías, son sociedades ficticias muy presentes en la literatura y el cine (catalogadas como ciencia-ficción), que muestran un futuro desalentador y apocalíptico, con sociedades totalitarias de pensamiento único, con el ciudadano aborregado totalmente controlado por el poder político-económico, sin libertad de decisión y sin acceso a una cultura que vaya más allá de los principios totalitarios definidos por el régimen.

Una Distopía NO es lo que estás pensando

No te confundas, una distopía no tiene nada que ver con ciudades en ruinas devastadas y zombis merodeando por las calles. La destrucción está erróneamente asociada a la distopía, sobretodo si interpretamos incorrectamente el hecho de que una distopía es «lo contrario» a una utopía. Esto no quiere decir que todo sea muerte y desolación, en absoluto. Tanto la utopía como la distopía hacen referencia a una sociedad, no a las circunstancias que tenga el mundo que la rodea. Una utopía puede existir en una ciudad devastada por bombas atómicas, mientras que una distopía puede surgir bajo la apariencia de un lugar impoluto, futurista, perfecto y maravilloso. Lo que determina la distopía no está fuera, sino dentro de las mentes de los ciudadanos.

Cómo crear una Distopía realista y coherente

Toda distopía que se precie tiene dos componentes definitorios: una naturaleza real y otra irreal. Por un lado, poseen una naturaleza real: una sociedad plausible (o existente), que deformada o evolucionada detona en una distopía. Y por otro, una naturaleza irreal, con aspectos de una sociedad y sistema político ficticios. En este caso, la ficción supera a la realidad, dando lugar a una distopía con los fragmentos de una utopía destruida. Por eso es tan terrible, porque tiene un gran componente real, extraído del mundo en el que vivimos. La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables. Surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos.

«La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sí solo.»

Una cita de 1984.

1984

No puedo hablar de distopías sin hablar de mi novela favorita, 1984 de George Orwell.

Aquellos que sois lectores asiduos sabéis lo mucho que puede afectarnos un libro. Nuestra empatía nos traslada hasta los zapatos de los personajes y nos hace experimentar sus emociones, tanto las buenas como las malas. Hay descripciones tan acertadas, que si cierras los ojos puedes estar allí. 1984 te hace prisionero de esas emociones, en una distopía tan real que estremece. Sientes la angustia, la presión, la decrepitud y la decadencia como si la estuvieses experimentando en tu propia carne. No puedes hablar de distopías hasta que no hayas leído 1984. Para mí, 1984 podría considerarse la novela distópica por excelencia.

“Nada hay que temer de los proletarios. Dejados aparte, continuarán, de generación en generación y de siglo en siglo, trabajando, procreando y muriendo, no sólo sin sentir impulsos de rebelarse, sino sin la facultad de comprender que el mundo podría ser diferente de lo que es.”

Una cita de 1984.

Argumento

En un año 1984 distópico y ucrónico, Winston Smith soporta una abyecta existencia bajo la continua vigilancia de las autoridades de una Oceanía totalitaria, bajo el régimen despótico de su líder, el Gran Hermano. No obstante, su vida se convierte en una pesadilla cuando prueba el amor prohibido y comete el crimen de pensar libremente.

Lo que es y lo que no es una Distopía

«Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas.»

Una cita de 1984.

Una distopía donde la explotación humana y el sufrimiento son evidentes, es una pésima distopía. No se trata de hacer del mundo una dictadura de magnitud mundial donde los líderes hacen lo que les da la gana con los ciudadanos y todos viven un infierno del que no pueden escapar. Un mundo así es insostenible, porque tarde o temprano una rebelión terminaría por consumir el sistema. ¿Por qué funciona una distopía? Porque crean una ilusión de bienestar. Esta es la clave.

El Falso Bienestar

Nadie quiere vivir en un país que explota, maltrata, humilla y roba al ciudadano. Pero si el ciudadano tiene la sensación de que todo va bien, de que su vida no es diferente a la del resto y su país es el mal menor, entonces la cosa ya cambia. Si a eso le sumamos la Falsa Seguridad, tenemos la jaula perfecta.

La Falsa Seguridad

El miedo puede utilizarse de muchas formas para gobernar. No hay que amenazar ni extorsionar al ciudadano. A veces basta con hacerle sentirse inseguro. Un ciudadano inseguro renunciaría a muchas comodidades por sentirse un poco más protegido.

La Falsa Esperanza

La esperanza de que algún día todo cambiará, una esperanza que la propia dictadura alimenta, es esencial en cualquier distopía. La esperanza es el arma perfecta contra las mentes más despiertas y rebeldes. Una persona que no se adapte a la distopía es capaz de soportar un sufrimiento indecible si tienes esperanza. Lo que ignora es que esa esperanza también forma parte del sistema de control.

Los Medios de Comunicación

Todas las ilusiones anteriores no serían posibles sin la ayuda de los medios de comunicación. El pueblo se alimenta de información, una información que el gobierno controla y que, por lo tanto, elige. Si la gente no tiene acceso a fuentes fidedignas de información, todo lo que llegue a sus oídos no serán más que mentiras o verdades a medias que favorecerán al sistema. Los medios de comunicación son la mejor herramienta de sometimiento de la humanidad. Si se bombardea a un pueblo con noticias con el propósito de asustar o fomentar el odio entre la gente, tarde o temprano el pueblo creerá esas mentiras. Hasta los más escépticos terminarán cediendo ante el aluvión de información. Y es que cuando toda tu realidad es una farsa, ¿cómo distingues entre la verdad y la mentira?

«62.400 repeticiones hacen una verdad.»

Una cita de Un mundo feliz.

Un ejemplo de cómo nace una Distopía

Si un gobernador llega y dice que a partir de mañana los ciudadanos dejarán de tener intimidad porque se instalarán cámaras en todos los rincones, hasta dentro de las viviendas, la reacción del pueblo sería atroz. Se desataría una revolución «a la francesa«.

¿Pero y si este hipotético Gobierno cocinase algo así a fuego lento? Primero, se utilizan los medios de comunicación para hacerle al pueblo sentirse inseguro. Se emiten noticias sobre sucesos cada vez peores, de un modo gradual y esparcido en el tiempo. Poco a poco, se va cocinando la intranquilidad en los hogares. Una intranquilidad que nace de una ilusión. Y después, se desatan altercados que hagan que la mayoría se sienta en peligro. «Un hombre entra en una casa armado y asesina a una familia» «Un grupo de radicales asaltaron y asesinaron a una pareja mientras paseaban por el parque». No tienen ni que ser noticias reales, incluso pueden utilizarse casos aislados como si fuesen frecuentes. Y cuando los ciudadanos estén al borde del pánico, el Gobierno propone una normativa por la seguridad y el bienestar que consiste en colocar cámaras por todos lados. El propósito que todos creen, es que las cámaras velan por su seguridad. La realidad es muy distinta; las cámaras son el primer paso hacia una distopía donde el Gobierno tenga el control absoluto y total de la vida de los ciudadanos.

¿Conoces la analogía de la rana hervida?

Si quisieras cocinar una rana, ¿cómo lo harías? Si la pusieras en una cazuela con agua caliente, saltaría fuera y desaparecería de tu vista antes de que te dieras cuenta.

Sin embargo, existe una forma mucho más retorcida. Consiste en poner una cazuela con agua tibia, un entorno cómodo para la rana, y poco a poco ir elevando la temperatura del agua (a fuego muy lento) para que la rana no se percate de la subida de temperatura… hasta que ésta acaba hervida. ¿Ves la analogía?

Distopías en la Literatura

Hay incontables novelas sobre distopías, al fin y al cabo es todo un subgénero de la ciencia-ficción. Te dejo esta lista con las más populares y recomendables:

Rebelión en la granja, de George Orwell

Nosotros, de Yevgeni Zamiatin

Un mundo feliz, de Aldous Huxley

Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

1984, de George Orwell

Johnny Mnemonic, de William Gibson

Snow Crash, de Neal Stephenson

Leyes de Mercado, de Richard Morgan

Nosotros, de Yevgeni Zamiatin

Distopías en el Cine

Si eres más de películas que de libros, en el cine tienes distopías para hartarte. Este documental, old but gold, ofrece un punto de vista más enfocado a las distopías en el cine y merece verdaderamente la pena.

Distopias, Distopías Everywhere

El subgénero distópico está presente también en la televisón, el cómic, las novelas gráficas y en los videojuegos. Puestos a indagar en este apasionante mundo, te recomiendo la novela gráfica de V de Vendetta. En cuanto a series, Black Mirror se lleva la palma en lo que a distopías televisivas se refiere. En todos los formatos encontrarás, de un modo un otro, alguna historia con componentes distópicos.

Nútrete de todos estos elementos y cosechalos para tu propia distopía. Lee o visiona series y películas sobre este subgénero y cánsate de buscar similitudes entre la realidad que te rodea y la ficción distópica. Tristemente, nuestro mundo está más cerca de parecerse a una distopía que a una utopía.

Algunas distopías literarias:

1921, Yevgeni Zamiatin: Nosotros. Novela ambientada en una sociedad futura donde la vigilancia y represión por parte del Estado es total.

1932, Aldoux Huxley: Un mundo feliz (A brave new world). Si lees Un mundo feliz hoy, en pleno siglo XXI, no podrás creer que Huxley lo escribió en 1932. En Un mundo feliz no existe el amor ni las relaciones libres entre las personas, tampoco hay posibilidades para la realización personal y la sociedad es estrictamente jerarquizada de modo que no es posible ser, ni hacer, algo distinto para lo que una persona fue creada.

1945, George Orwell: Rebelión en la granja. Sátira animalística sobre la corrupción de los ideales del socialismo en el régimen soviético.

1949, George Orwell: 1984. Es una de las distopías más famosas de la literatura, y posteriormente, el concepto de el ojo que todo lo ve (big brother, el antecedente de Gran Hermano), alienación, control social...

1953, Ray Bradbury: Fahrenheit 451. Un mundo en que el control del pensamiento se ejecuta quemando los libros... Los 451 grados Farenheit son la temperatura a la que arde el papel.

1975, Michael Foucault: Vigilar y Castigar. describe el panóptico como una forma de vigilancia y dominación moderna.

1981, William Gibson: Johnny Mnemonic. Un cuento en el que se basa la película.

1992, Neal Stephenson: Snow Crash.

2004, Richard Morgan: Leyes de Mercado.

Para los que no sois de leer, la mayoría de estas obras las encontraréis en su versión cinematográfica.