Caminando en dirección a Sobrado dos Monxes, el profesorado entabló una conversación con un peregrino que pararía en el mismo lugar. Se ofreció a colaborar. Ya en el pabellón de Sobrado (sitio de pernocta del grupo), después de comer, el colaborador (que tuvo su comida junto al pabellón) se acercó, se presentó como franciscano seglar y se les planteó el reto: “Construyan un lugar donde resguardarse, con sacos de dormir se realizan muy buenas tiendas de campaña canadienses, pues son impermeables. Quiero los cálculos de la altura de la misma. Antes de cenar me pasaré”. Además, les entregó una especie de esquema de cómo poder hacerlo, para no empezar desde cero.
Los alumnos y alumnas se pusieron manos a la obra, para construir sus propias tiendas de campaña, con ayuda de varios sacos de dormir y de un palo, cuya altura debían calcular. Para ello tuvieron que recordar todo lo estudiado sobre la geometría del triángulo rectángulo, así como teoremas y teorías asociadas a esta figura tan singular.
Una vez construida, el colaborador (después de su cena), se pasó de nuevo y les entregó la página que faltaba, diciéndoles: “He observado cómo han construido sus tiendas, están preparados para todo lo que acontece”. Él se despidió diciéndoles “Arzúa, Degustación y Covadonga. Y tengan mucho cuidado. ¡La orden Negra está cerca!”.