Una vez dejada la Catedral de León, y sabiendo que el nuevo contacto estaría en Astorga, decidió partir rápido para evitar dormir en León. El anciano le había asustado mucho. Astorga estaba a unas 9 horas andando y prefería pernoctar a mitad de camino en un pueblo lejos de la “Orden Negra”.
En la cafetería localizó a la chica. Sorprendentemente le tenía preparado ya un café manchado que era lo que siempre tomaba el agente.
-Muy buenas. Mi nombre es Ana. Siéntese, por favor. Mire, no me voy a andar con rodeos. Esto es un cheque de 200.000 euros. Con esto puedes terminar de pagar tu piso, por ejemplo. Tentador, ¿verdad?. Solo tienes que seguir tu camino y darnos las páginas que vayas encontrando. Todo solucionado -dijo con una sonrisa tensa.
El agente se empezó a sentir mal, algo le decía que esa elegante mujer era de la Orden Negra. Y que nada bueno podía venir de ese trato.
-Mire, no sé de qué me está hablando. Creo que se ha confundido de persona -dijo intentando mantener la calma.
-Te lo digo de otra manera, a ver si te vuelve la memoria. Sabemos perfectamente quién eres y tu objetivo. O trabajas para nosotros o no volverás a ver la luz del día. Esto es muy serio. Las páginas o tu vida. Decide -dijo con una mirada muy agresiva.
-Voy a llamar a la policía. ¿Me oye?. Déjeme en paz -dijo y marchó rápido.
Esta vez no se arriesgaría a que le siguieran o atacaran durante la marcha. Salió y buscó un taxi. No había tiempo que perder. El agente le contó la historia de la “Orden Negra” a la mujer de la Catedral y esta le dio el contacto del fraile de Astorga por si las cosas se ponían mal.
-Sí, hola, me han dado su teléfono en la Catedral, un miembro de la “Orden de Iacobi”. Voy en taxi. Estaré en una media hora allí. Necesito hacer esto lo más rápido posible - Colgó el teléfono.
En una esquina de la plazoleta con un monumento al peregrino le estaba esperando una chica. Esta acompañó al agente hasta el Palacio de Gaudí.
Allí, enfrente, le estaban esperando dos hombres y una mujer. La chica los presentó como miembros de la “Orden de Iacobi”. Ellos se mostraron muy preocupados por él, ya que, si el agente había llamado a su número, algo muy malo estaba pasando. Ellos le invitaron a pasar al Palacio.
Allí, buscaron un espacio para hablar, ellos le prometieron protección, pero antes debía pasar las pruebas, eran las normas de la Orden.
Dado a que se reunieron en la planta sótano del Palacio, ya que en aquel momento se encontraba inmersa en una reforma. La prueba en ese momento consistió en medir la temperatura de ese lugar (La planta sótano), pues gracias a su temperatura y humedad constante, permitía conservar documentos escritos antiquísimos en perfecto estado, cómo la página que buscábamos. Debido a que en ese momento no se disponía de termómetro de mercurio, ni termómetro digital, el Agente X debería construir, con ayuda del alumnado, una herramienta que le permitiese obtener dicha medición.
El alumnado debía facilitarle información sobre cómo construir un instrumento que pudiese medir la temperatura aunque fuera de manera relativa y recordaron que se puede construir un termómetro de Galileo usando sustancias que tengan diferente densidad. Se pusieron manos a la obra e investigaron el fundamento de ese tipo de termómetro. Sería la solución.
Pero para asegurarse de que la idea era correcta debieron comprobarlo de forma rudimentaria utilizando disoluciones de distinta concentración, que tendrían también diferente densidad, y comprobando cómo se situaban unas respecto a otras. Para ello usaron un globo dentro del cual ponían una disolución de sal y agua con una concentración y, por tanto, una densidad, determinadas y dicho globo lo sumergirían en otra disolución, con los mismos componentes pero de concentración distinta y comprobaron si el globo subía o bajaba al variar la concentración de la disolución de fuera.
Toda esta información obtenida fue comunicada al AgenteX.
Una vez superadas las pruebas, a la salida del Palacio, el Agente se encontró a dos hombres con equipación gris de senderista, los cuales se presentaron como su protección.
-Buenas, te acompañaremos en tu camino. La “Orden Negra” no conseguirá dañarte. Nos aseguraremos que el proceso siga su camino.
Pero una vez que salieron del recinto del Palacio, tras un largo tiempo hablando con ellos, se dispusieron a iniciar el camino, la niebla se había echado en Astorga. Los acompañantes intentaron bromear con ella para quitar hierro a la situación y mientras reían, un fuerte sonido a ruedas derrapando les hizo girar la mirada. Un coche rojo embistió a uno de los acompañantes.
Inmediatamente, intentó hacer lo mismo con el agente. Justo en el momento de ser atropellada, el acompañante tiró de ella, y el Agente X solo fue golpeado en la rodilla, consiguiendo escapar.
El alumnado debía facilitarle información sobre cómo construir un instrumento que pudiese medir la temperatura aunque fuera de manera relativa y recordaron que se puede construir un termómetro de Galileo usando sustancias que tengan diferente densidad. Se pusieron manos a la obra e investigaron el fundamento de ese tipo de termómetro. Sería la solución.
Pero para asegurarse de que la idea era correcta debieron comprobarlo de forma rudimentaria utilizando disoluciones de distinta concentración, que tendrían también diferente densidad, y comprobando cómo se situaban unas respecto a otras. Para ello usaron un globo dentro del cual ponían una disolución de sal y agua con una concentración y, por tanto, una densidad, determinadas y dicho globo lo sumergirían en otra disolución, con los mismos componentes pero de concentración distinta y comprobaron si el globo subía o bajaba al variar la concentración de la disolución de fuera.