Este grupo de alumnos y alumnas de 2º de ESO presentan una serie de experimentos para mostrar que la relación entre la química y el arte es sorprendentemente estrecha, aunque a menudo pase desapercibida. Ambas disciplinas se han influenciado mutuamente durante siglos y muchas obras de arte no existirían sin los avances químicos. 

Muchos colores provienen de compuestos químicos, ya sean naturales (como óxidos metálicos) o sintéticos (como el azul de Prusia o el violeta de cobalto). Algunos artistas trabajan con reacciones visibles (oxidación, cristalización, combustión controlada) para crear obras únicas. Tanto la química como el arte implican curiosidad, experimentación y búsqueda de nuevas formas de ver el mundo.