Este monumento, expresión de la arquitectura religiosa popular, es una de las cuatro cruces que fueron erigidas en los siglos XVII y XVIII a las afueras del casco urbano.
La cruz, de hierro forjado, corona una columna levantada sobre cuatro peldaños realizados con sillares de granito.
La columna es de una sola pieza, labrada en roca granítica. Está formada por basa de estilo gótico, fuste cilíndrico y capitel delimitado por sogas labradas y decorado con motivos vegetales esquemáticos muy erosionados.
Llama la atención la presencia de pequeñas oquedades redondeadas realizadas en algunos sillares de los peldaños. Se trata de petrogliflos realizados hace miles de años sobre rocas naturales, la cuales fueron empleadas como materiales de construcción durante la Edad Moderna.