FORMA JURÍDICA. 

Hemos elegido ser una sociedad limitada ya que el capital mínimo de aportación inicial de las sociedades anónimas creemos que es demasiado elevado (60.000€). 

Además, queremos tener el control de toda la empresa y que se divida en participaciones. Esto nos permitirá tener control total sobre la empresa y el poder de considerar oportuno o no la venta de participaciones, según el momento que atraviese la empresa y de una parte de la empresa. Por lo tanto si los demás socios no estamos de acuerdo, esa parte de la empresa seguirá perteneciendo a la misma.

No solo eso, también los trámites para iniciar la empresa son más sencillos y tampoco es necesaria la participación de un gran número de socios, como en nuestro caso.

Por último, hay ventajas fiscales respecto a los autónomos ya que se tributa tan solo un 25% sobre los beneficios de la empresa a final de año y también, será mas fácil la unión y la comunicación con grandes empresas o incluso multinacionales. Esto último es ya que al tener forma de empresa y no como trabajadores individuales permite tener una mayor seriedad de cara a otras empresas y transmite mayor seguridad y confianza.