Vocaciones

El Carisma de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca gira en torno al cuarto voto que profesamos junto con los de castidad, pobreza y obediencia. Se trata de la asistencia a los enfermos incurables y a los más necesitados. En un ambiente familiar, de cercanía y convivencia fraterna entre hermanos, asistidos y voluntarios, los hermanos gozamos de la inmensa gracia de poder asistir al mismo Dios encarnado en todos los hombres pero especialmente en los más enfermos.

Comunidades reducidas de hermanos y un número no muy elevado de asistidos, hace posible que en nuestras "casas familiares" se viva un ambiente de familia, donde las vivencias en el día a día son muy cercanas e intensas.

El hermano franciscano de Cruz Blanca no es sólo una persona consagrada que atiende a los enfermos y pobres en sus necesidades materiales más básicas. El verdadero franciscano de Cruz Blanca, siguiendo los pasos de nuestro fundador, el hermano lsidoro, vive al lado del asistido, estando y siendo, dando y recibiendo.

La presencia cercana, el trato cariñoso, los gestos de amor fraternal, deben jalonar nuestra vida de consagrados para el Reino sirviendo a los que hoy nadie quiere: disminuidos físicos y psíquicos, enfermos terminales, inmigrantes, ancianos, enfermos de SIDA, alcohólicos o transeúntes.