En muchos países las costumbres, el día a día, la política, las leyes… potencian la desigualdad entre hombres y mujeres.
A veces una interpretación errónea de los textos religiosos da lugar a esta discriminación.
Ejemplos: en Arabia Saudí hasta el verano pasado las mujeres no podían conducir.
En algunos países las mujeres no pueden salir solas de casa, ni ir al médico…
# LEY =JUSTICIA = IGUALDAD
domingo, 24 junio 2018
La prohibición de que las mujeres conduzcan en Arabia Saudita, vigente durante décadas, llegó a su fin hoy domingo y las conductoras empezaron a circular por las calles de Riad.
Poniendo fin a una prohibición única en el mundo, Arabia Saudita autorizó a las mujeres a conducir a partir de este domingo a las cero horas locales, una reforma histórica para el reino ultraconservador.
1. Salir de casa sin "guardián"
Las mujeres saudíes tienen que tener un tutor masculino, que puede ser su padre, su hermano, su marido, o incluso un hijo, en caso de haber enviudado. Y para cualquier actividad cotidiana, como caminar por la calle, necesitan hacerla junto a su tutor.
2. Mostrar cualquier parte de su cuerpo
Salvo la cara y las manos, deben seguir un código de vestir estricto. La mayoría debe llevar una túnica negra y un velo que solo deja al descubierto el rostro.
3. Estar solas en zonas que no sean exclusivas de mujeres
En todo el país, hay sectores separados para hombres y mujeres, y tienen incluso ingresos separados para evitar todo contacto entre los sexos opuestos.
Según la agencia AFP, la semana pasada se abrió una pequeña brecha en este rígido sistema, cuando las mujeres fueron autorizadas por primera vez a celebrar la fiesta nacional saudita en un estadio de Riad. Lo hicieron en un sector reservado a las familias, en tanto se dispuso otro para los hombres solos.
4. No pueden ocupar cargos importantes en el Gobierno
Aunque pueden votar en comicios electorales, no pueden ocupar posiciones que conlleven a la toma de decisiones relevantes y no pueden estudiar o trabajar sin la autorización de su "guardián", tampoco realizar cualquier tipo de deporte.
5. Operación médica
La mujer saudí puede encontrarse en la obligación de pedir permiso a su hermano menor para someterse a una intervención quirúrgica.
6. Probarse la ropa durante las compras
La mera idea de que haya probadores femeninos en las tiendas escandaliza al clero wahabí saudí, fuente de legitimidad de la monarquía de los Saud. Hasta enero de 2012, los empleados de las tiendas de lencería en Arabia Saudí eran hombres, por lo general empleados asiáticos; tras una revuelta de las mujeres, ahora se exige que sean chicas.
La campaña oficial de control de natalidad refuerza la tradición secular que considera una desgracia no tener hijos varones
En China nace un niño cada dos segundos. Las autoridades, alarmadas ante las cifras obtenidas en el último censo, han emprendido una amplia y rigurosa campaña de planificación familiar, con el objetivo de que cada pareja tenga un solo hijo. La campaña, que prevé una serie de penas económicas y sociales para los que no respeten las directrices oficiales, ha reforzado, paradójicamente, las prácticas tradicionales chinas, que desprecian a la mujer como fuerza de trabajo, y ven una desgracia en el nacimiento de hijas.
Es un país donde todavía subsiste el asesinato de las niñas recién nacidas, aunque sea un delito severamente penado por la ley, y donde no tener un hijo varón significa una catástrofe para toda la familia, y no sólo para los padres.
Las mujeres de India, un país en el que son discriminadas incluso antes de nacer.
No en vano, la popularización de la tecnología para determinar el sexo de un feto ha hecho que haya quien se gana la vida en las zonas rurales con un equipo de ecografía que lleva de casa en casa, en busca de embarazadas. Si descubren que en el vientre se gesta una niña, muchas son forzadas a abortar.
Así, mientras en el mundo nacen de media 106 varones por cada 100 mujeres, en el país hindú ellos son 112. Se estima que en las últimas tres décadas 12 millones de niñas no han llegado a nacer por esta práctica del feticidio.
1. No pueden testificar. Ante la ley “Qanun e Shahadar Order”, promulgada en el país en 1984, la evidencia otorgada por una mujer vale la mitad que la brindada por un hombre, de acuerdo a la organización “Equality Now“.
2. Deshonrar a su familia: En algunos países de Medio Oriente, como Pakistán o Jordania, la conducta de una mujer se percibe como “una medida del honor de su familia o su tribu”. Estos crímenes suelen ocurrir por parte de sus familiares cuando las mujeres tienen relaciones sexuales antes del matrimonio o fuera de él; u otras conductas que se consideran “inmorales“.
3. Estudiar libremente. Uno de los casos más emblemáticos es el de Malala Yousafzai, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014 por su defensa de la educación para las mujeres en Pakistán. La galardonada con el Nobel más joven de la historia fue atacada por el Talibán por su defensa del derecho a la educación.
4. Contraer matrimonio con quien ellas quieran. Los matrimonios forzados son una práctica común en el país, y quienes se rehúsan se enfrentan a todo tipo de castigos, incluyendo la muerte.
5. Ser libres. Aquellas mujeres que buscan ejercer su libertad son víctimas de severos castigos como los ataques con ácido. En febrero pasado, la fundación española “Sigo adelante “estimaba que existían cuatro millones de mujeres que habían sido víctimas de este tipo de ataques.
Malala Yousafzai, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014 por su defensa de la educación para las mujeres en Pakistán
Y los radicales islamistas piden su ejecución cuando salga de prisión
Tras ser absuelta por los tribunales, las protestas de los islamistas del país han forzado un acuerdo gubernamental que no permite a Bibi abandonar el país mientras se revisa su caso. De esta forma, su seguridad está en entredicho en cuanto salga de prisión. Ya han intentado matarla en la cárcel y en la calle le espera una sociedad extremista que pide la horca.
Se basan en que no hay pruebas contra ella. Todo empezó cuando Bibi bebió de un cubo de agua. Un grupo de mujeres consideró que la había mancillado, porque Bibi es cristiana. Ahora ellas no podían beber. En esa discusión, le acusaron de insultar a Mahoma. Tras una paliza y ante una horda que pedía su muerte, Bibi confesó, obviamente, bajo coacción.
Su abogado ya ha tenido que abandonar el país por miedo a represalias. Al menos 65 acusados de blasfemia en Pakistán han sido asesinados en los últimos 30 años y hay decenas de personas a la espera de ejecución en el corredor de la muerte.
Ser acusada de brujería en las aldeas del altiplano de Papua Nueva Guinea es algo común. Con demasiada frecuencia, las muertes, enfermedades, accidentes o robos se atribuyen a 'la bruja', una de las vecinas de la comunidad. Mónica Paulus, defensora de los derechos humanos, dedica su vida a proteger a mujeres de este tipo de acusaciones sin fundamento. Con valentía y determinación, ella rescata a mujeres y niñas de castigos tremendos o incluso de sentencias de muerte.
Además del impacto tan traumático que tiene la violencia sexual, como consecuencia de la guerra, existen otros impactos muy negativos para las mujeres; muchas deben abandonar sus hogares y convertirse en desplazadas en su propio país o refugiadas en otros países, otras son obligadas a casarse a muy temprana edad o contra su voluntad, algunas son víctimas de la trata y la prostitución, y otras deciden convertirse en combatientes.
Las desigualdades entre ambos sexos en el país generalmente son heredadas de las leyes basadas en la Sharía como por ejemplo son la idea de que lo hombres deben encargarse de las finanzas de la familia o que la mujer solo pueda obtener la mitad de lo que recibe su hermano de una herencia.
El Código Penal prescribe penas más leves de lo normal por asesinato y otros delitos violentos cometidos contra mujeres si se considera circunstancia atenuante la defensa del “honor” de la familia”.