La misión, que es nuestra razón de ser, está estructurada en torno a los principios del humanismo cristiano, tal y como recoge nuestro ideario: “los Centros Educativos dependientes de la Congregación son signos de la presencia de la Iglesia al servicio de la sociedad, en el campo de la educación”.
Como centros católicos estructurados en torno a los principios del humanismo cristiano, la misión nos llevará a vivir una espiritualidad que crece con sus gestos, aprendizajes, obras y personas, teniendo como referente el Evangelio, la encarnación de la fe en la cultura y en el tiempo, y el respeto a la pluralidad de credos, de ideologías y valores.
Partiendo de esta idea y de la realidad que nos rodea, vemos nuestra razón de ser:
La verdad, como principio y fundamento de la vida académica y del diálogo fe- cultura. Atentos y en búsqueda permanente para responder a las necesidades de cada momento.
El bien, que implica valorar a la persona y su dignidad desde el amor, la libertad, la justicia e igualdad de derechos. Nos compromete con ella para acompañarla en su formación integral, desde la calidad educativa.
El Amor de Dios, que nos hace sabios y santos. Una Escuela que vive, confronta y celebra la fe desde el compromiso con las necesidades que la rodean, en especial donde sea más necesario.
La educación es el mejor servicio que se le puede dar a un pueblo. Educación abierta a lo nuevo, a la innovación, a las nuevas tecnologías, con capacidad de adaptación a nuevos métodos, a nuevas formas y dispuesta siempre a una formación continua. Con conciencia de los nuevos tiempos para adaptarnos a ellos, buscar soluciones y proponer nuevos proyectos.