El Colegio
El Colegio
El Instituto San Cristóbal fue creado el 1° de abril de 1953, como colegio comercial, exclusivamente de turno matutino y sólo para varones.
Fue fundado por el Monseñor Enrique Lavagnino, quien era el Párroco en ese entonces, secundado en calidad de Vicario por el Padre Vicente Carmelo Desimone, el sacerdote más anciano que recuerde el Clero Porteño.
A pedido del entonces Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Cardenal Santiago Luis Copello, quien recomendó “encarecidamente la fundación de una Escuela Parroquial”, abrió sus puertas “el San Cristóbal”.
Desde ese entonces, se ha dedicado a formar niños, niñas y adolescentes con valores cristianos; para que sean ellos quienes encarnen en la sociedad lo aprendido en la escuela.
En el año 1996, el Instituto adoptó la modalidad mixta, respondiendo a los desafíos educativos que se vislumbraban en aquel entonces; y en 1999 se dispuso la creación del turno tarde, permitiendo que muchos otros jóvenes del Barrio de San Cristóbal y alrededores pudieran ser parte de la Comunidad Educativa Parroquial.
Hoy, 72 años después de su creación, continuamos trabajando para transmitir a nuestros alumnos esas enseñanzas que se propuso el Padre Enrique, que continuaron los sacerdotes que lo sucedieron, y hoy el Padre Federico Ortega sostiene con una incesante propuesta pastoral.
A lo largo de todos estos años transcurridos, han pasado muchos docentes y directivos, pero todos con el mismo sueño, y la misma vocación: la de enseñar, de compartir con los chicos y chicas la alegría de la educación, respondiendo cada uno de ellos conforme al tiempo que habitaron sus aulas y patios.
Muchas son las propuestas y actividades que nos hacen ser una entusiasta Comunidad Educativa, y nos motivan a celebrar y seguir creciendo: nuestro Proyecto Misionero, retiros, campamentos y celebraciones.
Pero principalmente, el vínculo que se construye y fortalece en cada encuentro docente/alumno en el aula y en los espacios comunes, que nos motiva a decir, hoy más que nunca, que la ESCUELA es esencial e insustituible en la vida de los niños, niñas y adolescentes.