El elefante blanco

El dicho “Es más caro que un elefante blanco” y que se aplica para determinar las cosas que cuestan mucho de mantener y que, además, resultan totalmente inútiles, tiene su origen en la corte del rey de Siam. El rey ordenó a los propietarios de los elefantes blancos, sumamente raros y protegidos, que se les alimentase con lo mejor que tuviesen. Así cuando alguno de sus súbditos incurría en algún hecho que desagradaba al rey, este anunciaba que, como prueba especial de afecto, regalaría al interesado uno de los elefantes blancos de su propiedad. En tal caso, el súbdito tenía que optar por rehusar el regalo, lo que equivalía a insultar al rey, o arruinarse para el resto de su vida, ante los gastos desorbitados que suponía mantener al elefante. Casi siempre los desventurados cortesanos preferían exiliarse rápidamente, que era lo que pretendía el rey.

Foto: Dibujo de elefantes blancos.