ASÍ SE FORMA UN INTOLERANTE


'Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad'

Graham Greene (novelista británico 1904-1991)

Soplaba el viento, y el viento muchas veces arremolina ideas y las ideas traen recuerdos.

Sábado 17 de febrero, debajo del balcón de mi casa se congregaba un centenar de personas dispuestas a manifestar contra la instalación de una oficina de extranjería en su barrio. LEER

Sobre este tópico he dado mi opinión en la nota del artículo del link anterior y no voy a repetirme pero hay mucho más.

El presente es lo que vemos, el futuro es lo que, con un poco de imaginación, podemos intuir.

Entre los congregados había menores; niños llevados al acto por sus padres o abuelos y, ante la intolerancia y la participación de los mayorcitos en la organización (repartiendo panfletos y silbatos y coreando consignas) no pude menos que pensar que se estaban formando futuros adultos intolerantes y xenófobos.

Recordé entonces una película que vi hace muchos años: 'Como se forma un torturador', y lo transferí a lo que estaba observando sin poder menos que temblar pensando en que el mundo del futuro, quizás no sea el que hoy ambicionamos para nuestros hijos.

El título de aquella película me trajo a la memoria las circunstancias en que se proyectó.

Coordinadora Wilsonista Centro, recién abierto el camino a la democratización del Uruguay comenzamos a trabajar, sin conocer aún muy bien los límites a los que la dictadura -aún en el poder- nos permitía llegar.

La Coordinadora organizó un acto en la calle en el que se iba a proyectar esta película -a la que habíamos accedido gracias a una amiga, funcionaria de Amnistía Internacional- y recuerdo que a menos de una cuadra de distancia estaba la tristemente (en la época) Jefatura de Policía de Montevideo.

El film contaba como un recluta era obligado en un proceso lento pero seguro, a perder todo cariño y respeto por los demás al punto de poder matar o torturar a vecinos y amigos, sin sentir remordimientos.

Más o menos a mitad del film alguien preguntó si estábamos seguros de que estaba permitido que pasáramos ese tema.

Nadie lo estaba pero seguimos con la proyección y, con sorpresa vimos a varios policías observando desde la distancia -no a nosotros sino la película-.

Ésto no tiene más concomitancia con el tema del artículo que el simil entre 'formar un torturador' y 'formar un xenófobo'.

Volviendo al tema, no es fácil entender como se pueden poner -como escudo delante de las reivindicaciones, acertadas o no- a niños que no entienden porqué están allí y que quizás lo único que les atrae y recordarán del acto, dándole otro tipo de importancia, es el ruido y los gritos que pueden confundir con algarabía.

Para los más pequeños el día de hoy posiblemente no cambie su existencia, salvo que sus padres les impidan jugar con quién quieren o compartir su infancia experimentando otras culturas; para los que ya entienden lo que los manifestantes voceaban, lamentamos tener que pensar que se les está abriendo una puerta equivocada por la que no tienen paso más que a la intolerancia.

®Graciela A. Vera Cotto





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