AMANECER EN LA HOSTERÍA ALBACHELERA

Albanchez despierta en cada retorno, un sinfín de sensaciones y un cúmulo de agradables sorpresas.

Un pueblo de la provincia, hasta hace no mucho podríamos decir que perdido en plena Sierra de los Filabres, ahora descubierto por nuevos colonizadores: los guiris, ingleses que encuentran aquí la placidez de los espacios abiertos, la belleza de un paisaje escapado de un lienzo multicolor, un clima mediterráneo y un entorno acogedor donde lo tradicional no desaparece ante lo nuevo.

Y nuevas y modernas son las urbanizaciones aledañas, elegantes viviendas que estampan una nota de color en las laderas y en ocasiones se sustentan en inclinaciones inverosímiles, tanto por la topografía agreste del terreno como por la panorámica de la que disfrutan.

Albanchez amanece a un mañana muy promisorio, que no es fruto sólo del boom específico de la construcción y la oferta fuera de fronteras, sino que comenzó hace muchas décadas con su tradición hostelera en medio de un páramo turístico.

Los pueblos de la comarca pierden competitividad en la industria sin chimeneas por la falta de concienciación turística; infraestructura prácticamente nula y la ausencia de formación del sector, que es solventada por la cordialidad de sus gentes pero que para un turismo de alto nivel, el que precisamente está sediento de esta agresividad paisajística y urbanística, no resulta suficiente, no los avalan como polos de atractivo.

Sin embargo Albanchez escapa de esta catalogación. En buena medida solventa las carencias propias de una economía volcada hacia cultivos y canteras de mármol, abriendo paso a la de servicios desde un establecimiento pionero en la zona: Hotel, (Bar) y Restaurante Amanecer.

Sí, el Albanchez que amanece ahora con un sol de futuro, tiene también su ‘Amanecer’ establecido como agradable punto de encuentro y acogedor hotel.

El Hotel Amanecer está a la entrada del pueblo llegando por la ruta desde Uleila del Campo, a la salida si venimos desde Cantoria. No importa por que camino lleguemos, está a un paso de todo el encanto de sus calles, junto a la piscina municipal, permitiéndonos, desde sus terrazas dejar correr la vista por los cerros o, cerrando los ojos, oír el sonido de los grillos.

Como bar y como restaurante sabíamos de su nivel y de la calidad humana de sus dueños, la atención personalizada y la exquisitez de los menús. La cordialidad de Antonio ‘Torrecillas’ y en la cocina la mano de Isabel, nos han obligado a retornar más de una vez.

Como sitio para pernoctar fue la sorpresa que me esperaba en este viaje. Un pequeño hotel rural, pero con todas las comodidades de un tres estrellas en ciudades grandes; habitaciones amplias, cómodas, con mobiliario que las hace cálidas e invitan a permanecer un día más de lo previsto. En cada una, televisión, aire acondicionado, hermosas terrazas desde las que se disfruta del entorno que siempre he dicho, me atrapó desde el primer día que la ruta me llevó por la Sierra de los Filabres descubriendo la Comarca del Mármol.

Un lugar donde cada generación encuentra su sitio; sin ser preferentes;, las familias ocupan las mesas que en las tardes quedan a resguardo del sol en la terraza; al pasar las horas los jóvenes se agrupan jugando al tiro de dardos y hacen corrillos ocupando los altos bancos frente a las amplias pantallas de los televisores.

Desde la hora del desayuno a la madrugada, todas las edades sin distinción se sienten tratados con especial distinción en la amplia barra o en las mesas que en los días de fiesta suelen ser reservadas con bastante anticipación; pero no importa si llegamos de imprevisto porque si la ruta nos lleva por este encantador paisaje y nos detenemos a disfrutar un poco más del mismo, aquí siempre nos harán un lugarcito.

A partir de este establecimiento, Albanchez puede estar orgulloso de haber tomado la delantera en materia de servicios turísticos.

Españoles y extranjeros que han pasado por allí lo pueden garantizar y los albancheleros sentirse orugullosos de ello.

INGLÉS, INGLESES

Y MÁS INGLÉS E INGLESES

No pretendo volver a extenderme sobre un tema recién tratado pero que no dejará de estar sobre el tapete durante mucho tiempo. Y eso esperamos quienes vemos en el mismo, un despegue económico importante para la zona rural de la provincia de Almería.

En este mismo artículo me refiero al Hotel Amanecer en el pueblo de Albanchez, allí en el panel de avisos no pudimos menos que sonreír y, como dicen que una imagen suplante mil palabras, pensamos que con repetir que en el corazón de la España rural ya se habla y piensa en inglés, estamos diciendo que ese pedazo del país que estaba en el ostracismo es ahora punta de lanza y, con orgullo integra a gente con otras costumbres que al unificarse con las propias están abriendo caminos y abrir caminos siempre es bueno sin importar los tropiezos que puedan haber al trazar el rumbo.

®Graciela Vera Cotto

Desde Almería, en el sur del norte, a 16 de julio de 2008



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