Recuadros temáticos. La Función de Consumo

El papel del consumo en la economía

El consumo es justamente la actividad económica relacionada directamente con la supervivencia de la humanidad puesto que los bienes de consumo se definen como aquellos destinados a satisfacer las necesidades corrientes de la población (vestido, calzado, alimentación etc).

El consumo no sólo incluye los bienes básicos que permiten esa supervivencia sino todos aquellos que definen el nivel de vida de las personas (educación, sanidad, ocio...).

En el plano macroeconómico el consumo es, con mucho, la parte más importante del PIB (las tres cuartas partes del PIB mundial y europeo).

Por tanto, cualquier tipo de teoría y de modelo explicativo del funcionamiento de la economía a través de la renta y sus fluctuaciones debe partir del análisis de la función de consumo. Esto hace que las diversas teorías sobre el consumo (y consecuentemente sobre su complementario, el ahorro) se hayan constituído desde hace tiempo en el eje mismo del análisis de la economía.

¿Cómo funciona y de qué depende el consumo? Repasemos sucintamente algunas de las teorías que tratan de precisar esta importante cuestión.

1.- Las teorías sobre el consumo

El consumo depende de la renta, pero ¿de qué tipo de renta?

    • Keynes, con su formulación inicial y simple, postula que el consumo y el ahorro dependen de la renta disponible del propio período a través de una función definida como Ct = a + bYt en la que juega un papel determinante el parámetro “b”, definido como la “propensión marginal al consumo” Así el consumo tendrá un componente “a” que es “autónomo” (en el sentido de que no depende de la renta), formado por las necesidades básicas, y otro componente más importante que sí depende de la renta a través del término “b” (propensión marginal al consumo) para el que postula que es 0<b<1.

Esto significa que los individuos aumentan su consumo cuando la renta crece pero lo hacen de forma menos que proporcional. Es lo que Keynes llamaba su “ley psicológica fundamental”. Es la concepción dominante en los años 40 y 50, sin una visión de futuro por parte del agente económico que sólo atiende a su renta presente. Estos planteamientos se ven mejorados al considerar que es más realista considerar que el consumo del propio período depende no de la renta de ese período, como en la formulación básica keynesiana, sino de la renta del período anterior, es decir, Ct = a +bYt-1, introduciendo así una cierta consideración temporal más realista.

Ya a partir de los años 50 las diversas teorías conectan el consumo con todo el horizonte temporal de la vida del agente económico, relacionándolo así con los períodos futuros.

    • Por su parte Milton Friedman, establece la llamada hipótesis de la “renta permanente”, según la cual la renta del individuo tiene un componente transitorio y otro permanente en el tiempo por lo que el consumo dependerá no tanto de su renta meramente transitoria (que se destinará íntegramente al ahorro) sino de lo que considere que va a ser su renta permanente. Así el consumo permanente es el que se considera compatible con el mantenimiento de la riqueza. De esta forma se consolida en las teorías una estrecha dependencia del consumo con los períodos futuros.
    • James Duesenberry divulgó en los años 50 su hipótesis de la renta relativa, a partir del llamado “efecto demostración”, también llamado de “emulación” ó “imitación”. Según esta teoría el nivel de consumo de un sujeto no depende sólo de la cuantía absoluta de su renta sino, más bien, de la relación entre el ingreso propio y el de las personas con las que se relaciona y que tienen rentas más altas.

¿Cómo se justifica el aumento del consumo impulsado por el efecto demostración si no hay un incremento previo de renta? Duesenberry postulaba que se haría a expensas del ahorro. ¿Y si no se puede ahorrar como, por ejemplo, en el caso de los países subdesarrollados? Él creía que este fenómeno sería precisamente una fuente de cambio social colectivo y reivindicativo, al tratar los consumidores de emular a aquellos de su propia comunidad que disfrutaran de un nivel de consumo más alto. Estos planteamientos han quedado relegados casi al olvido pero hay razones para pensar que hoy la hipótesis del efecto emulación se reivindica por sí misma como explicación importante, aunque no única, de los estímulos a la emigración en un mundo globalizado.

    • Franco Modigliani instaura la teoría del ciclo vital que señala que el consumo depende más bien de la renta de todo el ciclo vital del individuo y no sólo de su renta en un período determinado, puesto que el consumidor ajusta su ahorro de forma que contempla todo el período esperable de vida, teniendo en cuenta los períodos en los que sus ingresos pueden estar por debajo de sus gastos, como es el caso de las personas mayores o en situación de infortunio momentáneo (desempleo etc.). Así el agente económico maximiza la utilidad derivada de su consumo a lo largo de toda su vida, sujeta a una restricción presupuestaria formada por todos los recursos que pueda acopiar en el transcurso de su vida. VER VIDEOS más abajo.

Hay otras formulaciones que matizan de diversas formas estas teorías para soslayar sus puntos débiles a la hora de explicar los comportamientos en las últimas etapas de la vida pero todos ellos tienen algo en común:

      • En todos los casos se tiene en cuenta el comportamiento económico del individuo a lo largo de su vida, enlazando su consumo con el período esperable de su retiro laboral, por tanto se hace depender el consumo de los períodos futuros…Son teorías de la elección intertemporal.
      • Hay variaciones en función de las distintas sociedades, pues en algunos casos se tienen en cuenta también las implicaciones económicas más allá del fallecimiento, como es el caso de dejar herencias, con independencia de su motivación: altruismo, presión de las estructuras sociales e incluso jurídicas a través de la institucionalización de la herencia (es destacable el caso latino con un derecho prominente de los herederos a recibir la “legítima”…), obtención de ventajas de los herederos mediante transacciones de intercambio (por ejemplo cuidados a cambio de herencia…) etc.

Por todo ello, la función de consumo para cada período dependerá de la renta corriente, de las rentas futuras, de la riqueza (heredada o acumulada hasta el momento presente), de la edad y de otras variables diversas como las preferencias de los agentes, los tipos de interés esperados, la percepción del entorno económico esperable como la inflación, la seguridad jurídica y estabilidad institucional etc.

Clasificación de estas teorías:

2.- Otras teorías: multigeneracionales, dinásticas o altruistas

En todas estas se producen transferencias entre generaciones, haya o no herencias. Pero hay que recordar que estas transferencias tienen doble dirección, no sólo de padres a hijos sino que pueden ser también de hijos a padres en forma de regalos, cuidados, etc. y revisten dos modalidades:

1.- HERENCIAS, que es el caso más tenido en cuenta. Es preciso distinguir distintos tipos de herencias:

    • Herencias Accidentales: son involuntarias y se producen por exceso de acumulación de riqueza en la vida activa (debido al exceso de optimismo sobre el momento de la muerte y a la aversión al riesgo, previniendo riesgos futuros)
    • Herencias Altruistas: en ellas la función de utilidad de los padres debe incorporar la función de utilidad de los herederos (descontada una tasa apropiada…)
    • Herencias con fines de intercambio.
    • Intercambio puro: la herencia se usa aquí como parte de un intercambio de bienes y servicios entre quien acumula la herencia y sus herederos. Éstos se ocupan de los gastos de los padres durante la jubilación a cambio de la herencia, como en algunos contratos de seguros. Esta era la forma típica de la familia tradicional
    • Intercambio estratégico. Los modelos se basan en que la amenaza de desheredar a un hijo a favor de otros actúa de estímulo para que cada hijo cuide a sus padres. La modelización de estos casos se basa en la teoría de juegos.

2.- DONACIONES INTERVIVOS.

En este modelo las donaciones intervivos (típicas de los modelos altruistas) pueden tener más peso que las propias herencias. Hay datos que incluso evidencian que las donaciones intervivos suponen la gran mayoría de todas las transferencias intergeneracionales (caso de EEUU)

3.- El estado de la cuestión

Volvemos a la pregunta anterior ¿De qué depende el consumo?

De forma recapitulativa, el consumo es una función creciente:

    • de la renta actual del agente económico
    • y de su riqueza compuesta tanto por el capital humano (valor actual de los flujos de renta laboral esperados, después de impuestos) como por el capital físico y financiero (incluyendo el inmobiliario que tiene una gran importancia en nuestras sociedades)

En consecuencia, un individuo va estimando su renta y riqueza, y va decidiendo qué parte de su riqueza total va a gastar, normalmente elegirá una fracción de su riqueza que le permita mantener aproximadamente el mismo nivel de vida todos los años de su vida. Para ello va ajustando su consumo-renta de forma que:

Si el Consumo > que renta actual: pediría prestado por el importe de la diferencia y/o acudiría a una merma de su riqueza (disminución capital ahorrado)

Si Consumo < que renta actual: ahorraría la diferencia (incrementando su capital ahorrado)

En definitiva, debe elegir qué parte de su consumo depende de la riqueza total (incluyendo las expectativas sobre la renta futura) y qué parte depende de su renta actual.

Consumo en respuesta a la renta

A.- El consumo oscila menos que la renta actual


(ya Keynes estipulaba que la propensión marginal al consumo (b) era 0<b<1, en virtud de lo que denominaba la “ley psicológica fundamental”)



B.- Sin embargo, puede darse una situación diferente: El consumo incluso puede variar aunque no lo haga la renta actual

Papel crucial de las expectativas

Por ejemplo, en épocas de recesión ó de auge, el agente económico espera que estas etapas tengan una duración más corta por lo que no ajusta totalmente el consumo a las nuevas circunstancias con la expectativa de que pronto se volverá a la situación anterior.

Por ejemplo por el influjo de las expectativas con respecto a los futuros movimientos al alza ó a la baja de la renta (cambios esperados en la política económica y regulatoria, ilusión por un cambio institucional o político, aumento o disminución de la confianza en la economía general etc.)

Pero la acumulación de su riqueza exige una sucesión de decisiones sobre el ahorro, por lo que las teorías estudian las distintas motivaciones del ahorro y su evolución en el tiempo.

4.- Del énfasis en el consumo al énfasis en el ahorro

La función de consumo implica, por tanto, una función implícita de ahorro, que es la forma de acumular riqueza por parte del agente económico, capitalizando así las rentas obtenidas a lo largo de su vida activa, con vistas a la estabilización del consumo a lo largo de su vida y, especialmente, en la última etapa.

El agente económico llega al ahorro por una doble vía:

    • Por una parte debe acumular riqueza como hemos visto
    • Por otro lado se ve impelido al ahorro también por las diferentes incertidumbres que pueden afectar a su vida, como

• La reducción temporal de la renta debida a períodos de desempleo, posibles enfermedades o discapacidades laborales etc.

• Duración incierta de la vida y el momento de la muerte

• Inflación no esperada

• Perturbaciones graves del entorno económico general etc.

La respuesta del agente económico a estas incertidumbres es la búsqueda de la seguridad mediante EL AHORRO con el fin de poder cubrirse de estas contingencias. A su vez la intensidad de ese ahorro relativo variará según sus circunstancias particulares como edad, aversión al riesgo, situación socioeconómica de la sociedad etc. Por ejemplo, en un joven tendrá más peso la incertidumbre sobre contingencias en el empleo mientras que en una persona mayor pesará más el riesgo de incurrir en necesidades médicas extraordinarias, como es lógico.

5.- Los modelos del consumo-ahorro en el futuro

De cara al futuro, cabe pensar en un nuevo escenario que previsiblemente provocará importantes cambios en la función de consumo. ¿Están cambiando las pautas de consumo? No tenemos aún perspectiva temporal para sacar conclusiones de los estudios empíricos, pero es evidente que presenciamos unos factores decisivos que impulsarán el cambio, entre los que podemos mencionar:

    • Cambios demográficos de gran transcendencia histórica (envejecimiento generalizado de la población) que implicarán nuevos patrones de expectativas para la tercera edad y, por tanto, de los parámetros de los consumidores en sus procesos de consumo-ahorro.
    • Cambios en la financiación de los sistemas públicos y privados (planes de pensiones)
    • Cambios en instrumentos financieros específicos que suministrará la industria de las entidades financieras
    • Cambios en los escenarios de un mundo globalizado (que inducirán a su vez cambios en procesos muy relevantes como las remesas de los emigrantes, los sistemas públicos de empleo etc.)
    • Cambios en el mercado inmobiliario (su relevancia aquí viene dada por su importancia como acumulación de riqueza…)