El control es una función del proceso administrativo que implica medir y corregir el desempeño de las actividades organizacionales para garantizar que se alcancen los objetivos establecidos. Consiste en comparar los resultados reales con los resultados planificados y tomar medidas correctivas cuando sea necesario. La importancia del control radica en varios aspectos:
Aseguramiento del logro de objetivos: El control garantiza que las actividades de la organización estén alineadas con sus metas y objetivos, permitiendo corregir desviaciones y mantener el rumbo correcto.
Mejora del desempeño: Al monitorear y evaluar el desempeño de las actividades, el control identifica áreas de mejora y oportunidades para optimizar procesos y recursos.
Reducción de riesgos: El control ayuda a identificar y mitigar riesgos potenciales antes de que se conviertan en problemas significativos para la organización.
Optimización de recursos: Al identificar y corregir ineficiencias, el control permite utilizar los recursos de manera más efectiva y evitar desperdicios.
Facilitación de la toma de decisiones: Al proporcionar información sobre el desempeño de la organización, el control brinda una base sólida para la toma de decisiones informadas y estratégicas.
Los principios básicos del control incluyen:
Establecimiento de objetivos claros: Los objetivos deben ser claros, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo definido (SMART).
Medición y evaluación: Se deben establecer indicadores cuantificables para medir el desempeño y evaluar el progreso hacia los objetivos.
Comparación y análisis: Se comparan los resultados reales con los resultados planificados para identificar desviaciones y analizar las causas subyacentes.
Acción correctiva: Se toman medidas correctivas para corregir desviaciones y mejorar el desempeño, asegurando que la organización se mantenga en el rumbo correcto.
Retroalimentación continua: El proceso de control es cíclico y continuo, permitiendo realizar ajustes y mejoras de manera constante.
Las etapas del proceso de control incluyen:
Establecimiento de estándares: Se definen los criterios de desempeño que se utilizarán para evaluar el rendimiento.
Medición del desempeño: Se recopilan datos y se comparan con los estándares establecidos para evaluar el desempeño real.
Comparación del desempeño con los estándares: Se analizan las diferencias entre el desempeño real y los estándares establecidos para identificar desviaciones.
Acción correctiva: Se toman medidas para corregir desviaciones y mejorar el desempeño, si es necesario.
Los factores que influyen en el control incluyen:
Entorno organizacional: Factores externos e internos que pueden afectar el desempeño de la organización.
Tecnología: Los avances tecnológicos pueden influir en los métodos de control y en la eficiencia operativa.
Cultura organizacional: Valores, normas y creencias que afectan la forma en que se implementa el control en la organización.
Recursos: Disponibilidad de recursos financieros, humanos y materiales que afectan la capacidad de implementar controles efectivos.
Control preventivo: Se enfoca en prevenir problemas antes de que ocurran, mediante políticas, procedimientos y controles internos.
Control concurrente: Se lleva a cabo mientras se realizan las actividades, permitiendo la corrección inmediata de desviaciones.
Control retroactivo o correctivo: Se realiza después de que se han completado las actividades, identificando desviaciones y tomando medidas correctivas para evitar que ocurran en el futuro.
Control estratégico: Se enfoca en el cumplimiento de los objetivos a largo plazo y en la dirección estratégica de la organización.