Capítulo 68

Cuando Agares expresó esas palabras en un tono bajo y suave, las gotas de lluvia parecieron aumentar repentinamente y se derramaron sobre nosotros. Una sensación maravillosa acompañó al aguacero en mis poros, pero hizo que todo mi cuerpo se sintiera caliente.

Había escuchado esas palabras con frecuencia en innumerables novelas, películas o entre algunas parejas jóvenes mi alrededor. Esa frase era probablemente la frase más conmovedora y entrañable del mundo, pero, al mismo tiempo, la mayoría de las veces, estaba llena de falsedad y pretensión. Como una persona que nunca antes había expresado interés en el amor ni afecto hacia alguien del sexo opuesto, yo había desdeñado esas palabras, siempre pensando que nunca me podrían conmover. Sin embargo, cuando Agares la dijo palabra por palabra, y con tanta calma como lo hizo, me quedé prácticamente atónito en el lugar, mirando como bobo sus labios. Era como si de repente me hubiera caído de lo alto de una cuerda floja suspendida, de la cuerda directo a su abrazo, incapaz de superar el impacto repentino.

—¿Y tú, Desharow...? Mi pequeñín... —Agares me frotó tiernamente los labios con la línea de su mandíbula. Su pecho estaba pegado al mío, presionándome contra el panel de la puerta, y sus garras palmeadas me amasaban las nalgas—. Respóndeme. ¿Me amas también, o todavía me tienes miedo como antes?

Dios mío... Incluso si me mataran a golpes, nunca podría imaginar que un tritón malvado y poderoso como Agares diría palabras de amor tan cursis. Era simplemente... ¡tan extraño! No sé dónde aprendió a decir palabras tan dulces y melosas. Quizás las aprendió solo, pero, de todos modos, el efecto de lo que pronunció fue más convincente que cualquier casanova romántico y casual allá afuera. A pesar de que [yo] era un hombre de mente lenta, en estos momentos sentía que mis orejas se volvían suaves hasta el punto de derretirse.

Las comisuras de mi boca se levantaron un poco, por lo que mi lengua se sintió pesada. Empecé a balbucear absurdamente porque no sabía cómo actuar o responder. —Eh... Tal vez... supongo...

—No puedes decir "tal vez", Desharow. Dame una respuesta definitiva.

Agares dijo con una implicación amenazante, tomando mi sensible lóbulo en su boca. Un solo mordisco hizo que mi cuello se estremeciera de inmediato, con la carne mi trasero también apretada con más fuerza por sus garras palmeadas. Sus dedos ludían intermitentemente mi punto vital a través de mis pantalones y, bajo sus repetidas caricias, me puse duro enseguida. Mis manos no pudieron evitar treparse más en su espalda. Intenté forzar garganta abajo un gran montón de la creciente saliva, y mis labios después se separaron para soltar un leve jadeo.

Los profundos ojos de Agares que estaban al alcance de la mano me observaban con muchísima atención. Las profundidades ocultas dentro de sus pupilas eran tan hondas que se parecían al océano, queriendo jalarme y ahogarme, todo mientras podía ver claramente mi propio reflejo en ellas.

Me asombró descubrir que mis ojos ardían intensamente, ardían de lujuria intensa, enamoramiento y dependencia, revelando completamente todos los sentimientos de los que no estaba seguro y trataba de ocultar. Esos sentimientos estaban prácticamente a punto de escapar de mis ojos y sumergirse en los de Agares para explorar, disfrutar, enredarse y ser totalmente aplastados y rotos en pedazos.

El amor se está desmoronando, una frase que apareció de la nada en mi cabeza, que apareció resonando. Ahora sabía que estaba completamente enamorado. El amor fuerte, invasivo e incondicional de Agares fue suficiente para romper todas las barreras: raza, ética, emociones y perspectivas... Todas las cosas relacionadas con la antropología se convertían en nada más que pensamientos miserables frente a él. Me había instado a reunir todo mi coraje, romper las barreras que sostenían todas mis firmes creencias para obtener su océano.  

—Sí, así es.... —envolví su cuello con los brazos y enterré mi cabeza en su cabello fragante, dejándome llevar mientras murmuraba con una voz torpe—. Estoy enamorado de ti...

La fuerza que usaba para presionarme se intensificó. Después, una garra palmeada me recorrió la columna hasta la nuca. Sus dedos se incrustaron en mi cabello y apretaron los mechones, sosteniendo mi cabeza como si de su tesoro más preciado se tratara. Los omóplatos sobresalientes de Agares presionaron fuertemente mi mejilla cuando habló. —Ponerte la yiola fue la mejor decisión de mi vida. Desharow, ¿cómo puedo agradecerle a tu abuelo?

—Entonces trata bien a su nieto, señor jefe —refunfuñé, pensando que mi abuelo no tuvo más alternativa que "dedicarme" a Agares solamente porque era un recién nacido que estaba muriendo de una terrible enfermedad.

Si mi abuelo se enterara de que Agares solo me estaba usando con fines de liberación sexual, definitivamente pelearía con él con su propia vida.

—Tratarte bien. —Una risa sonó cerca de mi oído y su voz ronca se vertió en mi tímpano—. Entonces será mejor que empiece a poner eso en práctica ahora mismo.

Dicho esto, la mano ubicada en mi trasero de repente acarició la pretina de mis pantalones, agarró el cinturón de cuero a su alrededor y lo jaló de golpe (debería haberme alegrado de que esta vez no me arrancara los pantalones). Finalmente, después de dos o tres intentos, logró quitarme los pantalones mojados que se me habían pegado. Me levantó entonces las piernas desnudas para colocarlas sobre sus hombros, y su lengua escarlata comenzó a lamer cuesta abajo hasta la raíz de mis piernas, mientras que dos pares de ojos entornados y depredadores, similares a los de un gran lobo salvaje, se posaban en mí.

Ese tipo de mirada prácticamente provocó que muchos deseos se precipitaran desde abajo hasta la coronilla de mi cabeza como una inundación veloz y estrepitosa. Tras ser jalado así, mi espalda terminó desmoronándose contra el tablón de la puerta, mientras que mis manos buscaban a tientas sobre la superficie de la madera resbaladiza un mejor equilibrio, pero no pude agarrar nada. La parte inferior de mi cuerpo desnudo ahora casi cabalgaba sobre los hombros de Agares, quien me sostenía firmemente y observaba estúpidamente a mi amiguito que estaba descaradamente erecto justo debajo de sus labios inferiores.

Miré hacia la puerta de hierro para echar un vistazo al exterior, temiendo que alguien nos viera adentro en una posición tan ambigua, pero por suerte, aquí estaba demasiado oscuro y no pasaban otros canales o barcos. Lo único que nos miraba era el abierto cielo nocturno sobre nuestras cabezas. Así, en este tipo de ambiente secreto, finalmente se liberó mi audacia sexual.

A pesar de que la fuerte lluvia caía sobre mi cuerpo, no podía enfriar la temperatura urente de mi cuerpo. Todo mi ser se sentía como una estufa a gas, extremadamente caliente y lista para explotar. Incluso mi piel comenzaba a ruborizarse como si la estuvieran cocinando. Sin embargo, Agares simplemente seguía echándole leña al fuego y me lamía con más fuerza en ese lugar. Solo hasta que no pude soportarlo más y estuve a punto de eyacular, finalmente bajó la cabeza. Su lengua húmeda y suave se sumergió directamente en el territorio privado que anhelaba ser invadido, y jugó lascivamente con mis temblorosas paredes internas.

—Ngh... M-maldita sea... —cerré fuertemente los ojos, gimiendo mientras mis pequeños dedos de los pies ni siquiera podían evitar curvarse. Sintiéndome insatisfecho y lleno de deseo, mis piernas se tensaron alrededor de la espalda de Agares hasta que mis pantorrillas llegaron a frotarse contra sus robustos músculos de allí. Aunque, en casi un instante, fueron separadas por sus garras. Acarició mi tobillo con suavidad y lentitud, centímetro a centímetro hasta las raíces de mis piernas, ello con una clara implicación. Esta acción me hizo sentir como si fuera una almeja a la que le abrieron el caparazón, donde luego [Agares] disfrutaría cuidadosamente de la deliciosa carne dentro, y me devoraría sin dejar ni una gota.

Mi cuerpo, que no ha sido tocado por Agares durante dos años, estaba extremadamente sensible. Para probar mi punto, ya había llegado al clímax una vez solo con sus lamidas, y en un corto período de tiempo, se volvió a endurecer. Mi puerta trasera que se apretaba alrededor de la lengua atacante se contraía bruscamente, anhelaba que algo más largo y grueso la follara hasta la sequedad, pero me encontraba endemoniadamente incapaz de abrir la boca y decirlo. Agares también parecía estar atormentándome a propósito sin mostrar intención de detenerse, y continuó entonces con el "tema principal".

Me acosté de espaldas, confundido. Mi boca parecía perder aire, jadeando sin aliento. Había un interminable estiramiento de placer, pero no poder llegar por completo al final gratificante me estaba volviendo loco. Justo cuando apenas logré bajar la mano para ayudarme a darme alivio, mi muñeca ya estaba firmemente atrapada por Agares. Lo siguiente que supe fue que me giró por completo para que mi estómago se exhibiera contra el desvencijado y crujiente panel de la puerta. Allí, volvió a abrir de par en par los dos pétalos de mi trasero y comenzó a besar y lamer de una manera no tan bruta, pero no tan suave, mientras sus dedos acariciaban mi erección. Aunque parecía como si no se rendiría hasta que todo mi ser quedara suave debido al frotado, podría jurar que ya estaba bastante suave, de adentro hacia afuera, tal como un pastel, donde incluso apretarme y sacarme crema parecía plausible.

—¡Agares! —lloré con voz ronca y balanceé ligeramente mi trasero para instarlo.

El abrigo mojado envuelto a mi alrededor me hacía sentir incómodo, así que simplemente tiré del dobladillo interior, planeando quitarme el traje exterior y la camisa dentro al mismo tiempo, pero Agares no vino a ayudarme, a pesar de que escuchaba la respiración detrás de mis orejas; el fuelle era rápido y la cosa contra mis nalgas era tan dura como una barra de acero. Estaba muy consciente de que este maldito tipo simplemente disfrutaba de verme quitándome personalmente la ropa, disfrutaba de la sensación de que soy como un niño pidiéndole caramelos. Maldición.

No podía soportarlo más. Todas las noches, durante los últimos dos años solitarios, he estado soñando constantemente hacer el amor con él. Sin embargo, en un momento como ahora, este tipo me tenía que poner a prueba. Lo maldije en secreto en voz queda, con impaciencia me quité la ropa, la tiré a un costado y apoyé la cabeza contra el tablón de la puerta. —Ya estoy desnudo... Quiero... que hagas eso... —susurré.

—¿Qué cosa? —Su cabeza finalmente se movió de mi trasero a mis orejas, preguntando con una sonrisa profunda y burlona. Su robusto pecho se apretó contra mi espalda, lo que hizo que sus líneas musculares se resbalaran por mi columna y, a su vez, que mis poros se abrieran de estimulación y excitación.

—Carajo, quiero que... ¡me lo hagas! —dije con resignación a través de mis dientes apretados, tembloroso.

Tan pronto como terminé de expresar mis pensamientos, el fuerte brazo que Agares había enganchado a mi alrededor subió mi cintura, haciendo mi trasero se levantara al lugar donde sus "piernas" escamosas lo rozaban. Podía sentir su cosa hinchada presionándome las nalgas. Era aterradoramente enorme.

Los labios de Agares se frotaron contra la parte posterior de mi cuello, y el sonido de su deglución fue bastante fuerte. Incluso pude oler el aroma de mi semen mezclado con su aliento. —Nunca me has resistido realmente. No sabes lo feroz que puedo ser, Desharow...

¿Todas las múltiples cosas hechas en el pasado no eran lo suficientemente buenas para contar como "resistencia"?

De repente me asusté un poco. Sin embargo, en el segundo siguiente, su cosa erigida atravesó la entrada de mi puerta trasera y estiró inesperadamente mi frágil esfínter. En ese momento, sentí que su cosa era inigualablemente grande, pero puede ser que mi trasero se había vuelto demasiado apretado después de dos años sin alojarlo. No podía dejar de gemir intermitentemente, con mis dedos casi incrustados en el tablón. Las paredes de mi intestino lo estrujaban de una manera tan ceñida que ni una sola grieta abierta quedaba. Estaba tan apretado que incluso mis nalgas tiritaban.

Aun así, Agares siguió marchando centímetro a centímetro al interior. Su imponente y erguida longitud se presionaba contra mi espalda, y con los violentos golpes de los huesos de su cadera en mi trasero, hizo que toda la parte inferior de mi cuerpo fuera expulsada de la superficie del agua. Esta acción provocó que todo mi cuerpo se presionara severamente contra el tablón de madera frente a mí, hasta que finalmente se rompió en pedazos, en los que inmediatamente me derrumbé después.

Tumbado de lleno en el banco, sentí que sus manos rodeaban los lados de mis nalgas mientras insertaba su cosa completamente en mí, permitiendo que su saco golpeara la piel y creara un sonido húmedo y mojado. El enorme pilar cilíndrico parecía haber llenado hasta el borde toda mi cavidad interior.

Mis lágrimas brotaron de la simulación, pero a pesar de eso, aun así, no pude evitar abrir los ojos y mirar hacia atrás. Me encontré con un tallo grueso adherido a una gran cantidad de líquido blanco y mojado profundamente empotrado en mi agujero. Sus venas azules estaban expuestas, mostrando la devastadora imagen de una gran barra de hierro roja. Debido al hecho de que no había membranas escamadas en este momento, ese tallo gigantesco también estaba completamente expuesto; el tamaño probablemente excedía el del brazo de un niño. Simplemente no podía creer yo que fuera capaz de tragarme esta cosa inhumana. Ver esta escena era verdaderamente aterrador.

Mi cara se sonrojó, mirando fijamente a Agares y la escena visible, con las lágrimas acumuladas por todo mi rostro. Agares tenía la mirada gacha, sus pestañas revoloteaban. La comisura de su boca se volvió más ambigua y complacida mientras miraba con admiración la escena de nuestro vinculo. Obviamente, estaba muy orgulloso de su propia arma. Luego me frotó el trasero con sus garras palmeadas y se giró para mirarme con una cara lujuriosa, sonriendo triunfalmente. —¿Te gusta? Desharow, ¿ves lo fuerte que me chupa ese pequeño agujero tuyo?

—Malnacido... —tragué saliva y regañé intermitentemente, ahogándome con mis sollozos. Pero todo eso se detuvo cuando de repente se inclinó para presionarme y bloquear mis labios con los suyos. Su lengua se extendió por mis dientes, donde abrió su propia boca para succionar la raíz de mi lengua húmeda y suave, llevándonos a un profundo beso francés. La cosa incrustada en mi cuerpo salió lentamente como un arco y una flecha, la punta se frotó contra la boca de mi agujero antes de embestir profundamente. Esta vez, fue lento y delicado, completamente diferente de su rudeza pasada. Era como si estuviera tratando de desmoronarme lentamente, poco a poco.

Su bombeo sacaba espesos hilos líquidos a lo largo del camino. El tallo estaba moliendo lentamente cada centímetro de mis paredes internas como si estuviera dibujando un círculo; incluso podía percibir claramente su forma. La barra de Agares era, de hecho, fundamentalmente diferente de los seres humanos. Tal vez no lo parezca, pero una vez que entraba, esa cosa prácticamente se convertía en un tentáculo de pulpo, muy flexible, y parecía ser capaz de cambiar de forma para estimular cada punto sensible en su interior. Esto permitía que el placer sexual se cuadruplica más de diez veces.

Maldita sea, esta era probablemente la única conclusión definitiva a la que he llegado hasta ahora de mi investigación de sirenios, porque yo mismo lo había experimentado y confirmado personalmente.

Me mordí el labio inferior y pensé, confundido. El inefable placer debajo de mi cuerpo se reunía en una cuerda de arco que Agares jalaba. Mis pezones endurecidos, así como mi erección inferior, estaban firmemente controlados en la palma de sus garras palmeadas y, siguiendo los ritmos de su ritmo, la textura de los guantes de cuero apretados frotaba mi parte delicada y prácticamente me volvía loco.

Mi cintura temblaba tanto que posiblemente podría doblarse y formar un arco. Mis rodillas se arrodillaban sobre el tablón de madera y tiritaban violentamente como si fuertes vientos las soplaran. Mis nalgas se deslizaban vergonzosamente sobre sus escamas resbaladizas, y debajo de mis párpados, las lágrimas rodaban, pero todos mis gemidos y gruñidos estaban siendo tragados por los fuertes besos de Agares. Solo podía soltar canturreos sollozantes en silencio.

Después de un largo momento de molienda lenta, Agares volvió a volcar mi cuerpo y lo apoyó sobre la pila de ropa mojada que [yo] había lanzado a un lado, justo cuando estaba a punto de llegar al clímax. Sus labios se retiraron, de modo que finalmente pude recuperar el aliento y desbordé frenéticamente un grito desordenado. A través de los ojos nublados por las lágrimas y la lluvia, vi a Agares envolviéndome desde arriba. Puso mis piernas alrededor de su cintura para que la entrada de mi trasero absorbiera su barra más profundamente, y ello también hizo que mis nalgas presionaran sus fuertes y protuberantes músculos abdominales.

Agares jadeaba vigorosamente, obviamente excitado al máximo. Las venas visibles de su rostro se abultaban y sobresalían bajo su piel pálida. Sus cejas y ojos estaban entrelazados con clara atención, como un cuchillo afilado que podría impactar a cualquiera. Sin embargo, por mi parte, descubrí que Agares ahora se veía más encantador que nunca, hasta el punto en que pensé que yo mismo estaba enloqueciendo.

Temblando, envolví mi brazo alrededor de su cuello y lo enfrenté. Contra las gotas de lluvia que caían de su cuerpo y cara, subí a besarlo en los labios. Entonces, por la cintura, me levantaron a la fuerza y todo mi cuerpo quedó sostenido en su abrazo en el aire. Al haberme enderezado tan rápido, sentí como si la cosa dentro de mi cuerpo se hinchara aún más en un abrir y cerrar de ojos.

Simultáneamente, el cuerpo de Agares tembló con violencia. Sentí sus dos piernas humanas cerrándose y alargándose con rapidez. Temblaba como las olas debajo de la cazadora, con el sonido de la tela rasgada resonando mis oídos, y entonces una cola grande, gruesa y larga se formó poco a poco entre mis piernas.

Inconscientemente quise bajar la vista para ver, pero me agarraron de la cintura y me arrastraron para seguir sus violentas y rigurosas embestidas, tal como una flecha con su arco. Con la ayuda del temblor creado por la transformación de la cola de pez, mi ser rebotaba hacia arriba y hacia abajo. La forma en que el órgano sexual atacaba mi cuerpo interior como un tiburón creó un placer fuerte e incomparable que se roció por todo mi cuerpo, haciéndome desechar todos los demás sentidos y dejando atrás una sensación de vértigo de mi conexión con él.

Mi orgasmo prostático pronto llegó a la cima del intenso coito, derramando mi esencia en oleadas sobre la parte inferior del abdomen de Agares. Pero eso solo duró unos minutos, antes de que volviera a erguirse firmemente debido a la frecuencia de bombeo cada vez más salvaje de Agares. 

No sabía si esto tenía algo que ver con nuestro intenso ejercicio, pero, en resumen, la parte inferior del cuerpo de Agares finalmente había regresado completamente a su forma original después de que alcanzamos juntos la cima del éxtasis. Ahora, mientras soportaba las continuas olas de felicidad primitiva, la cola de pez gruesa y sorprendentemente larga se enroscaba alrededor de mi pantorrilla como siempre lo había hecho en el pasado.

No podía creer que lo habíamos estado haciendo hasta que amaneció, cuando ya no tenía más fuerzas para soltar un solo gemido. No fue hasta ahora que Agares, esta barra sexual “andante”, al fin se dio cuenta de que podíamos estar expuestos a los otros canales y barcos que pasaban durante la madrugada, y finalmente me entró a su ridícula nueva residencia.

Supongo que este era el comienzo de nuestra convivencia a partir de ahora. ¡Oh, un humano y un tritón que era equivalente a un padre adoptivo!