Capítulo 17

Contemplé aturdido al tritón mientras drenaba el almizcle blanco e impuro de la parte inferior de su cuerpo, una sonrisa satisfecha con un toque de astucia enlucida en su rostro. Cuanto más miro al tritón, más se calienta mi rostro. Ya debe haber cambiado de rojo a púrpura, mis orejas rojas y mis mejillas ardiendo.

¡Carajo, Dios, qué debería pensar de todo esto! ¡El piso de cristal que fue originalmente hecho para la conveniencia de mis propósitos de observación, en su lugar me convirtió en el sujeto para ser espiado! Y, además, ser espiado por esta bestia a fin de saciar sus deseos carnales, ¡qué broma tan divertida!

Sin embargo, esto no me pareció en absoluto gracioso, y en su lugar solo me encontré sintiendo una abrumadora vergüenza y embarazo. Que la situación llegara a este punto, bien podría celebrar el hecho de que no había nadie más aquí. Si alguna otra gente viera esta escena, ciertamente sería el hazmerreír de todo el mundo de la biología. —Pensar que un investigador podría convertirse en el objeto de fantasía sexual del espécimen que estudia, ¡qué absurdo es eso!

¡Esto era un completo error! ¡Si la situación seguía cayendo en esta dirección, mi plan de investigación se me saldría totalmente de las manos! Necesito corregir la desorientación que el tritón estaba mostrando, ¡¿cómo puede un tritón como él aparearse con un humano, sin mencionar un hombre?!

Agares aún seguía merodeando debajo del piso, haciendo que mi mente se empañara. La ropa empapada de sudor se pegaba a mi cuerpo, la sensación sumamente incómoda. No quería pensar en esa bestia ni por un segundo, pero continuó siguiéndome mientras me abría camino a la ducha junto a mi cama. Era como si fuera una sombra, o un persistente fantasma de algún tipo. De cualquier forma, aun así, me ponía los pelos de punta.

—Oye, Agar... Animal... ¡no me sigas! —pude corregir mi boca a tiempo, pero una creciente ira seguía fluyendo a través de mí. ¡Pisoteo! Puse un pie sobre el cristal, resonantes temblores a lo largo de toda la habitación. Y luego lo hice una y otra vez, pero no fue suficiente para alejarlo. Agares se aferraba al cristal, mirándome a través de la sombra turbia con la mitad de su rostro oculto en la oscuridad.

Maldición. 

Exhalé una maldición silenciosa cuando la agitación finalmente voló hasta mi coronilla. A pisotones, simplemente me dirigí hacia el cuarto de baño, me giré para enfrentar a Agares, me levanté la camisa y me quité los calzoncillos. Finalmente, heme ahí respirando profundamente y parado completamente desnudo frente a la vista del depredador.

El tritón quedó un poco sorprendido por lo que vio. Pensé que era porque no esperaba que yo tomara la iniciativa, y también porque era su primera vez viendo la completa estructura corporal de un hombre en toda su gloria. Me senté de cuclillas, golpeteando el cristal con un puño enroscado. —Mira detenidamente, bestia. Soy un hombre. Un hombre ruso puro, normal y saludable. ¡Mira esto, tengo lo mismo que tú allí abajo, lo que significa que definitivamente no soy la persona adecuada para aparearte!

Era imposible que me escuchara–estoy consciente de ello–pero no había otra forma de desahogar mi ira, y se sentía bien decir con 100% de seguridad que era un hombre.   

El tritón parecía estar preguntándose sobre lo que acababa de decir, y se acercó más a través de las profundidades cenagosas del recinto. Era una figura esbelta y alta, sus ojos–los que eran profundos y significativos–entornados, aunque su expresión mostraba algún tipo de excitación. Se tragó la saliva con una fuerza aterradora mientras sus garras palmeadas empujaban con fuerza el cristal. La yema de cada dedo brillaba con un blanco doloroso, su fuerza aparentemente capaz de romper el suelo en el que estaba parado.

Su actitud en este momento fue suficiente para decirme que mi cuerpo no lo hacía sentir en conflicto, sino que parecía llenarlo de deseos mortíferos y seductores.

¡Mierda! ¿No me digas que de casualidad este tritón es gay?

Justo cuando estaba contemplando esa extraña posibilidad, vi que el tritón de repente apartaba su mano que estaba presionando poderosamente el suelo de cristal del tanque. Inesperadamente, empujó su cola hacia abajo para alejarse nadando, y justo antes de desaparecer en la oscuridad del agua turbia, se giró para mirarme profundamente a los ojos una vez más.

Agares no estaba a la vista, y sin importar cuánto mirara, ya no había ningún indicio que me dijera dónde estaba. Supe con cierta certeza que ya no me estaba espiando, y ese pensamiento me trajo un gran suspiro de alivio. ¿Quizás su excitación anterior no fue por una lujuria ilógica, sino por la frustración de darse cuenta de que yo era un hombre? 

De lo contrario, ¿por qué se iría de repente?

Con este razonamiento, fui a abrir la cúpula de la ducha y permití que el agua caliente se vertiera sobre mi cabeza, tranquilizándome.

Pero justo cuando me estaba mojando por completo, sonó una alarma desde el exterior de la ducha. Me sobresalté con sorpresa, e inmediatamente salí corriendo con una toalla envuelta a mi alrededor. El sonido provenía de una alarma equipada en la pared, la cual era responsable de la comunicación con el mundo exterior sobre el mar. Su pantalla LCD retumbaba frente a mí, exhibiendo el clima en el mar: una tormenta se avecinaba.

Mi corazón se hundió.

—Hola, Sr. Desharow, ¿estás despierto?

El mensáfono conectado a la alarma se iluminó de verde automáticamente, seguido de la urgente llamada de Sakarol.

Fui a agarrar el mensáfono deprisa, y respondí velozmente: —Sí, estoy aquí, doctora. ¿Es la tormenta lo suficientemente grande como para golpearnos? ¿Qué deberíamos hacer?

—No tienes que preocuparte, la tormenta no es lo suficientemente fuerte como para dañar las instalaciones de investigación submarinas. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieto y continuar tu investigación. Pero tengo que decirte que el resto de nosotros, incluido Rhine, tenemos que permanecer en tierra por el momento. Sr. Desharow, me temo que tendrás que quedarte allí solo por unos cuantos días, pero te prometo que la instalación de investigación es extremadamente resistente; las olas no deberían tener ningún impacto dañino. Vendremos a rescatarte tan pronto como podamos.

Pensé en la abundante comida y agua almacenada aquí, no debería ser un problema para mí pasar unos días solo aquí. Presioné el micrófono, preparándome para responder.

—Entendido, ustedes también asegúrense de mantenerse a salvo allá. Estaré esperando su regreso.

—Está bien —respondió Sakarol en acuerdo—. El mensáfono en tu mano aún puede conectarse con nosotros en tierra. Si hay algún problema, por favor llama al-

Bzz... bzz.

La señal fue repentinamente cortada por una ruidosa corriente eléctrica. Traté de hablar por el micrófono otra vez, pensando que esto era probablemente causado por el impacto de las olas en las instalaciones de comunicación justo en la calma antes de la tormenta. Esperé de nuevo, pero el mensáfono solo siguió cantando un pitido monótono.  

La inquietud hervía dentro de mí mientras colgaba el mensáfono y caminaba hacia el escritorio. Ojeé despreocupadamente el piso de cristal solo para ver cosas negras dispersas en el suelo que no estaban allí antes.

Dándoles una mirada detenida, para mi sorpresa, eran un montón de algas con rastros de agua detrás de ellas. Arrastré los ojos a lo largo de las marcas de agua, bajando las escaleras, guiándome a observar la puerta de la escotilla de presión ubicada en el segundo piso.

No sabía cuándo se abrió la escotilla al ancho de una sola persona, el nivel del agua cayendo a la mitad del volumen original.

Un aterrador escalofrío trepó desde la planta de mis pies, golpeándome con fuerza en la frente.

Mientras estaba observando esto, mi vista se enfocó hacia el piso de cristal debajo de mis propios pies, y vi una sombra en forma de pitón envolviendo mi cuerpo. Casualmente, mi espalda se frotó contra el cabello largo y húmedo, un profundo suspiro se escuchó cerca de mi oído mientras un aliento caliente rozaba mi cuello sensible.

No me molesté en pensar cómo el místico tritón siquiera llegó aquí, lo único en que mi mente se estaba enfocando era en su cabeza que se presionaba cerca de mi cuello, inhalando profundamente mi olor. En cuanto a mí, todavía estaba prácticamente desnudo.

Mi cerebro zumbaba y mis piernas temblaban. Necesito correr, pero el repentino pánico me arraigó profundamente al lugar como un ancla, manteniéndome en prisión. Fue solo hasta que el pecho ancho y glacial del tritón se presionó contra mi espalda y la sensación de un objeto duro y mojado hincó mi mitad inferior que me desperté de repente. Pánico y adrenalina mezclados. Antes de que pudiera dar un paso al frente, la extensa cola del tritón me hizo tropezar y terminé trastabillando a varios pasos de distancia con un centro de gravedad inestable. Traté de apoyarme agarrándome del escritorio, pero accidentalmente abrí el cajón que reveló la pistola de anestesia escondida dentro.

¡Esta es una herramienta que salva vidas!

Preparé la pistola y torcí mi cuerpo, apuntando su punta hacia el pecho del tritón que se acercaba. Agarró mi pistola instintivamente e intentó arrojarla, y ciertamente parecía posible con su agarre literalmente férrico. Incluso sospeché que podría aplastar fácilmente la larga pistola de acero.

Sin embargo, aun así, me opuse contra él con todas mis fuerzas. El sudor me goteaba por la frente mientras contenía la respiración y forcejeaba. ¿Cuándo me volví tan temeroso del tritón? Hace solo unos días estaba tan ansioso por tener algún contacto personal con él, pero ahora sentía que algo extremadamente terrible sucedería si renunciaba a mi resistencia, como si me hubiera enfrentado a una situación como esta antes.

De repente me di cuenta de que tenía miedo de que el tritón me violara, ya que su "parte" llena de vida era una clara indicación de sus deseos desesperados. Ni siquiera parecía importarle la pistola de anestesia dirigida a su pecho, en su lugar, sus ojos viajaban con avidez por los contornos de mi cuerpo y la cosa entre mis piernas que no podía ocultar.

Los pelos de mi cuerpo se erizaron. Mis dedos se apretaron alrededor del agarre, endurecí mi voz y advertí, —¡No te acerques a mí! ¡Aléjate, bestia!

Me sentía mentalmente exhausto y quería desmayarme. Fui cuidadoso al elegir mis palabras para evitar mis errores pasados y no causar más consecuencias inimaginables. Después de que terminé mis palabras, presioné la pistola contra su pecho para mostrar que, si las cosas se ponían feas, estaría más que dispuesto a dejar que probara la bala anestésica.

Los ojos de Agares se hundieron en un tono negro más profundo, separó las mandíbulas, revelando dientes afilados con un brillo de helada indiferencia en su expresión. Sus dientes descubiertos podrían infundir terror en los corazones de sus víctimas, y en este momento sus labios se curvaban naturalmente en una sonrisa amenazadora, como si se riera de su pan comido y victoria.

Sus ojos se encontraron con los míos otra vez, agarró el cañón de mi pistola con sus garras palmeadas, y con fuerza bruta, alejó la pistola centímetro a centímetro. Me dolían los músculos, como usar un brazo desmantelado para luchar un combate imposible de ganar. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando una cosa mojada se enrolló en mi tobillo, abriendo mis piernas en un ángulo extremadamente humillante. Y pronto, vi a Agares mirando intensamente en medio de mi pierna extendida, sacó su lengua de terciopelo y se lamió los labios con hambre.

—¡Púdrete!

La humillación de que jugaran conmigo hizo que mis dedos temblaran debido a una amplia gama de emociones, y un dardo de la pistola de anestesia golpeó el hombro de Agares. Su movimiento se ralentizó de inmediato y su agarre también se aflojó, dándome la oportunidad de escapar hacia la puerta, agarrar el mensáfono y bajar las escaleras a trompicones.

—Oye, oye, ¡¿hay alguien que pueda oírme?! ¡Soy Desharow y necesito ayuda urgente!

Le grité al mensáfono en pánico, pero la única respuesta del otro extremo que obtuve fueron varios ruidos estáticos. Entonces, de repente, una voz muy intermitente pero familiar respondió: era Rhine.

—Hola, hola, ¿es Desharow?

Un hilo de esperanza surgió de inmediato en mi corazón, y estaba a punto de responder antes de que mi pie tropezara con algo mojado y resbaladizo. Mi peso se derrumbó hacia adelante y escaleras abajo. No sabía cuántas volteretas me tomó llegar hasta abajo.

El techo estaba girando sobre mí, y mis cuatro sentidos trepidaban violentamente. Lo único que permaneció claro en esta situación fue la aguda punzada de dolor en mi rodilla. Probablemente me había cortado un ligamento al caer por las escaleras de cristal, ya que ni siquiera podía levantarme.

Esto era realmente malo. El mensáfono y la pistola de anestesia habían aterrizado a unos cuantos metros de distancia. Tenía que conseguirlos, son mi única defensa.

Preparándome, apreté los dientes y comencé a reptar con mis brazos. Poco a poco me estaba acercando, pero un repentino arrepentimiento me inundó.

Al instante odié mi decisión de quedarme aquí solo con el tritón. Rhine tenía razón, debería haber escuchado su advertencia.

Realmente debería haber escuchado.

Cuando mi mente reflejó este punto, el sonido de Agares acercándose se estaba aproximando por encima de mi cabeza. Su sombra se extendió a lo largo de mi visión como un abismo negro, y el escalofrío que sentí en este momento hizo que el abismo pareciera mucho más convincente de lo que debería haber sido. El tritón emitió un sonido bajo y entrecortado, el que exudaba una neblina de deseo y esperanza, haciendo que la gente no pudiera escapar.

—Mi... Desharow...