Capítulo 6

En las últimas etapas de la primavera, el clima se volvía más cálido a medida que se acercaban al sur. También llovía más seguido, lo que hacía que el clima se humedeciera más.

En un puesto de té junto al camino del hostal, Tian Xiao abrazó su taza de té y bebió una gran cantidad de un solo trago. Chasqueó los labios, frunciéndolos un poco. Mientras bebía su té alegremente, Yu Yao fruncía el ceño con una expresión grave. Sus oídos escuchaban atentamente, logrando identificar una mesa cercana de personas que decían:

—Hace diez días, se dijo que un criminal importante escapó de la capital.

—¡Así es! El segundo día, los guardias imperiales invadieron toda la ciudad buscándolo. Ah, escuché que el Emperador incluso emitió un decreto, ordenándoles a todas prefecturas que arrestaran al criminal si lo encontraban. ¿Quién creen que se escapó?

—Quién sabe. En cualquier caso, la dinastía del norte no puede controlar la zona sur. Si viene aquí, ¿cómo el Emperador podrá moverse como desee?

Yu Yao se alisó suavemente los labios y tomó un sorbo de su té. Su mente seguía corriendo, pensando en lo que acababan de decir. La corte obviamente no haría ningún movimiento importante en el sur, pero si realmente encontraran al criminal que había escapado, sería suficiente para que algunos guardias imperiales importantes y ocultos hicieran un movimiento. Solo había recuperado el 70-80% de su fuerza y era suficiente para sustentarla por ahora, pero si realmente se encontrara con un experto habilidoso con una energía interna extremadamente alta, probablemente no podría resistir. Por lo tanto, parece que tendrán que cambiar su ruta a los caminos más pequeños...

—Yu Yao. —Tian Xiao la llamó. Yu Yao acababa de levantar la cabeza cuando su dedo le tocó las cejas, comenzando a ludirlas—. Estás frunciendo el ceño.

Después de estar juntos todo el tiempo, ya se había acostumbrado a su toqueteo. Permitió que sus dedos le alisaran las cejas y dijo:

—¿Descansaste lo suficiente? Deberíamos ponernos en marcha ahora.

Después de mirarla por un momento, Tian Xiao dijo:

—¿Ya llegamos al sur? —Al ver que Yu Yao asentía, continuó—. Entonces, ¿ya vas ir a completar tu misión?

Sin esperar respuesta, agarró inmediatamente la mano de Yu Yao. —¡Iré contigo! No sigas pensando en mandarme a otro lugar, ¿bueno? No me gustan otras personas, solo me gustas .

La abrupta confesión se lanzó al corazón de Yu Yao como una flecha. Casi pudo escuchar el sonido de su corazón latiendo. La sangre se disparó a su rostro, haciendo que sus mejillas se ruborizaran. Tosió y después abrió los ojos, viendo una mirada ambigua de un camarero que venía a llevarse las tazas de té.

Ayy, este caballero de verdad ama sinceramente a su pequeña novia. ¿Por qué la pequeña esposa tiene que mandar a su esposo a otro lugar?

Las personas a su alrededor dijeron cosas como esta, haciendo que el corazón lleno de agravios de Tian Xiao se estrellara.

—¡Sí! ¡No me mandes a otro lugar! No quiero dejarte y no quiero ir a ningún Fu ni a ninguna nación... —habló rápido y Yu Yao no tuvo tiempo de detenerlo. Después de que el camarero escuchara estas palabras, un brillo asesino destelló en sus ojos. Yu Yao lo miró de inmediato y desenvainó su espada velozmente. Un relámpago pareció explotar entre las hojas y la espada se frotó contra la daga del camarero con un sonido metálico. Las chispas saltaron.

Tian Xiao quedó abrumado por la conmoción. Yu Yao volteó la mesa con el pie y arrastró la mano de Tian Xiao mientras comenzaba a correr. —¿Estás parado allí como tonto esperando la muerte?

El camarero gritó a todo volumen:

—¡Son ellos!

El resto de las personas que se había estado escondiendo saltó inmediatamente y los clientes restantes se dispersaron enseguida. Yu Yao trajo a Tian Xiao consigo, pero no podía correr con rapidez.

—¡Eres un chico y eres tan inútil! —regañó.

Tian Xiao no intentó defenderse. Sabía que era una molestia. Hace diez años, los soldados habían entrado a la fuerza en el palacio y ahora estaba siendo perseguido por personas que intentaban matarlo... Pero ahora no quería ser inútil, quería proteger a Yu Yao. Por lo tanto, de repente dijo:

—Yu Yao. I-iré con ellos.

Había corrido hasta quedarse sin aliento.

—De esta manera, ya no te perseguirán más a ti.

Eso era cierto. Abandonar a Tian Xiao era la mejor opción que tenía. Tian Xiao no estaba relacionado con ella de ninguna manera, y durante todo el camino hasta acá, ya le había causado suficientes molestias. Si hubiera sido el pasado, ya lo habría abandonado hace mucho tiempo, pero no podía ir. No sabía por qué, pero algo en su corazón le decía que no podía ir y tenía que salvarlo.

Porque... inconscientemente había comenzado a odiar verlo parecer tan derrotado.