La estrategia "Sing, Move and Feel" se sustenta en una articulación de teorías sobre educación emocional, neuroeducación, aprendizaje lúdico del inglés y la sistematización de la práctica docente. Se parte de la premisa de que el desarrollo infantil es un proceso integral donde lo cognitivo, lo emocional y lo corporal son indisociables.
La música actúa como un puente entre la emoción y la cognición (Mosquera, 2013), creando un estado de receptividad para el aprendizaje y la internalización afectiva de comandos de conducta.
El movimiento corporal intencionado es un regulador emocional fundamental (Immordino-Yang, 2011), transformando emociones intensas en respuestas motoras estructuradas y socialmente aceptables.
La educación emocional proporciona escenarios para experimentar emociones de manera constructiva (Bisquerra, 2003), fortaleciendo el autoconocimiento y el autocontrol interno.
El arte y el juego son actividades rectoras de la primera infancia (García Cely, 2023; Oliva Gimeno, 2018), que ofrecen un canal multimodal para integrar cuerpo y mente, desarrollar empatía y fortalecer el autocontrol. La inclusión del inglés se basa en la Respuesta Física Total (Total Physical Response - TPR) de Asher (1969), donde el aprendizaje se da mediante la asociación automática entre el comando verbal en inglés, la acción motriz y la emoción positiva del juego.
Referentes Clave: Bisquerra, R. (2003); Immordino-Yang, M. H. (2011); García Cely, L. P. (2023); Asher, J. J. (1969).