Embedded Files
Extinción bajo el sol
Extinción bajo el sol
“El que se va se lleva su memoria, su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós y nunca.” Amor – Rosario Castellanos
Lo que amé con ardor
zarpó en un barco
en las olas del tiempo,
en los relojes de sol
que nos dieron caducidad.
Las tardes infantiles de ajedrez,
una constante puesta en jaque.
El caracol que guardé,
un beso tiernísimo
salido del primer jolgorio del corazón.
Donde siempre hubo amor.
En las aristas ensanchadas para el abrazo.
La ensoñación de una Beatriz amada.
Qué hubo amor,
pero ahora se ha olvidado el rostro.
Las manos están mudas de tacto.
No hay boca que mente su nombre
en los relojes de sol.
El gnomon me arrastra a su sombra.
Tú, el árbol: la palabra
Tú, el árbol: la palabra
Tu hija se arrostra a un mundo que nunca será suyo.
Busca la raíz herida del árbol que daba luz.
Acaso ella misma
conoce lo que no tiene
antes de que le recriminen la carencia
y acaben con el sol en sus manos.
De repente, un día se levanta en un país que se incendia.
Sucede un desorden
como escribió algún día:
“Ha muerto esa última fe en las cosas”
Ni siquiera piensa en ese nombre de gran omnipotencia,
no clama misericordia.
Porque en esa cadena destructiva
solo teme que algún día tú le faltes
y no pueda simplemente amarte así,
desde el óbito, la tierra encima,
el amor etéreo.
No, nunca nadie lo ha aprendido.
Se conmueve a tu corazoncito de niño.
No quisiera perderlo nunca del beso de tu abrazo.
Cómo el amor habla en tus ojos cada que la ves
ella siempre tendrá palabras para ti.
Aunque tenga que parirse de nuevo,
aunque el mundo se muera poco a poco
será la palabra para ti
la raíz herida del árbol que ha encontrado.
Mi nombre el poema
Mi nombre el poema
He sucumbido a la espera inenarrable.
Me anticipo a los hechos
sin nombre preciso
para bautizarme de nuevo.
No vendrá la salvedad
del perdón y la culpa
porque para ti
mi sufrimiento nunca tuvo carne en que dolerse,
ni rostro, ni identidad.
Entonces,
eran las heridas de nadie,
la daga de nadie,
el cuerpo de quien sabe quién,
el amor de quien sabe cuándo,
el daño de quien sabe cuánto.
Y ahora, el poema que puede decirse
irguiéndose a mi lado.
Karol Loaiza (Trujillo, 2004) Poeta y estudiante de cuarto semestre de Licenciatura en Literatura en la Universidad del Valle. Trabaja dentro de su universo poético temáticas como el amor sáfico y la sensibilidad femenina. Explorando la poesía no solo en su formato tradicional sino también en el collage y el fanzine. Recientemente, ha sido publicada en convocatorias de poesía como Poesía de Morras y en Revista Montaje. También ha participado en el “Concurso Nacional de Poesía” 2023 de la Casa de Poesía Silva.
Page updated
Google Sites
Report abuse