Karen Alexandra

TRES VECES

Si fuese por mí, saldría a buscarte

te besaría bajo los puentes acorazados de nuestro orgullo

te haría el amor a la luz de los miedos

te abrazaría para no soltarte cuando me susurre el temor

te diría que te amo (pero solo una, dos, tres veces)

sería honesta diciéndote que no te he olvidado, que cuando creo que no te pienso te sueño.

Aún Conservo los ecos de tu voz recitando poetas muertos; quienes escribieron lo que sentíamos mucho antes de nacer, quienes profetizaron nuestro encuentro, quienes describieron nuestra huida, quienes -al foco de la esperanza- trascribieron nuestro reencuentro.

OSMOSIS

Estoy segura que si no escribiese,

me saldrían palabras de los poros,

lloraría a mares cada dos por tres,

me socavaría el temor de sentirme lejos, ajena a mí misma.

Estoy segura de que si no escribiese me hubiese convertido en pigmeo; sabiéndome completamente en el síndrome de Ulises, temerosa de permanecer en un solo lugar por todo lo que evoca, por todo lo que no escribiría, por todo lo que me ahogaría en letras, letras y letras inanimadas, deshilachadas en un vacío donde el poeta no llega ni se le es permitido llegar.

Sentiría miedo de no darle nombre a lo que siento.

Cargaría dos veces más mis pesares. La penumbra pesa cuando no tiene quien la llame, le dé voz, nombre y patria.

Estoy segura de que si no escribiese ya hubiese muerto, los ecos de las consonantes no dichas divagarían sin nombre en las voces de quienes me amaban. Estoy segura, quizá lo suficientemente segura, o tal vez, no estoy segura de nada, porque si no fuese artista al menos sí sería poeta.