Nicole Tatiana Vásquez Castillo es una joven cuyo corazón empezó a latir en Tuluá, Valle del Cauca, hace casi veintiún años. La vida le presentó las letras, la magia y el amor a través de los dedos y de las lágrimas que se convertían en poesía mientras se dejaba llevar. Por ello, un día decidió entregarse por completo a la Literatura, carrera que, hoy en día, está casi culminando. De su nombre y del peso de su catarsis escrita surgen tres libros. El primero, que atesora con especial cariño, fue una oportunidad breve brindada por su colegio para hacer públicos los escritos de algunos estudiantes. El segundo forma parte de una Antología Poética Colombiana publicada por la Editorial Elipsis, y el tercero está incluido en la Antología de Cuentos de Terror de ITA Editorial. De esta manera, su catarsis dejó de ser únicamente suya para comenzar a tocar otras manos y almas.
AFUERA LLUEVE, LA FAMILIA ME ABRAZA
Afuera llueve,
Personas danzan
Al son de autos que,
Aunque sopranos, insoportables.
Adentro llueve,
La piel se cae
Me traiciona mi reflejo
Y se rompe mi espejo.
Respiro, vivo,
Me miro
Recuerdo los brazos protectores de mamá
La miro en mi reflejo
Me llama, me llora
Me ama.
Adentro llueve,
Y se rompe mi espejo
Nada me queda de su sonrisa
Aquella que,
En fotos perdura
Pero que, en vida,
Se aleja.
Su voz me canta
Me llama hermana
Y mi ser inspira.
Adentro llueve,
Pero se ajusta mi espejo.
Afuera hablan
Adentro escampa
Manos regordetas mi ser rodean
Auxilio brindan
Perdón gritan
Mi alma llora.
La abuela conmigo se mira
Señala lunares, gestos, dolores
La abuela me mira
Mi pecho se hincha.
Adentro escampa,
Respira mi reflejo.
Las arrugas se disipan
Ojos nuevos llegan
"Es papá" -
Me gritan
Está y no está
Vaga a mi par
Ríe, danza,
Empuja
Me alienta, me abraza,
Me lanza.
El vacío llega
Pero con sus brazos se va
"Papá"- digo
Asiente y no se me va,
Se queda y su voz
Me da.
Afuera llueve
Adentro escampa
El alma ríe, mi reflejo descansa.
El espejo sonríe
Adentro escampa.
Nada de mí quedaba,
Sombras vienen, sombras van
Mis ojos florecen
Mis palmas abrazan
Mi corazón recuerda.
Recuerda que llovía,
Que todo se movía
Y que mi llanto llegaba
Pero mamá me abrazaba
Y adentro escampaba.
Afuera llovía
Adentro escampaba.
TIERRAS DE NADIE, ALMAS DOLIENTES
Se me agotan las esperanzas
Y me sobra la angustia
Se me llevan la vida
Pero aún mantengo la cordura
Los veo, y van.
Los saqueadores, ¡Los invasores!
Van allí y van allá,
Van y vienen.
Pero siempre están
Mi hijo no está
Lo busco y lo busco
Pero él con ellos se me va
¡Y lo oigo!
Su voz, su auxilio, su súplica
En mi corazón está
Y lo voy a encontrar
¡Me juro que conmigo estará!
Y la vida, nuevamente, nos llenará.
¡Pero no! Ahora mi voz calla
La soledad me abraza
Y la esperanza se despedaza
Se me lo llevaron para siempre
¡Para siempre se me lo llevaron!
Pero, aquí no pararé
Su alma con vigor la vengaré
Y serán ellos quienes rezarán
Por su alma pedirán piedad
La piedad que no tendrán
¡Qué pida misericordia,
Quien conmigo no tuvo piedad!
Que la pida,
Por fragmentar mi sentir.
Que la pida,
Por dejar partir mi felicidad.
Por ellos iré y,
Por todo se lamentarán.
DOLOR Y VENGANZA
Me pierdo.
Me pierdo y no están mis tierras.
Me pierdo y no hallo esperanza.
Qué me siento morir y no encuentro herida.
Qué me siento en pruebas de impulso que ponen en duda mi razón. ¡Y qué yo de impulsos nada sé!
Qué me arrancaría la piel por hacerlos ir.
Qué me duelen los ojos, qué me arde la lengua, y me pican las manos para herirlos por doquier.
Qué me he muerto en vida, qué me arden las entrañas y ya no sé qué hacer.
Qué les suplico clemencia, qué no creo en las imponencias, qué no comprendo el juego de ganar o perder.
Qué mi vida va cuesta arriba, aunque mi sol vaya cielo abajo.
Suplico por piedad,
Suplico por mi motor,
Le suplico a mi deidad que les brinde compresión.
Piedad, que mis tierras son mi sustento,
Piedad, que su ausencia es mi infierno.
Piedad, que mi cuerpo empieza con las fallas desde adentro,
Piedad, que el miedo me viene en las venas
Y se convertirá en mi condena.
Que me pierdo y soy mi tierra.
Que me pierdo y no hay consuelo.
Que me pierdo y se me rompe el cuerpo.
Piedad a la deidad.
Piedad que ya no hay felicidad.