EDUCACIÓN

Un buen razonamiento exige claridad, precisión, relevancia, profundidad, lógica e imparcialidad, entre otros. El pensamiento es algo propio, interno, oculto, y cuando otro aprende quisiéramos poder visualizar y tener alguna certeza de qué sucede interiormente

¿CÓMO SABER SI NUESTROS ESTUDIANTES PIENSAN Y APRENDEN LO QUE LES ENSEÑAMOS?


A menudo utilizamos el término “pensar”, pero ¿qué estamos entendiendo realmente por ello? Si alguien me pregunta qué estoy haciendo en estos momentos, le diría: estoy pensando qué poner en la reseña de este libro, pero ¿qué estoy haciendo realmente? Queremos que nuestros alumnos piensen, pero ¿qué espero que hagan? El aprendizaje es un producto del pensamiento, pero ¿cómo se apoya para que este se produzca? Los profesores valoramos cierto tipo de pensamiento y realizamos actividades en nuestras clases para que el espíritu creador de nuestros estudiantes se despierte, ¿lo logramos? Si queremos hacer visible el pensamiento de nuestros estudiantes debemos utilizar ciertas estrategias que nos permitan una expresión visible, hacer conciencia de cómo se piensa, cómo llego a comprender.

Cuando ponemos el pensamiento en el centro del proceso educativo podemos captar lo que el estudiante comprende, pero también cómo lo está comprendiendo. Podemos tener más evidencias de sus ideas y también de sus concepciones erróneas. El proceso de enseñanza aprendizaje se planifica; estratégicamente ha de pensarse en cómo hacer pensar.

Ayudar a que los estudiantes sean protagonistas de sus propias ideas, crear en clases oportunidades para pensar y para el pensamiento. Los autores plantean diversas rutinas de pensamiento a través de herramientas y estrategias que permiten al alumno tanto focalizar y agudizar su forma de pensar cómo acrecentar su comprensión de temas.

Ser gestor del propio aprendizaje es fomentar la autonomía intelectual, es potenciar un pensamiento crítico y creativo, es afinar el pensamiento para entender y paladear intelectualmente los grandes tópicos de la vida: la amistad, el dolor, la felicidad, el anhelo de trascendencia; en fin, la vida misma y su grandeza. Este texto da técnicas simples para sacar a la luz lo que ilumina desde dentro, el pensamiento. El aprendizaje es, a la vez, un proceso complejo y natural. Otros ya han descubierto cómo hacerlo más eficaz y significativo; ensayemos nuevas formas para hacer del aprendizaje un verdadero momento de gozo.

“El pensamiento no sucede de manera secuencial, progresando sistemáticamente de un nivel al siguiente. Es mucho más desordenado, complejo, dinámico e interconectado”.