4ª Semana

4º Domingo de Cuaresma. “Acercarse a la luz”

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Juan 3,14-21

PENSAMOS. El discípulo de Jesús tiene que luchar con todas sus fuerzas contra todo aquello que deshumaniza. Su fe debe manifestarse en unos criterios y actitudes de vida que no coinciden con los de este mundo y que supone el rechazo a dejarse encerrar en él. La actitud no es de condenación sino de salvación. Nuestra vida sencilla, solidaria y fraterna tiene que testificar que aunque en el mundo hay muchos dioses y muchos señores para nosotros no hay más que un Dios, el Padre de quién proceden todas las cosas, y un solo Señor, Jesucristo. Tendremos que mostrar con nuestro comportamiento práctico que no se puede tomar a Dios en serio sin tomar en serio al hombre. Que no se puede acoger al reino del padre sin comprometerse a conseguir una sociedad más fraterna y más justa.

ACTUAMOS. Investiga sobre iniciativas ecológicas católicas.

Hay numerosas iniciativas nacidas de movimientos católicos locales, promovidas por el Vaticano o por comunidades religiosas. Investiga y trata de colaborar con alguna. Un movimiento muy conocido que concentra muchos proyectos es el Movimiento católico Mundial por el Clima.

Hay, sin embargo, iniciativas más pequeñas incluso cerca de tu localidad que aún no conoces y que tal vez podrían necesitar de tu ayuda. O quién sabe, de pronto el Espíritu te inspira a trabajar por la creación en algo que ni siquiera tenías pensado. Te sorprenderá todo lo que puedes encontrar.

REZAMOS: Bienaventuranzas de la ecología

Felices quienes rebosan en su corazón de amor por la Madre Tierra y la cuidan con ternura, ya que saben que sus recursos son limitados, y que sólo entre todos podremos ayudar a que se regeneren.

Felices quienes en su vida diaria reciclan, reutilizan y, a la vez, rechazan la propaganda que les invita a comprar todo lo que se les propone.

Felices quienes sienten que todos los seres: humanos, animales, plantas, ríos, mares… son interdependientes, con un destino común que no debemos impedir con nuestra conducta egoísta.

Felices quienes no se dejan vencer por el pesimismo, y buscan siempre soluciones a los distintos problemas ecológicos, mediante el diálogo, la búsqueda y el esfuerzo creativo.

Felices quienes han comprendido que vivir una vida sencilla en todos los sentidos, es entrar en la senda de la sabiduría y de la simbiosis con la naturaleza.

Felices quienes embellecen con sus gestos, sus detalles, sus palabras y su sonrisa el entorno en el que se mueven, porque sembrarán cordialidad, confianza y alegría.

Felices quienes, para vivir una sana y verdadera ecología, combinan la solidaridad con la amistad, la belleza con la gratuidad, el trabajo por mejorar el mundo con una mística encarnada en su vidas.

Felices quienes se dejan sorprender e interpelar por las opiniones de los más pequeños, excluidos y despreciados, porque posiblemente les ofrezcan las mejores soluciones ante la crisis ecológica y humana que vivimos.