Las elecciones subnacionales en México de 2024: Otro paso hacia un sistema con partido predominante



Por: Juan Olmeda (Centro de Estudios Internacionales, El Colegio de México, México) 

Este es el primer post de un dossier de cuatro textos sobre las elecciones subnacionales en México de 2024 publicados por REPSAL.
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Las elecciones del pasado 2 de junio en México no solo sirvieron para definir al nuevo presidente del país y la composición del futuro Congreso, sino también para renovar numerosos cargos políticos subnacionales. Así, la ciudadanía votó por quienes estarán a cargo del ejecutivo en nueve entidades federativas (incluyendo la jefatura de gobierno de la estratégica Ciudad de México), la conformación de los congresos locales en 31 estados y las autoridades municipales en otras 30 unidades subnacionales.

En todos los ámbitos en disputa prevaleció de manera contundente la coalición oficialista, Sigamos Haciendo Historia, liderada por MORENA e integrada también por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y al Partido del Trabajo (PT). Estos resultados confirmaron y profundizaron el rápido crecimiento experimentado por la coalición encabezada por MORENA a nivel estatal y municipal. Este patrón de crecimiento a nivel subnacional ha sido, sin embargo, diferente al observado durante las décadas de 1980 y 1990 en otro de los partidos que tuvieron protagonismo en la historia política reciente de México, como el Partido Acción Nacional (PAN). Si en este último caso se trató de un desarrollo “de la periferia al centro” que supuso que el partido conquistara posiciones de poder a nivel subnacional antes de llegar a la presidencia en 2000, el patrón de MORENA ha sido “del centro a la periferia”. Además, si en el caso del PAN este proceso llevó al menos dos décadas, a MORENA le tomó sólo seis años (Figura 1).

Figura 1. Cantidad de gubernaturas controladas por MORENA y aliados por año (2017-2024)

Fuente: Elaboración propia con datos de Olmeda (2024)

Hasta 2018, el año en el que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la presidencia y MORENA logró obtener (en elecciones concurrentes) sus primeras gubernaturas, el partido no controlaba ningún estado. Desde entonces, y en tan solo seis años, llegó a gobernar 21 de las 32 entidades federativas (a las que se sumaban dos más de los partidos aliados) al momento de llevarse adelante las elecciones pasadas y ese número subirá a 23 (más 1 del PVEM) a partir de los últimos resultados. Al mismo tiempo, MORENA y sus aliados tendrán mayoría en 27 de los 32 congresos locales, ejerciendo una significativa influencia incluso en estados que no gobiernan. Para encontrar una distribución de poder similar, con el mismo partido controlando la presidencia y un número tan importante de entidades federativas, es necesario retrotraerse a los últimos años de la década de 1990, en la etapa final de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En pocas palabras, durante los últimos años el sistema de partidos mexicano ha experimentado una transformación sustantiva respecto de lo observado entre mediados de la década de 1990 y las elecciones de 2018 y ha emergido una nueva fuerza (fundada hace poco más de una década) que en un período muy corto de tiempo se ha consolidado como actor predominante. Retomando la tipología de Suárez-Cao y Freidenberg, podemos plantear que la mirada multinivel sobre el sistema de partidos mexicano permite evidenciar la consolidación de un sistema congruente no tradicional.


Elecciones para gubernaturas

En estas elecciones, MORENA puso en juego sus primeras gubernaturas ganadas en 2018. A pesar de que las encuestas mostraban escenarios competidos en varias de ellas, los resultados fueron muy favorables para el partido oficialista y sus aliados: no solo retuvo los cinco estados que ya gobernaba, sino que ganó otros dos (uno de los cuales estaba previamente en manos de un gobernador aliado). La Tabla 1 muestra la cantidad de votos obtenidos por cada partido o alianza en las nueve elecciones estaduales y la diferencia de MORENA y aliados con el partido o coalición más cercanos. Llaman la atención los casos de Chiapas y Tabasco, en los que las candidaturas del oficialismo obtuvieron alrededor del 80% de los votos con una diferencia de 65 y 74 puntos porcentuales, respectivamente, frente a las segundas fuerzas más votadas. También vale considerar que en uno de los dos estados en los que MORENA y aliados perdieron, la diferencia fue menor a cinco puntos porcentuales.

Tabla 1. Resultados en las contiendas por 9 gubernaturas (2024)

Fuente: Elaboración propia con base en información de institutos electorales locales

Otro dato relevante es el referido a la relación entre el voto a las candidaturas para las gubernaturas y para la presidencia. La Tabla 2 presenta el porcentaje de votos obtenidos para cada tipo de cargo en los 9 estados en donde se eligieron gubernaturas. Los datos dejan en evidencia dos patrones claros.


Tabla 2. Votación por candidatas presidenciales vs. candidaturas a gubernaturas de sus coaliciones (2024)

Fuente: Elaboración propia con base en información de institutos electorales locales y del Instituto Nacional Electoral

En el caso de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum, el apoyo electoral que recibió fue superior al que recibieron las candidaturas del oficialismo para las gubernaturas en siete de los estados. Respecto de Xóchilt Gálvez, la imagen es la opuesta: en seis casos sus votos fueron menos que los de las candidaturas de su alianza. Llama la atención que esta diferencia negativa se comprobó incluso en el caso de Guanajuato, el único de los estados en los que la alianza PAN-PRD-PRI resultó victoriosa en la contienda por la gubernatura. Lo anterior indica la existencia de un voto diferenciado, aunque no es posible en principio llegar a una respuesta conclusiva respecto de si la competencia nacional tuvo efectos sobre la estatal o viceversa.

 

Elecciones para congresos estatales

Las elecciones para congresos estatales tuvieron lugar en 31 entidades (es decir, en todos los estados excepto Coahuila) y también mostraron el predominio de MORENA. En todos los estados los congresos son unicamerales y para su conformación, al igual que ocurre en el Congreso federal, se eligen representantes en distritos uninominales con fórmula de mayoría simple y luego se otorgan a las distintas fuerzas políticas curules a partir del principio de representación proporcional. Cada tres años, tal como ocurrió el pasado 2 de junio, dichos congresos se renuevan por completo.

Los datos de la Tabla 3 muestran las victorias obtenidas por cada coalición en los distritos uninominales por entidad federativas, ya que es a partir de los votos obtenidos en éstos que se definen luego la cantidad de legisladores que cada partido obtiene por representación proporcional.


Tabla 3. Votación por candidatas presidenciales vs. candidaturas a gubernaturas de sus coaliciones (2024)

Fuente: Elaboración propia con base en información de institutos electorales locales

Como puede observarse en la Tabla 3, MORENA y aliados no solo lograron ganar mayor cantidad de distritos uninominales en 27 de las 31 entidades en las que se renovó el legislativo, sino que incluso en 10 (los sombreados) obtuvo victorias en todos los distritos en disputa. Solo los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Nuevo León resistieron a la ola.

Estos resultados implican que tras la llegada de las y los diputados recientemente electos a sus curules, MORENA y sus aliados tendrán mayoría en 27 congresos estatales. En otras palabras, la coalición oficialista controlará el legislativo en los 23 estados en los que gobierna o gobernará, en el estado que gobierna un representante del PVEM (aliado de MORENA) y en tres estados (Durango, Querétaro y Jalisco) que gobierna o gobernará la oposición.


Conclusiones

Las elecciones mexicanas del pasado 2 de junio confirmaron a nivel subnacional un predominio sustantivo de MORENA y sus aliados. Lo anterior confirma una redefinición del sistema de partidos mexicano, y también abre algunas preguntas a futuro considerando el inmenso poder que concentrará el partido y la débil presencia institucional que tendrá la oposición. Los gobernadores y gobernadoras de MORENA no solo tendrán legislativos afines en sus estados, y esto les permitirá introducir cambios legislativos sin mucho problema, sino que además controlarán una porción sustantiva de recursos para consolidar las estructuras del partido a nivel territorial. Todo lo anterior servirá seguramente para “inclinar la cancha”  a favor del oficialismo en futuras contiendas y profundizar aún más el predominio de esta fuerza.

Al mismo tiempo, el control de una mayoría de estados por parte de MORENA hará prever una relación de cooperación en el marco de las relaciones intergubernamentales que podría servir para continuar procesos de recentralización ya iniciados previamente. Paradójicamente, sin embargo, en caso de que el gobierno de Claudia Sheinbaum no cumpla con las expectativas o se aleje de algunos de los preceptos que la llevaron a la presidencia, los mandatarios estatales de su propia fuerza podrían convertirse en quienes entre en disputa con la presidenta y promover rupturas dentro del partido.

Juan Olmeda es Profesor-Investigador del Centro de Estudios Internacionales en El Colegio de México.