Estamos tan acostumbrados a obedecer a la cabeza, en perjuicio tanto del cuerpo cuanto de la mente, que es muy fácil agotar sus energías. Rachele te ayuda a reconocer tu propio cuerpo como un increíble recurso, con toda la sabiduría que abarca y a la que se puede acceder.
Este proceso es tan potente que lleva a preguntarse porqué, tradicionalmente, los profesionales de la salud mental no se preocupen de integrar el cuerpo en sus tratamientos. Las sesiones de DMT son una ocasión de trabajar de manera cooperativa, sin juicio y empoderante.
Si te interesa invertir en una relación sostenible entre cuerpo y mente, te aconsejo vivamente este tipo de trabajo.