La Serranía de Ronda y sus paisajes

El ámbito de actuación de los Premios Paisaje Serrano se circunscribe a la Serranía de Ronda, una extensa comarca natural de fisiografía montañosa localizada en el extremo sudoccidental de la Cordillera Bética. La Serranía queda delimitada por las depresiones del Guadalquivir y Antequera al norte, el valle del Guadalhorce al este, la costa mediterránea y el estrecho de Gibraltar al sur y la campiña gaditana al oeste, abarcando territorios de las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla unidos por una naturaleza, identidad e idiosincrasia común.

Mapa de la Serranía de Ronda.

El paisaje de la Serranía de Ronda presenta un marcado y reconocido carácter cuyas claves son tanto naturales (un relieve montañoso agreste, de compleja geología, surcado por valles encajados y ríos generosos; un clima mediterráneo húmedo; y una encrucijada biogeográfica donde destaca el mítico pinsapo, los frondosos bosques de pinos, alcornoques, quejigos y encinas, los buitres, las águilas y las cabras montesas), como humanas (Ronda con su tajo y sus pueblos blancos, los conjuntos arqueológicos, los jardines, los cortijos y alquerías; los castañares, los viñedos, las terrazas, los pastizales y las dehesas; la ganadería brava, caprina y ovina; y las leyendas, los toreros, los arrieros, los bandoleros, los contrabandistas y los viajeros románticos).


La siguiente poesía, lema de los Premios Paisaje Serrano, resume las múltiples influencias geográficas e históricas que han contribuido a la formación de la identidad y el carácter único de la Serranía de Ronda:


La Serranía es atlántica y mediterránea

La Serranía es andaluza y de Granada

La Serranía es gaditana, malagueña y sevillana

La Serranía es de Ronda, la ciudad soñada


Es porque el paisaje de la Serranía de Ronda inspira, que esta iniciativa novedosa surge aquí; un paisaje serrano único y diverso a la vez, con corazón en la Meseta, espíritu en las sierras blancas, coraje en las sierras bermejas o bondad en las sierras pardas. Este paisaje, con su rico patrimonio eco-cultural, constituye la principal seña de identidad de la comarca y así ha sido recogido en numerosos relatos y manifestaciones artísticas que ensalzan el atractivo, el embrujo e incluso el exotismo que rodeaba a Ronda y su Serranía durante el siglo XIX y principios del siglo XX. Los viajeros encontraron en estos escenarios los ideales del Romanticismo que tanto ansiaban, como la exaltación de la belleza y el misterio, la identificación con la naturaleza y una libertad e independencia materializadas en personajes rebeldes y aventureros que se oponían a la norma establecida y que llegaban incluso a la esfera de lo espiritual:


Hay algo en la austera presencia de este paisaje español que hiere el alma con un sentimiento cercano a lo sublime (Washington Irving).


Toda mi vida me perseguirá ya la visión de Ronda. Su Puente, levitando entre el cielo y el averno, sus aguas abismadas, sus montañas barnizadas de ocre y humo, sus hombres tostados como su tierra: ese fantástico recuerdo será eterno gozo de mis noches en vela (Astolphe-Louis-Léonor, Marqués de Custine).


Recuerdos históricos, leyendas populares, raros monumentos, costumbres diferentes, efectos sublimes de una naturaleza grandiosa, caminos difíciles e ignorados, Ronda posee todo cuanto puede atraer la curiosidad del temerario viajero (Antoine de Latour).


He buscado por todas partes la ciudad soñada, y al fin la he encontrado en Ronda (Rainer Maria Rilke).


Paisaje rondeño con bandoleros. Manuel Barrón y Carrillo, 1856. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.


Todo ello contribuyó a conformar la imagen idealizada de una Ronda romántica que le dio fama internacional y que generó una atracción por su halo de misterio y misticismo, con los vestigios de los siglos más turbulentos y belicosos y las estampas costumbristas, que traspasó el umbral decimonónico; desde la jet set marbellí a mediados del siglo XX, hasta los más excéntricos emprendedores contemporáneos, han sucumbido ante Ronda y su Serranía buscando refugio y aventura y, cómo no, el ideal romántico como una forma de recuperar la armonía y la naturalidad frente a los artificios de la vida moderna. Actualmente se celebra la dilatada historia común de una capital orgullosa y pintoresca, Ronda, en torno a la cual orbitan 52 pueblos serranos, con Ronda Romántica, una fidedigna recreación anual en la que el paisaje tiene una importancia vital; esta fiesta se ha convertido en el mayor refuerzo identitario de la comarca y en un reclamo más de su actual pujanza turística.


La inaccesibilidad ha sido otro reclamo poderoso. Una red de caminos “ásperos, pedregosos y fragosos” surcaba antaño la agreste Serranía, destacando el Camino Inglés, que unía Gibraltar con Ronda. Poco ha mejorado la precaria red de carreteras de montaña actual, lo que ha favorecido la perdurabilidad o invariabilidad del paisaje en el tiempo, pero sobre todo ha posibilitado y posibilita el disfrute y contemplación de desconocidos e idílicos parajes, remotos horizontes infinitos y atardeceres evocadores desde miradores recónditos y casi inaccesibles.


Ronda ha permanecido ensimismada en esa imagen sublimada, pero también distorsionada entre el tipismo y la especificidad, extrapolada de su contexto y elevada a categoría de mito como seña de identidad de lo andaluz e incluso de lo español.



La contrapartida al aislamiento secular ha sido el escaso desarrollo socioeconómico de la comarca, que se ha visto abocada a la marginación y al despoblamiento, y ha sumido a sus pueblos en un largo letargo donde apenas irrumpen la reivindicación y la protesta. El desmembramiento administrativo de la Serranía de Ronda está dificultando la protección, gestión y ordenación efectiva de un valioso paisaje compartido y, en última instancia, socavando su identidad paisajística. A ello también contribuyen la traslocación toponímica, mediante la malinterpretación de algunos términos geográficos tradicionales o la incorporación de nuevos topónimos que no responden a la realidad geográfica, así como la irrupción de nuevos escenarios derivados de dinámicas territoriales propias de la limítrofe Costa del Sol Occidental, materializados en controvertidos megaproyectos urbanísticos e infraestructurales (viarios, energéticos e hidráulicos), a lo que se suma la propagación de grandes incendios forestales.


Pero estos procesos y amenazas no restan belleza, armonía y espíritu a un territorio como la Serranía de Ronda, al que el Grupo de Paisaje de la Asociación Española de Geografía invita a conocer y a valorar a través de los Premios Paisaje Serrano. Los viajeros románticos de antaño, al igual que los premiados de ahora, comparten el gusto por el paisaje sublime de la Serranía, encontrando en estos escenarios su auténtico lugar en el mundo.

Tajo de Ronda y Puente Nuevo, símbolos del paisaje serrano.

Atrevidos miradores cuelgan de la cornisa del Tajo e invitan a la contemplación sosegada del paisaje serrano.

El pinsapo, abeto endémico y exclusivo de la Serranía de Ronda, se aferra a las agrestes laderas conformando un bello paisaje de tintes boreales. Sierra del Pinar, Grazalema.

Paisaje de alta montaña de la Sierra de las Nieves donde sobreviven robustos quejigos centenarios. Tolox.

El inexpugnable Castillo del Águila de Gaucín vigila la imponente Sierra Bermeja.

Paisaje característico de los pueblos blancos. Jimena de la Frontera.

Pintoresca alineación de casas-cueva en Setenil de las Bodegas.

La Serranía de Ronda se alza en el Estrecho de Gibraltar ofreciendo panorámicas sublimes de horizontes infinitos que alcanzan el continente africano.

La diversidad geológica es uno de los grandes valores paisajísticos de la Serranía de Ronda. Contacto entre las peridotitas de Sierra Bermeja y los mármoles de Sierra Blanca de Igualeja.