Fase 1:
La puesta en marcha
En esta primera fase de la creación del ciclo de acción, se define como objetivo principal ser capaces de generar el compromiso necesario por parte de todos los miembros de la comunidad educativa para convertir el centro educativo en una Escuela Promotora de Salud.
Para lograr este objetivo, en primer lugar se constituirá el grupo o equipo de trabajo de la Escuela Promotora de Salud, que intentará tener representantes de todos los agentes educativos implicados en el ámbito de la salud del contexto de los diferentes centros educativos (centros basados en la primera de las tareas voluntarias). Es por ello que se definen como personas que pueden constituir el grupo de trabajo:
- Profesorado: Y es que el proyecto debe estar respaldado por todo el claustro docente. Se propone como coordinadores el docente que tenga formación específica en promoción de la salud junto con el coordinador de bienestar emocional.
- Familias: Parte fundamental y que puede estar representado por un miembro de AMPA, por ejemplo.
- Alumnado: En el que debería estar representado, al menos, cada uno de los ciclos de la etapa (Educación Primaria).
- Sanidad: A través del centro de atención primaria de referencia del centro educativo.
- Otras entidades: Tales como asociaciones, agrupaciones o entidades dependientes de la Administración y que puedan tener relevancia en el proyecto diseñado.
Cada uno de los miembros del grupo de trabajo tendrán sus funciones y competencias definidas para lograr los objetivos establecidos en la Escuela Promotora de Salud.
Una vez que el equipo de trabajo está constituido, se comenzará en la definición del Plan y en las acciones necesarias para poder sensibilizar a la comunidad educativa de la necesidad de la promoción de la salud, no sólo en la Escuela, sino en toda la comunidad educativa. Esta fase es fundamental para poder generar el compromiso con todos los agentes implicados y que, la Promoción de la Salud, no sea únicamente la puesta en marcha de acciones puntuales sino un estilo de vida y una forma de trabajar en la escuela en pro de la salud. Para conseguir la sensibilización de toda la comunidad educativa, es necesario que exista un diseño de acciones perfectamente organizadas que alcancen a los diferentes miembros de la comunidad educativa: charlas informativas, difusión a través de sites, web o redes sociales propias del centro educativo, formación específica o grupos de trabajo en torno a los 7 determinantes de la salud (pantallas sanas, actividad física, alimentación, adicciones, salud ambiental, sexualidad y convivencia y bienestar emocional).
Únicamente, podremos adquirir el compromiso de todos los agentes anteriormente citados si están realmente sensibilizados ante la necesidad de trabajar la promoción de la salud en los centros educativos. Esto pasa por un acuerdo ratificado en los diferentes estamentos del centro educativo, tales como su aprobación en el Claustro, en el Consejo Escolar así como acuerdos y colaboraciones con entidades no representadas en el Consejo Escolar. En esta fase, es importante la formación y aportación sobre el proyecto así como trabajar hacia su mejora y evolución continua.
Fase 2:
Análisis del punto de partida
Sólo se puede mejorar lo que se evalúa. Esta es una de las premisas que se debe tener en el diseño y desarrollo del plan diseñado para ser una auténtica Escuela Promotora de Salud. Es por ello que uno de los primeros pasos que deben dar los centros educativos es conocer cuál es el estado actual en materia de salud de la comunidad educativa, cuál es el punto de partida para saber dónde queremos llegar y cómo queremos hacerlo. El objetivo de esta evaluación inicial o diagnóstica será por tanto, conocer qué aspectos en materia de salud hay que mejorar o reforzar y que agentes educativos están implicados.
Para realizar esta evaluación se puede utilizar el método DAFO, en el que identifiquemos las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades del centro educativo en materia de salud. A través de este análisis podremos conocer cómo y cuánto se aborda la salud en las programaciones y proyectos del centro educativo, los agentes implicados, necesidades de salud identificadas, análisis del contexto socioeconómico y cultural de las familias, actitudes de riesgo sobre los determinantes de salud, aspectos relacionados con la convivencia, etc. Únicamente cuando hagamos esta evaluación, se podrá diseñar y establecer prioridades.
Esta evaluación también es importante para determinar los recursos con lo que se va a contar para el desarrollo del plan diseñado. Los recursos pueden ser de muy diferente índole, como formación que se puede recibir por parte de entidades relacionadas con la sanidad, Consejería de Educación, convivencia, económicos, pedagógicos, etc.
Fase 3:
Planificación para la acción
Una vez realizada la evaluación diagnóstica, es imprescindible que exista una planificación coherente, realista y que cubra las necesidades identificadas, evitando así a suma de acciones puntuales no relacionadas o incoherentes así como evitar la improvisación.
Es por ello que todas las acciones deben estar interrelacionadas entre sí y manteniendo una coherencia pedagógica, por lo que la integración de los aspectos de salud que se vayan a abordar deben estar recogidas no sólo en el PEC, sino también en la PGA y en las programaciones de aula.
Igualmente, además de las acciones que se vayan a llevar a cabo, también se debe planificar las acciones formativas, las posibles mejoras que se vayan a llevar a cabo en el entorno físico e, incluso, el plan de comunicación que se pretende llevar para seguir sensibilizando y comprometiendo a toda la comunidad educativa.
Es importante destacar que está tarea no es una tarea única del grupo de trabajo o del centro educativo, sino de todos los agentes de la comunidad educativa que vayan a participar. Incorporar en todas las fases del proyecto a los diferentes agentes garantiza el compromiso y participación activa.
Fase 4:
Implementación
En esta fase, debemos poner en marcha todo lo planificado en la fase anterior. Como ya adelantaba, el objetivo ahora es poner en marcha todas las acciones de manera coherente, evitar la improvisación (que no adaptación y flexibilidad) y trabajar para los objetivos establecidos tras la evaluación diagnóstico.
En esta fase el trabajo cooperativo y coordinación entre todos los agentes implicados es fundamental, garantizando la equidad e inclusión en todas las acciones llevadas a cabo. Aunque todas las fases están estrechamente vinculadas, esta fase creo que es la “piedra angular” sobre las que se apoyan todas las demás.
Fase 5:
Evaluación
Esta última fase, debe ser otra seña de identidad del proyecto o plan diseñado, ya que con evaluaciones periódicas y sistemáticas, se mejorará de manera continua en la promoción de la salud en el centro educativo. Esta evaluación 360º debe tener un carácter sistemático, cíclico, que aporte evidencias y en el que, de nuevo, la participación de todos los agentes implicados es fundamental. Esta evaluación debería realizarse de manera individual con todas las acciones que se hayan ejecutado (grado de consecución de los objetivos, satisfacción, etc.), el desarrollo curricular según lo establecido, evaluación de las sinergias establecidas, los resultados obtenidos con el alumnado, etc.