DEL REUS CONTEMPORANEO
Pedro Enrique de Ferrán
Nos llegó la solicitada venia en unos renglones afectuosos, muy afectuosos. Y horas después ya nos encontrábamos en casa del notable compositor.
- ¡Oh! - excusa Don Pedro Enrique – mi actuación como músico es tan sencilla que no merece un comentario. Solo por deferencia a Vd. he accedido a su demanda.
Don Pedro Enrique de Ferrán es relativamente joven todavía. En el conjunto armónico de su persona y temperamento hay algo que nos atrae y admira y que no sabemos adivinar: quizá sea su fuerza de la gran experiencia de vida recogida allí en el seno de la cultísima Bélgica durante unos años de estudio y trabajo.
Yo - comienza - hasta la edad de 30 años no empecé el estudio del solfeo. Extraño, verdad?
Asentimos. Luego prosigue.
- Nací en Barcelona: descendiendo de una antigua familia de la nobleza catalana. Cuentan que de chiquitín me impresionaba singularmente la música convirtiéndose más tarde en una afición que mi familia no quiso satisfacer tachándolo de impropio para nuestro rango. ¡Como si el arte no fuese bien honroso! ¡Ah, qué disgustos los míos! Y no vencí hasta dicha edad. Estudié con pasión sin igual. Cinco años después ya estrenaba. Fué en 1902, en el "Novedades" de Barcelona; la orquesta "La Filarmónica" que dirigía el gran músico belga Krikboom, dió a conocer mi "Andante Elegíaco" que fué recibido con aplauso.
- ¡Brillantes primicias!"
- El siguiente año en el "Tívoli" se representó la comedia lírica "Las Bodas de Camacho", inspirada, claro, en el Quijote, con letra del eximio Jacinto Grau. Y en el "Principal" estrenóse la visión musical "La Cegueta" con hermosa letra del escritor y pintor Modesto Urgell. Tuve en estas obras y en otras varias que se contaron, la suerte del beneplácito de laprensa y del público.
Y nos rechaza una frase de elogio con sus tímidos monosílabos. En seguida agrega:
- Pero aquí en España no encontraba el ambiente artístico que necesitaba, y por ello fué que con mi esposa y mis hijos me trasladé a Bélgica. Allí el arte alcanza otros vuelos, se ennoblece y estima más que en España... Pero nos sorprendió la guerra cuando tenía compuesto un acto de "Les amants de Palerme", libro escrito por el gran poeta belga Maurice Boné de Villiers.
Y tras una breve pausa continúa.
- Hube de regresar a España. En Barcelona dí mi composición "Primavera", en el Palau de la Música Catalana. Seguí trabajando. La orquesta Benedito en el Gran Teatro, de Madrid, interpretó "Crepúsculo", llevando letra del célebre poeta belga Jean Delville, de la Academia, traducida por De Mesa. Igualmente me favoreció el éxito. Ello fué en 1917. Y, además de algunas otras obritas, ésta es hasta ahora mi producción.
- Y en preparación - insinuamos - sin duda tendría Vd. Algo.
- En efecto, unas operetas escritas por el popular García Alvarez y otra con el notable Hernández Catá. También trabajo en un poema sinfónico inspirado en "El Silfo", poesia de Víctor Hugo. Y tan pronto como pueda volver a Bruselas, que creo será muy en breve, con mi gran amigo Villiers, acabaremos nuestra ópera.
- Bien, muy bien. Y, ¿compone Vd. con facilidad?
- Me cuesta ponerme a ello, más una vez ya empezado o reanudado el trabajo me es muy fácil.
- Después de la música qué arte prefiere Vd.?
- La pintura, que me encanta.
- ¿Ha actuado Vd. en otros conceptos?
- Hace unos dos años dí una conferencia en este "Centro de Lectura" desarrollando "La ley del éxito o los institutos de cultura humana en Bélgica" que agradó mucho.
- ¿Y cuáles son sus propósitos para lo futuro?
- ¡Oh, mis propósitos, mis propósitos!
Y nos contó sus aspiraciones, y al hacerlo su voz se tornaba más y más opaca, descubriendo así el bello ideal que se concentra en su alma de artista.
El Amigo Ezequiel